La primera vez que vi de cerca y hablé con don Felipe de Borbón, fue en uno de los corrillos que se forman con motivo de la fiesta que se celebra en el Palacio Real el Día del Libro y del Derecho de Autor después de la entrega del Premio Cervantes, cuando era todavía un joven príncipe.
Me pareció un poco envarado e inseguro aunque, por supuesto, tenía bien aprendida la lección de tratar con mucha cordialidad a las personas con las que se encontraba. Recuerdo que se despidió de los que estábamos en el corrillo diciendo algo así: «Bueno, tengo que dejarles porque veo que ya se marchan los reyes», refiriéndose, claro está, a sus padres y eso me llamó la atención.
Después lo vi en algún otro acto pero nunca tan de cerca y conversando directamente como en la entrega del Premio Antonio de Sancha, cuando se lo entregamos a Jesús de Polanco (tuvo que recogerlo su hija Isabel porque Jesús había muerto poco después de otorgársele el premio y poco antes del acto solemne de entrega en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando) en 2007.
Como presidente del Jurado que otorgaba el Premio, y siguiendo el protocolo, compartí mesa y discursos con los Príncipes y luego, una vez concluido el acto solemne, por casualidad bajamos solos don Felipe y yo en el ascensor que nos llevaba al lugar donde se ofrecía el cóctel… ¿Qué decir? Nos pusimos a hablar de sus hijas y mis nietas, contemporáneas y orgullo, respectivamente, de padre y abuelo. Como resultado de aquella conversación le hice llegar al día siguiente los cuatro primeros volúmenes de la colección Alba y Mayo Color (antologías de grandes poetas «para niños y niñas… y otros seres curiosos») que él recibió y agradeció muy amablemente por carta.
Hoy se han cumplido 5 años de la coronación como Rey de don Felipe y la Casa Real no ha hecho ningún comentario y se ha limitado a informar rutinariamente de la agenda de la Jefatura del Estado, que hoy era principalmente la entrega en el Palacio Real de las condecoraciones de la Orden del Mérito Civil, en un acto entrañable que ha reunido a una treintena de personas y con la anécdota de la Princesa y la Infanta acompañando a su asiento a una de las premiadas, una anciana de 107 años (doña Clotilde Venial Gómez) que todavía hace voluntariado.
La prensa y la Red sí han prestado atención al aniversario y en general han destacado la mayoritaria aceptación de la Monarquía y recordado su papel decisivo para parar el golpe de Estado en Cataluña en el otoño de 2017 con su discurso del 3 de octubre. En la Red ha habido muchas felicitaciones (entre ellas la mía: «Este Rey da a la ciudadanía española dignidad, respeto y solvencia. Y viceversa. ¡Feliz aniversario!») pero la que me ha parecido más rotunda ha sido la de Rosa Díez: «Un rey que entienda su cargo como una dignidad llena de obligaciones y no de privilegios; un rey que se comporte con transparencia, honradez, neutralidad ideológica y espíritu de servicio es el rey que España necesita. Es Felipe VI, nuestro Jefe del Estado desde hace cinco años.», que ha sido apoyada por casi 7.000 personas.
El otro día un ateneísta me decía enfáticamente que rechazar la Monarquía y propugnar la República era una cuestión de dignidad para la ciudadanía. ¿Quiere decirse que los daneses, los suecos o los noruegos no son dignos?, pregunté. Y su respuesta, como era de esperar, no fue capaz de superar los lugares comunes. Estamos en la eterna cuestión que venimos arrastrando desde hace décadas y que recurrentemente se plantea en la legitimidad de nuestra monarquía parlamentaria.
He discutido muchas veces con camaradas y amigos, y otras personas, esta cuestión y en no pocas ocasiones me he quedado con la sensación de que es un planteamiento muy artificial y de muy difícil solución cuando el oponente es dogmático… o poco documentado. Una reciente encuesta del CIS atribuye a Felipe VI 75% de popularidad y sólo el 1% ve la institución como un problema. Yo creo que no se puede discutir la legitimidad de la Monarquía parlamentaria a partir del cambio de régimen, de la Constitución que se consiguió en 1978, aprobada por una aplastante mayoría de los ciudadanos y refrendada en todas las elecciones de nivel nacional (ningún partido ganador ha planteado en su programa la sustitución de la Monarquía por la República). Por cierto, refrendada de la misma forma que se refrenda el régimen político y la Constitución en los países nórdicos citados o en EE UU, Francia, Alemania… Por tanto, menos elucubraciones «republicanas» y más defensa del Estado y de la Nación, es decir de nuestra democracia, nuestra convivencia, nuestro futuro.
