Lunes 7 a domingo 13 de marzo 2016

Lunes

Entretenido con las explicaciones de cómo iba a desarrollar este diario no dije casi nada de cómo he pasado estos días de cumpleaños… Bien es verdad que la fiesta, que espero sea muy especial, se hará el día 13 y conjuntamente con mis hermanos y con los hijos y nietos de los tres (nos reuniremos en una comida 34 personas y quedará escrita aquí la necesaria crónica). Pero conviene registrar aquí, de forma sucinta, cómo he pasado estos días. Dicho queda que recibí muchas felicitaciones, que agradezco sinceramente. Ya conté un par de anécdotas de la comida del viernes (donde recibí tres preciosos cojines) con Ana; quiero agradecer también a Elisa la feliz cena del sábado y a mi hija la estupenda comida italiana del domingo. María me regaló una preciosa edición, con emotiva dedicatoria, de El mago de Oz, y Elisa un libro elegido con especial cuidado: Recuerdos, sueños, pensamientos, de C. G. Jung. Espero que el día 13 haya más regalitos…
Y hoy tengo que registrar aquí una interesante conversación con mi amigo FMS sobre nuestros respectivos agobios, sobre literatura infantil y juvenil y sobre la (muy popular hace años) colección Papel Vivo. Le he pedido que haga una crónica de esta colección, él que es el más cualificado para ello, y ha quedado en estudiar
lo.
Por otra parte, el viernes se produjo el desenlace final del debate de investidura en el Congreso de los Diputados,
hecho muy importante, que me tiene muy desazonado y sobre lo que tengo muchas notas, que espero desarrollar, en una entrada futura en este blog.

Martes 
Pensaba haber terminado la jornada (que no ha sido nada cómoda) disfrutando de la obra de teatro La puerta de al lado, de Fabrice Roger-Lacan , en el Marquina, interpretada por Silvia Marsó y Pablo Chiapella. Había quedado con Raquel Güemes en la puerta del teatro porque, también queríamos felicitar a Silvia por su cumpleaños… pero nos hemos encontrado las ambulancias del Samur y al final, la obra ha sido suspendida. Según nos han informado, una acomodadora ha sufrido un accidente de cierta gravedad y muy aparatoso y el protagonista, que lo ha presenciado, no se ha sentido con fuerzas para salir a escena. Así que hemos felicitado a Silvia , hemos recordado cómo  ella había representado Yerma tras un accidente ocular de cierta gravedad y hemos quedado con volver al teatro la próxima semana. Después, sorteando la manifestación feminista en la fachada del Ayuntamiento, un café con charla sobre cuestiones de (las complejas) relaciones amorosas. Hacía meses que no veía en persona a Raquel y la he encontrado espléndida: animada y optimista. Da gusto ver a los jóvenes plenos de belleza y energía…

 

Miércoles 
He anotado en mi cuaderno de temas pendientes los cinco principios que me parecen fundamentales para toda persona que ejerce el poder en cualquier ámbito: social, comunitario, empresarial, político, religioso… El principio de legitimidad (no puede obtenerse el cargo, el liderazgo, por medios ilegítimos), el principio de autoridad (no puede ejercerse el cargo si no se está dispuesto a hacerlo con todo el respeto pero con todas las consecuencias) , el principio de honestidad (ejercer el cargo con decoro, honradez y discreción), el principio de sinceridad (ser claro, y sobre todo, sincero en sus expresiones), el principio de dignidad (cuidar en todo momento y circunstancia la actitud y la apariencia) y el principio de austeridad (puesto que tiene que administrar bienes ajenos y públicos, evitar cualquier despilfarro). Intentaré redactar una entrada desarrollando todo esto.
Buena película esta noche en TV2. La historia de Hildegart, una tragedia real, bien novelada por Eduardo Guzmán (que trató personalmente a la desgraciada muchacha y a la loca madre Aurora Rodríguez) y bien filmada, muchos años después, por Fernando Fernán Gómez, está llena de simbolismos de las utopías revolucionarias… Por cierto que Leonor Machado me contó que su padre había tenido a Aurora en la prisión que dirigía.

Jueves 
Jornada intensa. A las 7:00 las primeras noticias, estos días especialmente inquietantes: peleas internas, con odios sarracenos, en todos los partidos políticos; «postureo» (como se dice ahora) astragante; poco análisis y mucho chismorreo sobre las declaraciones chulescas contra el Ejército en Barcelona (Ada Colau) o bobaliconas sobre el posible gobierno «de cambio y progreso» (Manuela Carmena). Al llegar a la oficina, una buena noticia: se ha resuelto un grave problema que teníamos con Hacienda por un tonto error administrativo… y una mala: que como no vayamos muy deprisa pero con mucho acierto, no llegamos con los libros previstos a los actos ya programados… Visita a Lavel con María Agra, donde le han explicado amablemente cómo funcionan ahora las imprentas de tipo medio y yo he aprovechado para hacer alarde de cuando trabajaba en la imprenta de la SGAE… Me enredo con el texto para el cartel de los 40 años: me gusta muchísimo el que hice para el XXX Aniversario… y me gusta poquísimo lo que se me ocurre ahora.
Y por la tarde, dentista: conservo todos las piezas salvo una muela pero el bruxismo me las ha debilitado y las encías se retraen y hay peligro de periodontitis; ¡segunda sesión de curetaje!; y hoy la anestesia ha sido más molesta; menos mal que mi dentista (Rihanna, «dulce aroma de flor del paraíso», creo que es su nombre) es tan cuidadosa como bella. Y para terminar el día (el día que no la noche) llego a escuchar la retransmisión del concierto de la Orquesta de RTVE en homenaje a las víctimas del terrorismo, con asistencia de los Reyes y un breve pero certero discurso de Mari Mar Blanco; excelente programa y buena interpretación: el Réquiem de Fauré («un arrullo [o una nana] de la muerte», en palabras del autor) y la Sinfonía núm. 5 de Beethoven, con ese impresionante y popularísimo comienzo, que el propio autor dijo significaba «¡Así el destino toca a la puerta!»

