(Hoy, Viernes Santo de 2022, a mi querida cuñada, buena cristiana, que me llevó reconfortantes naranjas a la DGS en el año 1973.)
Sí, has hecho muy bien en pensar que debes llevar algo que pueda ser admitido por la guardia y qué reconfortará al cautivo. Es seguro que tendrá el cuerpo dolorido y, sobre todo, el alma amedrentada; tendrá el estómago revuelto y la boca muy reseca y, lo que es mucho más dramático, tendrá la mente confusa: aunque quiera mostrarse valiente, aunque crea en el destino que cada hombre lleva escrito en su ADN, aunque haya asumido que cada individuo debe soportar la carga de aportar lo necesario para la subsistencia y mejora de la especie, no podrá evitar la sensación de frustración frente a esa misma especie, de pensar en aquellos que lo abandonaron (hasta llegará a dudar de su padre). Incluso dudará de sí mismo, de si eligió bien el lugar y el tiempo donde realizar sus ideales…
Sí, harás una buena acción, sencilla pero auténtica, de llevar un poco de consuelo al que sufre. Con el cuerpo asustado y la mente magullada (o viceversa), en la soledad de su celda, el cautivo sentirá que, aunque pueda creerse divino, es realmente un ser humano, extremadamente frágil y sensible, necesitado, como todo ser vivo, de caridad.