Por supuesto no habría que descartar que la evolución social, política y las circunstancias de las personas que ocupan las instituciones en un futuro nos hicieran replantearnos otra constitución y otro régimen. En este mundo no hay nada perpetuo salvo el movimiento de los astros y las leyes de la naturaleza… y hasta eso puede acabarse un día.
Pero centrándonos en el aquí y el ahora, en la persona del Jefe del Estado, no creo que a nadie le quepa la menor duda de que su formación es magnífica y su actividad desde que fue coronado por abdicación de su padre (abdicación justa y oportuna) ha sido impecable, Y, sobre todo, ha sido decisiva frente al golpe de Estado que se intentó en Cataluña en el año 2017. En efecto, el discurso de Felipe VI el 3 de octubre de ese año invirtió la situación, desenmascaró a los autores del golpe y estimuló a que un millón de personas, entre ellos yo, acudiéramos a Barcelona a una de las manifestaciones más decisivas que se han producido en los últimos años en nuestro país.
Y hoy, casi dos años después y con el problema sin resolver, el Rey es una de las tres fuerzas del Estado en que puede confiar la ciudadanía.
Así pues felicitémonos de tener una Jefatura de Estado tan bien desempeñada y felicitemos a don Felipe en este quinto aniversario de su, hasta ahora, excelente reinado.
Por supuesto que felicito a nuestro rey Felipe VL ….y a ti también por tu escrito.
Un abrazo.
Gracias, Ana.
Abrazos y libros.
El rechazo a la monarquía no depende de que sus titulares sean gente bien educada y que trate bien a sus súbditos. Los republicanos somos ciudadanos no súbditos. Nos gustaría que fuera verdad el art. 1.2 CE78: “La soberanía reside en el pueblo español de donde emanan los poderes del Estado”, pero quien hombró rey a su papá fue Franco, no nosotros. A nosotros sólo se nos dejó elegir entre las leyes del Movimiento o la CE78. Votáramos lo que votáramos Juan Carlos seguía siendo rey. Por tanto, nunca lo elegimos y por eso el art. 1.2 CE78 no se respeta. Tampoco el art. 14: se nos discrimina al 99,9999 % de los ciudadanos por razòn de nacimiento. No entiendo que nadie defienda una CE78 que le discrimina incumpliendo lo que ¿garantiza?
Yo creo que cada ciudadano es libre de opinar sobre la conveniencia o no de tener la Jefatura del Estado en forma de Monarquía parlamentaria pero no de negar la legitimidad y mucho menos la legalidad de la nuestra. Si es cierto que no ha habido en España una consulta concreta mediante referéndum, no es menos cierto que tampoco la hubo para mantener o no los privilegios forales en Navarra y País Vasco (que Franco mantuvo) ni sobre la incorporación de España a la Unión Europea (que también había pedido Franco en 1962, aunque Europa lo dejó en suspenso), porque esas cuestiones y otras muchas están recogidas en la Constitución que aprobamos en 1978. Yo creo (y cada día más, a la vista de la clase política que tenemos) que no hay que enredar con esta cuestión (que, se quiera o no, favorece a las fuerzas centrífugas de nuestro país), pero, en todo caso, quienes estén convencidos de que con una (tercera) República se pueden resolver los problemas profundos de España, lo que deben hacer es promover un partido esencialmente republicano que pueda ganar democráticamente el Poder y plantear un cambio constitucional.
Subscribo y apoyo lo escrito.
Viva el Rey!
Y, una vez más, reconocer el mérito y lo oportuno de ese discurso que animó a moverse a la ciudadanía ante la dejadez de nuestros políticos.
Un fuerte abrazo