Viernes 

¡12 años ya del terrible atentado en Madrid! ¿Tiene una significado especial, en la actuales circunstancias de incertidumbre política, que se hayan celebrado actos de recuerdo y homenaje de forma conjunta por todas las fuerzas políticas?…

Tuve que ir a la Agencia Tributaria de Aranjuez: mañana fría pero soleada; el conjunto del Palacio, los hermosos jardines, las amplias plazas, los andurriales a 50 pasos, el Tajo al alcance de la mano… un momento mágico para reflexionar. Una de las niñas de un grupo de escolares (9-10 años) que está esperando para entrar a Palacio me llama gritando para preguntarme mi nombre y darme el suyo (Clara, como mi nieta pequeña); a su lado la maestra sonríe por el desparpajo de la niña y se enreda en una discusión conmigo sobre el Patrimonio Nacional.

Acabo de poner un tuit dirigido a Radio Nacional de España, que no pocas veces, en los informativos, asume el lenguaje sectario de la «izquierda boba» y los separatistas: «¿Como es posible que algunos locutores empleen al adjetivo ESTATAL en vez de NACIONAL para referirse al ámbito de toda España?»

Sábado 

Me desperté tras un sueño confuso. Había una mujer de mediana edad y belleza imprecisa y a su lado una niña, quizá su hija. Me preguntaba si yo me atrevería a ir con ella a un lugar que se llamaba La Cañada o algo parecido pero que yo identificaba como La Escanda y que ella quería ir allí porque su marido se había negado a acompañarla; por supuesto (respondía tras reflexionar un segundo porque sabía que era el sitio al que su marido o novio o pretendiente se negaba a visitar) en tu coche o en el mío… y pensaba que, aunque ella tenía un coche de gama alta y yo un utilitario, sería mejor viajar en el mío porque así podría conducir yo.

Los sábados suelo levantarme más tarde y, desde la cama, reorganizar las grabaciones en dvd o ver alguna película. Esta mañana vi Charly, una buena película con guión a partir de la novela Flores para Algernon*, pero igualmente llena de alegorías sobre nuestras sociedad, sobre la disociación entre ciencia y humanismo, entre conocimientos y emociones, sobre el eterno ciclo de la vida (nacimiento, crecimiento, madurez, decrepitud…), sobre el amor (emocionante la escena en que ella, por amor, necesita compartir la vida con él y él, por amor, necesita apartarla de su vida) y sobre el apasionante mundo de la comprensión de la psique (¿el alma?) humana (más religiosa la novela, por lo que recuerdo, y más científica la película).

Ojeo de redes. Comentario de Jesús Calleja (con tosca sintasis y lugares comunes sobre la felicidad… pero con más de 8,500 «Compartir», más de 1.000 comentarios ¡y más de 26.000 «Me gusta»! Javier Gomá acaba de publicar Filosofía mundana en Galaxia Gutemberg. Vargas Llosa Vergas Llosa, en 2012, La civilización del espectáculo (Alfaguara) y el situacionista y teórico político Guy Debord La sociedad del espectáculo en 1967. Conclusión: leer más que ver-y-escuchar, leer en papel más que en pantalla. Por ejemplo, voy a comprar los Ensayos de Montaigne.

Por la tarde, con Elisa, Isabel y Marisol, uno de los conciertos del excelente XXVI Festival de Arte Sacro de la Comunidad de Madrid. En esta ocasión en el Auditorio del Museo Centro de Arte Reina Sofía. Pensábamos que íbamos al concierto del Trío Kandinsky (completado con el clarinetista Víctor de la Rosa) con el impresionante Cuarteto para el fin de los tiempos) pero eso fue ayer; hoy actuaba el Rubik Ensemble con piezas de Fukushima, S. I. Glick, Ravel, Taverner, Arvo Part, Scelsi y Takemitsu.

Y para cerrar una buena jornada, una cena joven en Los Montaditos.

*Lorenzo Díaz, que colaboró en la Editorial hace unos 20 años en lo que era su mayor afición y conocimiento, el cómic, me regaló ese libro que tenía en su biblioteca y me recomendó vívamente su lectura. La obra, la primera y mejor novela de Kaniel Keyes, me impresionó y también la película que vi poco después; releí el libro hace unos años y sentí la muerte del autor en 2014.

