Cuando Pablo Iglesias se puso de moda y aparecía a todas horas en todas las televisiones lo vi una vez afirmar arrogantemente: Pedro Sánchez tendrá que optar por hacer presidente del gobierno a Rajoy o a mí (cito de memoria pero creo que con la precisión necesaria).
Si el dirigente del PSOE fuera un socialdemócrata honesto y documentado no hubiera dudado en afirmar rotundamente: Es muy improbable que se llegue a esa situación pero si llegara no dudaría ni un segundo, elegiría a Rajoy como mal menor. Y esa respuesta, estoy convencido, le hubiera acarreado problemas en sus propias filas pero le hubiera hecho recuperar muchos de los votos de lo que se viene llamando (con lenguaje poco preciso, como ha devenido todo el lenguaje político) el centro izquierda, que es el que ha hecho que el PSOE sea el partido que más años ha mantenido el Poder y que ahora está profundamente decepcionado. Pero, siempre según mi modesta opinión, Pedro Sánchez no es un socialdemócrata honesto y documentado sino un caso evidente de alguien que asciende no por méritos propios sino por una serie de carambolas y que llegado a un cargo de muy alta responsabilidad fracasa por falta de capacidad. La ambición y la habilidad para trepar, si no va acompañada de una buena preparación, de unos principios sólidos y unos objetivos claros, suele producir grandes fiascos, con notable perjuicio para la gente que está afectada por el ambicioso («arribista incompetente» lo llamé yo en anterior ocasión). Por eso cobra fuerza ahora la idea que planteó hace tiempo Juan Carlos Monedero (que no la he oído directamente pero sí a periodistas que han informado de ello): Llegará un momento en que el Partido Socialista tendrá que optar entre el PP y Podemos y haga lo que haga será nefasto para el PSOE. A situación parecida hemos llegado y todo parece indicar que está siendo nefasta para el principal partido de la izquierda española. No hay más que ver las fotos que se están haciendo estos días sobre los tumultos que hay en la sede del PSOE en Madrid.
Así es el (apasionante) juego de los dilemas.
Gran artículo José María, como todos los tuyos, tan solo añadiría a los condicionantes de preparación, objetivos etc. Etc. que citas y con los que estoy de acuerdo, la falta de astucia para apoyarte en un equipo que sepa más que el líder y complemente el esfuerzo personal. No ha sido este el caso. Sánchez se ha rodeado de personas afines que le han bailado el agua y lejos de complementarle le han afianzado en su caída, dándole la razón con el objeto de mantener su preponderancia en un partido que han quebrado con su actitud. Véase, a modo de ejemplo, el impulso de Luena hasta la escisión total. Personalísimos en definitiva, personales y colectivos .
¡Gracias, José Manuel! Y tienes toda la razón: una de las claves del éxito o el fracaso del líder es saber rodearse de gente valiosa antes que de «pelotas»… A ver cómo evoluciona esta terrible crisis de un partido tan importante como es el PSOE, pero parece, por las noticias posteriores al resultado de ayer noche, que la cosa no ha hecho más que empezar.