Domingo

     ¡Gran fiesta familiar! Con el pretexto de que hay varios cumpleaños en marzo y que mi hermano ha llegado a los 85 y yo a los 75 y, también, porque es bueno que todos los primos se reúnan de vez en cuando, nos juntamos a comer, en el Asador El Conquistador de Alcorcón, 34 Gutiérrez (de primero o segundo apellido) y consortes, de cuatro generaciones… Es hermoso, en medio del bullicio, ver el parecido entre familiares más cercanos o más lejanos, la timidez o el desparpajo de los más pequeños, las miradas entre los cónyuges o los novios, el entremezclarse de las conversaciones… Después de comer, foto de grupo y paseo por el parque Polvoranca, los pequeños echando pan a los patos y las carpas del estanque y todos comiendo las tradicionales y maravillosas rosquillas de Asun, mi cuñada.Tribu1

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Viernes 4 de marzo de 2016


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ací el martes 4 de marzo de 1941 (creo que a las 16:00 horas) así que hoy cumplo 75 años de vida. Buena fecha para iniciar un diario (quizá sería mejor llamarlo nochario porque pretendo escribirlo siempre de noche, antes de irme a dormir), y (quizá por deformación profesional) pienso que podría darle el nombre de «3.652 noches… o más (Crónicas, pensamientos y remembranzas)». Sobre este nombre y sobre las intenciones al escribir un diario y la forma en que ofreceré su lectura escribiré mañana. Escribí un diario de juventud (creo que a principio de los años 60 del siglo pasado y, por lo que recuerdo, muy de juventud), que conserva mi hija; quizá sea interesante cotejar ambos escritos cuando éste llegue a su final. De alguna forma, un blog, un cuaderno de bitácora, es un diario pero, al menos en mi caso, creo que mi blog puede contener un diario personal (y este sería el caso de esta entrada, esta serie de entradas) pero tiene un contenido mucho más amplio y diverso. Sabemos que el genero literario del diario (porque no deja de ser un género o subgénero literario) cuenta con renombrados autores y textos muy valorados, así que me esforzaré en aprender de los maestros y de sus obras. Y por otra parte parece evidente que es un género de difícil definición y donde puede verse con especial crudeza la compleja relación entre lo íntimo y privado y lo público, entre lo real y lo imaginado, entre todas las formas de la verdad y todas las formas de la mentira. Veamos, pues, cómo avanzamos en esta tarea: esperemos que haya cosas que decir y que lo que se diga interese a las personas que me visitan aquí. Quizá es un buen momento para recordar el poemita que hice hace 5 años:

NATAL

 

Sábado 5

¿Por qué 3.652? Hace aproximadamente diez años, cuando mis problemas de próstata aumentaron, tuve la suerte de tener una consulta personal con un urólogo que me inspiró gran confianza: el doctor Javier Cambronero, del hospital 12 de Octubre: el me explicó que si se confirmaba el posible cáncer, había que pensar, con una actitud optimista pero realista, en una expectativa de vida de unos diez años; hice la cuenta: 10 años por 365 días (más 2 de los años bisiestos) = 3.652 días y puesto que hay que ser positivo, 3.652 días… o más. Una buena ocasión y un buen pretexto para pensar en un diario. Pero el puñetero cáncer, aunque se mantuvo siempre al acecho, no se confirmó y dejé pasar la ocasión. Pero cuando se cumplen 75 años y con un estado de salud no demasiado bueno, lo de los diez años de expectativa de vida parece también una previsión optimista y «una buena ocasión y un buen pretexto para pensar en un diario». ¡Adelante, pues! Venzamos la pereza (y la torpeza) y pongamos manos a la obra. Lo peor que puede pasar es que, a la vista del resultado, se abandone la tarea pero seguro que casi nadie lo advertiría, y menos lo lamentarían y mucho más seguro que la Literatura no habría perdido lo mas mínimo. Y lo mejor que puede ocurrir es que algo de lo que vaya dejando aquí tenga algún interés para mis allegados y para mí mismo, que pueda releer lo escrito pasado un tiempo y me sirva de recordatorio o de autocrítica.

Domingo 6

Desde que el hombre escribe (incluso con los signos más primarios como los de las cuevas primitivas) lo hace para que alguien lo lea, en el momento o pasado un tiempo (a veces, prodigiosamente, pasado un tiempo de siglos o milenios). También los diarios. Pero, en el diario convencional, lo escrito se reservaba en la intimidad durante mucho tiempo y se podía corregir, en detalles o profundamente, antes de darlo a la publicidad. Pero Internet, una de las más grandes revoluciones que se han dado en la historia, ha modificado todas las relaciones humanas y también todas las comunicaciones. Así, pues, llevar un diario en el inmenso mundo de Internet exige tener en cuenta algunas reglas especiales. No se cita de igual forma un hecho o a una persona sabiendo que lo escrito se leerá pasado un tiempo y que podrá revisarse antes de publicarlo que cuando se hace en una web o en un blog que, por su propia naturaleza, tienen la escritura y la lectura de forma simultánea. Tendré que aprender una discreción especial. A cambio de ello, la escritura de un diario en un cuaderno abierto a todo el mundo tiene la ventaja de exigir una disciplina que compensa el cansancio y la pereza que aquejan a la mayoría de la gente que, sin tener una especial capacidad, como es mi caso, quieren traducir sus pensamientos y emociones en textos que pueden interesar a los demás. Cuando decidí ponerle el nombre de «3.652 noches… o más» me vino a la memoria esa obra cumbre de la literatura universal, Las mil y una noches, que mediante el recurso literario de encadenar maravillosas historias, nos regala una inteligente y bellísima alegoría sobre el devenir humano. Sherezade necesita encontrar cada noche las palabras adecuadas para ganar la batalla a la muerte: quizá nuestra especie o más exactamente nuestra civilización (que comenzó su andadura con la afirmación «En el principio era el Verbo») también necesita encontrar, al final de cada jornada, las palabras justas para comprender lo que ha pasado y prepararse , para enfrentar la nueva jornada. También los individuos, también cada uno de nosotros, también yo. Avancemos, pues, en esta nueva aventura de un diario «transparente», compartido «en tiempo real» con mis lectores amigos. En principio creo que facilitará la lectura el hacer una entrada única cada semana natural, comenzando el lunes, y aumentada cada nueva noche, y que esa lectura podrá enriquecerse con algunos documentos fotográficos o audiovisuales.

Para cerrar la semana, quiero contar un  par de anécdotas: 1. la foto que encabeza esta entrada está tomada por Ana María Rodríguez en el restaurante Alameda de Parla (del ya hablé hace unos meses en mi muro de Facebook) de forma que se puede ver en ella cómo estoy ahora; será bueno poner cada pocas semanas una nueva foto para vez cómo voy evolucionando (aunque eso se verá mejor a través de las entradas); por cierto, la muchacha del restaurante, cuando supo que estábamos celebrando mi cumple, calculó que cumplía ¡82! y cuando le dije que me dejara quitarme años aceptó, muy amablemente, que pudiera confesar sólo 80. 2. He recibido más felicitaciones a través de las redes sociales y del correo electrónico que por teléfono o personalmente; parece claro que aunque a veces da mucha pereza participar en este mundo virtual hay que estar en él si se quiere tener unas buenas relaciones sociales.

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40 años como 40 soles

40LOComo dijimos en nuestra tarjeta de felicitación de estas Fiestas, 2016 es un año especial porque cumplimos 40 años como 40 soles.  Insistíamos también en esa tarjeta que estas cuatro décadas, no exentas de «tormentas y dificultades […] nos llenan de orgullo y, sobre todo, de gratitud.» Son palabras sinceras, no comerciales, porque llegar hasta aquí no ha sido fácil pero no cabe duda de que las satisfacciones son infinitamente mayores que los sinsabores.
1975 fue un año de grandes incertidumbres: había muerto el general Franco, pero no se sabía si su régimen podría perdurar o si el nuevo Jefe del Estado, el Rey Juan Carlos I, se mantendría fiel a los Principios Fundamentales del Movimiento, que había jurado, o capitanearía una transición hacia un nuevo régimen de libertades. Tampoco el mundo exterior ofrecía demasiadas certidumbres[i]. En ese mundo y en ese país inciertos, nos habíamos propuesto, una vez superada la aventura romántica de la militancia «revolucionaria», «hacer algo» (Dubsek dixit) en el terreno que nos parecía más necesario en aquellas circunstancia, en el mundo de la cultura, en el mundo más concreto del Libro, donde se podía actuar, con cierta eficacia, de manera independiente y sin necesidad de montar una gran estructura. Así nació Ediciones de la Torre, que se planteaba como una plataforma, una empresa cultural capaz de aprovechar los estrechos márgenes de libertad que ofrecía el régimen vigente y, en la medida de nuestras modestas posibilidades, ampliarlos, abierta a personas, a escritores y pensadores preferentemente españoles, que tuvieran algo que decir sobre nuestra sociedad y nuestro tiempo, a través del ensayo, de la narrativa, de la poesía… En ese contexto apareció nuestro primer libro Anuario de las relaciones laborales en España, 1975 que presentamos en en la Feria del Libro de mayo de 1976 y nuestro segundo libro, Madrid/Barrios, 1975. Como se puede ver por los títulos, una atención preferente a los grandes problemas socio-políticos y los grandes movimientos de masas de aquel tiempo y de aquel país (diferentes en muchos sentidos pero también muy parecidos en otros a los que tenemos ahora). Inmediatamente vinieron otros títulos como El hombre y el trabajo, hermoso poemario de Arturo Serrano Plaja, o el libro de nuestro poeta más querido Miguel Hernández para niños, que se ha convertido en uno de nuestros mayores éxitos.
Nacíamos como una plataforma de actividad cultural progresista pero absolutamente independiente de cualquier partido político o grupo económico; de hecho una de las primeras veces que aparecimos en la prensa fue en un artículo de don José Luis López Aranguren en el que saludaba la aparición de nuevas editoriales al amparo de la apertura política y señalaba que la que le parecía más independiente era Ediciones de la Torre. Creo que podemos afirmar que, para bien y para mal, esa independencia se mantiene hoy, contra viento y marea, tan firme como el primer día.
A partir de los primeros títulos establecimos tres grandes líneas de desarrollo de la editorial: una línea de literatura infantil y juvenil, que se inició con el ya citado Miguel Hernández para niños y que luego se desdobló en varias colecciones que forman la Biblioteca Alba y Mayo (para niños y jóvenes que leen inteligentemente), tomando el nombre de un precioso verso hernandiano. Una línea con el nombre de Proyecto Didáctico Quirón (por una enseñanza crítica y democrática), que había iniciado Grupo Cultural Cero (nacida sobre los escombros de la muy popular entonces ZYX), y una línea de ensayo, narrativa y poesía bajo el nombre de Biblioteca de Nuestro Mundo (Para personas que sienten, piensan y actúan). Al cabo de 40 años seguimos fieles a esas líneas editoriales y seguimos buscando lectores para ellas.
Naturalmente, nosotros evolucionábamos, nuestro catálogo crecía en el contexto de una sociedad, nacional o internacional, que cambiaba profundamente. En España se había promulgado la Constitución Española, que mucha gente no supo valorar entonces suficientemente y que establecía el mayor régimen de libertades que hemos tenido en nuestro país, en toda nuestra historia; se había producido la reorganización de la derecha y la desaparición del Centro (UCD) y un desarrollo portentoso, con la ayuda de la Internacional Socialista, del PSOE, que acabó dirigiendo el país durante 14 años. Habíamos pasado por el trance del 23 de febrero de 1981, habíamos tenido la alegría de entrar en la Comunidad Europea en 1986 y la alternancia entre el Partido Socialista y el nuevo Partido Popular, entrando así en el denostado bipartidismo (aunque es una etiqueta equivocada porque en la mayoría de los casos cada uno de esos partidos ha gobernado con la complicidad, en ambos sentidos, de los partidos nacionalistas); habíamos tenido el terrible atentado del 11 de marzo de 2004 (aún recuerdo cómo fui a recoger a Esther Müller cerca de Atocha para poder llegar al trabajo)… Habían aparecido nuevas colecciones importantes: el Programa de Filosofía para Niños (creado en Estados Unidos por el buen pedagogo Matthew Lipman y desarrollado en España por el Centro de Filosofía para Niños, creado a ese efecto) y la Biblioteca Nórdica (que, como se ha reconocido por tirios y troyanos, ha sido pionera en el gran desarrollo de la literatura nórdica en nuestro país estos últimos años), con algún premio a la mejor traducción, antologías de narrativa o poesía que han sido muy valoradas y con algunas joyas como El cuento de mi vida de Andersen o Hambre de Knut Hamsun, una de las más grandes novelas de Europa. Alguna colección se quedó por el camino, como la famosa Papel Vivo, donde publicamos prácticamente toda la obra de Carlos Giménez  y obras de otros autores destacados del «9.º arte». Otras colecciones que iniciamos con todo cariño, como Aljófares, no obtuvieron el apoyo necesario de nuestros lectores y quedaron a la espera de mejores tiempos.
Desde nuestra aparición hemos asistido a todas las Ferias del Libro de Madrid (al principio sin caseta, luego ya con caseta compartida  y después, bien consolidado el sello editorial, con caseta individual), a todos los LIBER y hemos frecuentado las ferias más importantes del mundo como Bolonia, Frankfurt, Buenos Aires, Guadalajara, Bogotá, etc. Cuando éramos más jóvenes, celebrábamos cada aniversario de la editorial con una fiesta en la Casa de Campo, uno de los sábados de mayo, donde compartíamos viandas, juegos, discusiones, bailes… (¡algunos años con más de 100 asistentes!). Celebramos los 25 años con carteles y marcapáginas, pero no conseguimos materializar el intento de un libro, resumiendo 25 años de libros y de luchas por los libros. Con los 30 años fuimos más eficaces:  celebramos en el Ateneo de Madrid, con el histórico Salón de Actos a rebosar, un acto brillántísimo y alegre, presentado por el entonces Presidente del Ateneo don José Luis Abellán, con muchos testimonios y poemas y donde distribuimos centenares de ejemplares de nuestra edición no venal de un libro especialmente querido por mí, 30 años, 30 poemas, que recopila otras tantas joyas de la poesía española. Celebramos también los 35 años de la editorial con un acto entrañable que presentaron, en el Círculo de Bellas Artes, Jesús Ayuso y Milagros del Corral y una mesa redonda, en el Ateneo, en el mismo Salón de hacía 5 años, igualmente repleto, con 13 personas representativas de los distintos sectores del Libro, y presidida por el gran lexicógrafo y ortotipógrafo don José Martínez de Sousa, que abordó seriamente el problema del presente y el futuro del Libro. Aprovechando la ocasión me atreví a publicar, con mi nombre, un libro: 35 notas del editor y otros escritos, que me ha reportado no pocas satisfacciones (y alguna decepción).
Muchas cosas ocurridas como se puede ver y suponer durante estos 40 años años. De todo ello se hará en su momento una historia sucinta que ofreceremos a nuestros amigos y lectores y allí dedicaremos un capítulo a mi participación personal en las estructuras gremiales donde he pasado por casi todos los puestos del sector, apoyado por el movimiento de pequeñas editoriales independiente, agrupadas bajo el nombre de Bibliodiversidad y no siempre apoyado por las grandes empresas editoriales del país.
Por supuesto todas estas cosas no se hubieran podido realizar sin haber contado con una nómina de autores, de la A a la Z, de verdadero lujo. Desde Rafael Alberti, Ciro Alegría, Vicente Aleixandre… hasta Emile Zola, que cierra nuestra lista, pasando por todas las letras del abecedario y donde podríamos destacar como más reconocidos (señalemos solo a algunos de los muertos para que ningún vivo se moleste) autores tan importantes como Gracchus Babeuf, Pio Baroja, Cortazar, Rubén Darío, Miguel Espinosa, García Lorca, Knut Hamsun, Heinrich Heine, Juana de Ibarbourou, Mario Kaplún, Matthew Lipman, Antonio Machado, Len Masterman, Gabriel Miró, Pablo Neruda, Blas de Otero, Henrik Pontoppidan, Quevedo, Antonio Robles, Lope de Vega, Celia Viñas, Yaranga Valderrama …
Sin estos escritores y todos los demás que figuran en nuestro catálogo, sin los extraordinarios traductores de otras lenguas al español[ii], sin los  excelentes antólogos con que contamos en todo este tiempo[iii], sin los magníficos ilustradores[iv]… sin todos estos creadores, ¡más de 1.500!, no hubiera sido posible formar un catálogo del que nos sentimos especialmente orgullosos, aunque (todo hay que decirlo, una pequeña parte de los títulos, agotados o descatalogados, quedaron a la espera de una recuperación incierta). Como tampoco hubiera sido posible sin contar con la ayuda  de libreros y distribuidores, bibliotecarios y profesores, críticos y periodistas… sin la ayuda de nuestros proveedores, impresores encuadernadores… y, sobre todo, sin la decisiva ayuda de nuestros amigos lectores que se han mantenido fieles a nuestro fondo editorial, muchos de los cuales nos escriben o nos visitan a menudo en las ferias para darnos ánimos y manifestar su compromiso con nuestra línea editorial. Por supuesto, tampoco hubiera sido posible llegar hasta aquí si no hubiéramos contado con tantos colaboradores, internos o externos, que han pasado por la editorial: siempre hemos tenido equipos pequeños pero muy integrados, con personas que, salvo alguna decepción dolorosa, mantienen con Ediciones de la Torre y con las personas que resistimos aquí una gran amistad.
Con todos ellos entramos en este año festivo y a todos convocamos. Para celebrar un aniversario de tanta importancia, nos hemos propuesto desarrollar un programa que esperamos desarrollar a lo largo de todo el año. Ediciones y reediciones especiales, desarrollo de nuestra revista Aprender a Pensar; reforzamiento de nuestra presencia en la redes sociales; creación de una Fundación en defensa del Libro, del fondo  de Ediciones de la Torre, de la Literatura Infantil y Juvenil, de nuestra Lengua; convenio con una biblioteca pública para legar el fundo y la biblioteca de la Editorial… y, por  supuesto, fiestas,  fiesta donde nos reuniremos con nuestros amigos para conmemorar 40 años como 40 soles y para seguir luchando por los siguientes. Todo esto nos ocupara el año 2016. Esperamos desarrollar todas las actividades previstas a lo largo de todo el año, e iremos avisando por anticipado de cada una de ellas y luego publicando la crónica correspondiente. Para ello abrimos una sección especial en nuestro blog oficial Cuadernos de la Torre (donde al menos todos los lunes dedicaremos informaciones y comentarios al aniversario) al que invitamos a visitar a todos nuestros amigos.

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[i] Acababa de firmarse la paz en Vietnam pero estaba a punto de tomar virulencia la Guerra Fría, con los riesgos de enfrentamiento nuclear de las dos grandes potencias de entonces, la URSS y Estados Unidos de América. Luego vendría la caída del Muro de Berlín, la desintegración de la URSS, la terrible guerra de los Balcanes, la creación de la moneda única en la Unión Europea…
[ii] Citemos algunos: Kirsti Baggethun, noruego; Félix García Moriyón, inglés; María Pilar Lorenzo, danés; Mercedes Newchafer-Carlón, alemán; Francisco J. Uriz, sueco; Evelyne Pintor, francés…
[iii] Recordemos a los más queridos de los que se marcharon: Aurora Díaz Plaja, Edmund L. King, Antonio Sánchez Barbudo…
[iv] Algunos de los veteranos: Carmen Sáez, Juan Ramón Alonso, Jesús Aroca, y algunos de los más recientes: Violeta Monreal, Susana Rosique…

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Una gran nación

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Como me sé vehemente (además de reconocerme otras carencias y debilidades para ejercer la crítica) intento refrenar mis primeros impulsos ante un discurso o una manifestación política que me parecen importantes y darme un tiempo para formar un mejor criterio y manifestar públicamente mi posición. A veces ese tiempo puede ser de días (¡o de años!), a veces, de horas o de minutos. El día 24, después de escuchar y ver el Mensaje de Navidad de Felipe VI, consideré que debía manifestar mi aprobación a ese acto de tanta relevancia política y, sólo cinco horas después, utilicé la posibilidad que da la web de la Casa Real de escribir, después de releer el discurso, un breve texto en el Libro de Visitas virtual que, se sobreentiende, después de los necesarios filtros, podrá ser objeto de algún resumen informativo para la Jefatura del Estado. Ese mismo texto lo coloqué, junto con el correspondiente enlace, en mi muro de Facebook, manteniendo el calificativo de «excelente», aunque había dudado de si escribir «oportuno», y un resumen del mismo también lo puse en mi cuenta de Twitter, donde «dialogué» con otros muchos miembros…
Consecuente con todo lo anterior, intentaré explicar ahora, en cuatro apartados, mi «entusiasmo» por este discurso de nuestro Jefe de Estado, teniendo en cuenta los muchos comentarios que el mensaje ha producido y después de releer el editorial de El Mundo, que agradece al Rey que cumpla escrupulosa y oportunamente las funciones que le asigna la Constitución; el de El País, con su inefable estilo de estos últimos años; el de ABC, que destaca el fuerte simbolismo de la puesta en escena de este año, y el de El Español, dando una de cal y otra de arena (al que hay que adjuntar el artículo de Ferrer Molina, echando aún más arena); también he tenido en cuenta el artículo de Federico Jiménez Losantos, muy contento, en esta ocasión, con la actitud regia. Todos estos escritos se pueden consultar siguiendo los correspondientes enlaces que pongo en nota al pie.
A. Marco. A diferencia de los años anteriores, el Rey graba este mensaje en el Palacio de Oriente. Y para los puristas (o pueriles) que quieran ver en ello un signo de ostentación, derroche o prepotencia, Don Felipe se anticipa: «Este Palacio es de todos los españoles y es un símbolo de nuestra historia que está abierto a todos los ciudadanos que desean conocer y comprender mejor nuestro pasado.[En este palacio] se recogen siglos y siglos de nuestra historia común.» «Y esa historia, sin duda, debemos conocerla y recordarla, porque nos ayuda a entender nuestro presente y orientar nuestro futuro». Pero lo importante es que se ha elegido el impresionante Salón del Trono (por cierto, trono que nunca ocupa el Jefe del Estado porque se entiende que está ocupado, simbólicamente, por el titular de la soberanía nacional: el pueblo español) porque es aquí donde se celebran «los actos de Estado en los que queremos expresar, con la mayor dignidad y solemnidad, la grandeza de España». Por supuesto, el Salón del Trono, todo el palacio, todo el Patrimonio Nacional (y bien harían en estudiar esta cuestión algunos ingenuos y muchos demagogos) es del titular de la soberanía nacional, el pueblo español; ni siquiera la Corona es propiedad de Felipe VI: el Rey constitucional tiene, por así decirlo, el usufructo, usufructo que podría ser revocado (siguiendo, por supuesto, los procedimientos establecidos y jamás por algaradas o pseudorrefrendos) por el pueblo soberano.
B. Grandeza. El poeta dijo, hace dos generaciones pero también en ocasión solemne, «Que trata de España». Sería bueno que, ahora, otros poetas tomaran el testigo para tratar de la grandeza de nuestra patria. Porque se trata de eso, de la grandeza de un país que, aunque sufre una clase política manifiestamente mejorable (y, dentro de ella, un sector miserable de separatistas y «antisistema» que utiliza los cuantiosos recursos que el Estado pone a su disposición para intentar destruirlo), aunque tiene serios problemas de estructura y funcionamiento, avanza democráticamente (es decir, merced al demos, a la gente) hacia un futuro mejor, futuro que, es evidente, no puede conseguirse con odios tribales, revanchismos, banderías… Bueno es que el Jefe de ese Estado, con lenguaje y gesto comedidos, pero de una forma inequívoca y concreta, recuerde a todos que «vivimos tiempos en los que es más necesario que nunca reconocernos en todo lo que nos une. Es necesario poner en valor lo que hemos construido juntos a lo largo de los años con muchos y grandes sacrificios, también con generosidad y enorme entrega. Es necesario ensalzar todo lo que somos, lo que nos hace ser y sentirnos españoles.» Nada, por consiguiente, de buscar tres pies al gato (encajes, federalismos asimétricos, plurinacionalidad…): sencillamente, reclamar el respeto por lo que somos:«Una gran nación definida por una cultura que ha traspasado tiempos y fronteras», «Un país que a lo largo de los siglos han tejido pensadores, científicos, creadores, y tantos y tantos hombres y mujeres, muchos de los cuales han dado su vida por España». Y, consecuentemente con esto, exigir el respeto por el régimen político, el Estado, que nos dimos, entre todos, hace cuarenta años, para superar la dictadura: «Y es también un gran Estado, cuya solidez se basa hoy en unos mismos valores constitucionales que compartimos y en unas reglas comunes de convivencia que nos hemos dado y que nos unen.»
C. La contradicción principal. Y puesto que estamos en lugar especial y en ocasión especial es imprescindible acotar bien la cuestión y expresarse con la mayor claridad posible. No sé si los preceptores del Rey cuando era príncipe habrán incluido en su educación referencias al trabajo didáctico de Mao Zedong sobre «la contradicción principal y el aspecto principal de la contradicción» pero, en cualquier caso, es evidente que aplica sus conocimientos de la política en general y de la política y sociedad españolas en concreto (y, por supuesto, el sentido común que debe aplicar cualquier persona que se encuentra en medio de una crisis colosal, que sabe que la supervivencia en situaciones límite depende de comprender bien el problema fundamental y acumular todas las fuerzas posibles para resolverlo) para intervenir con la mayor eficacia posible. Y sin duda el problema fundamental al que se enfrenta España es el desafío abierto al Estado por una alianza de la máxima representación del Estado en Cataluña (que utiliza de forma traidora todos los recursos que le da ese Estado, que son muchos, para intentar destruirlo) con movimientos de masas de una parte muy considerable de los ciudadanos de esa región de España que, por quimera o intereses mezquinos y bien manipulados, salen a la calle una y otra vez y votan legal o ilegalmente a favor de la sedición. Sea o no una revolución (intenté explicar esto en http://librosyabrazos.es/2014/11/26/de-revoluciones-y-otros-problemas-ii/) la situación es de extrema gravedad y exige el máximo esfuerzo para superarla. Pero el Rey, en un mensaje navideño, en este mensaje navideño, que es especial por la grave situación que vive el país pero que debe respetar la tradición de ser una recopilación del año que acaba y una manifestación de los deseos para el próximo, no puede, en mi opinión, ir más allá de recordar a unos y otros en qué país estamos, destacar nuestra grandeza y llamar a todos a sentirse orgullosos de España. Es posible que, a corto o medio plazo, si los poderes ejecutivo, legislativo y judicial de nuestro Estado, no saben resolver la situación, la Jefatura del Estado tenga que intervenir más directamente… pero ahora, todavía, hay que mantener muy cuidadosamente todas las formas. No se puede sostener una buena estrategia de principios si no se combina esta con una táctica muy inteligente. Por eso, contra lo que han afirmado varios analistas, creo que hace bien el Rey en no citar expresamente a la parte separatista porque eso les corresponde a los tres poderes fundamentales del Estado, ya citados: es posible que llegado el momento, trágico, de un golpe de Estado abierto, descarado, el Jefe del Estado no tenga otro remedio que actuar de otra manera pero ahora se trata de plantear bien el problema, hacer un claro llamamiento al patriotismo… y «mantener el tipo». Y ello sin coquetear con terceras vías o enjuagues. Por eso habla de diálogo cuando se refiere a la necesidad de resolver el follón de la situación creada con el resultado complejo de las elecciones, pero no cuando se refiere implícitamente a la «contradicción principal», que exige «el respeto a la voluntad democrática de todos los españoles, expresada a través de la Ley, el fundamento de nuestra vida en libertad.»
Porque por mucho que unos, por estupidez, y otros, por intereses mezquinos, lo nieguen o lo escondan y algunos hayan tardado años en reconocerlo, la contradicción principal, el mayor peligro que sufre España, insisto a riesgo de ponerme pesado, es la estrategia de odio y destrucción de los separatistas que, siempre han sido un problema pero que ahora, por los graves errores que han cometido tanto el PP como el PSOE, y muy especialmente los cometidos por el Gobierno de Rodríguez Zapatero y el Tribunal Constitucional de entonces, han acumulado fuerzas como para poner en serio peligro la unidad de España. Y no nos engañemos y, concretamente, no se engañen los que tienen vergüenza de sentir patriotismo: una España desmembrada sufrirá una crisis de tal magnitud que tardará generaciones en recuperar el nivel de libertad y bienestar que disfrutamos ahora. Por eso el Rey, sin citar ni una sola vez la palabra patria o la palabra patriotismo, dedica la parte central de su discurso a convocar, con lenguaje y gestos muy comedidos (también en esto quiero ser insistente) a todos los ciudadanos que no sientan ese odio o desprecio por este país, por esta gran nación, por la patria que puede garantizarles, a pesar de todos los pesares, el mayor grado de libertad y bienestar que hemos conseguido en estos 40 años últimos.
«Nuestro camino es ya, de manera irrenunciable, el del entendimiento, la convivencia y la concordia en democracia y libertad. Por ello, respetar nuestro orden constitucional es defender la convivencia democrática aprobada por todo el pueblo español; es defender los derechos y libertades de todos los ciudadanos y es también defender nuestra diversidad cultural y territorial.
Por eso, esta noche quiero reiterar un mensaje de serenidad, de tranquilidad y confianza en la unidad y continuidad de España; un mensaje de seguridad en la primacía y defensa de nuestra Constitución.»
Lo que el Rey ha dicho es lo que se necesita decir ahora. Reafirmar la soberanía nacional y confiar en que el Estado sea capaz de garantizarla. Y, con lo que dice y con lo que hace, dar un ejemplo a unos y otros. Y con ello, ganarse la confianza, la aprobación de una ciudadanía que, sometida a una actividad política de los partidos cuanto menos mediocre, se siente bastante confusa y desanimada. Por eso creo que queda claro para todos la conclusión del mensaje: «[…] haremos honor a nuestra historia, de la que hoy somos protagonistas y cuyo gran legado tenemos la responsabilidad de administrar; y fortaleceremos nuestra cohesión nacional, que es imprescindible para impulsar nuestro progreso político, cívico y moral; para impulsar nuestro proyecto común de convivencia. Porque ahora, lo que nos debe importar a todos, ante todo, es España y el interés general de los españoles.» Y aquí el plural no es solamente mayéstático o retórico: por la grandeza de nuestra lengua, aquí hay polisemia, una hermosa polisemia: el plural señala a la más alta institución del Estado pero nos señala a todos; aquí cada ciudadano consciente tiene que sentirse incluido.
D. Individuo e institución. Por supuesto, no debemos ignorar que, cuando el Rey se posiciona como lo ha hecho en esta ocasión, en todas las ocasiones, está también defendiendo sus intereses (como hacen todas las personas, políticos o no, que ejercen su profesión dentro de la sociedad) ni que, igual que las instituciones, y mucho más rápidamente, cualquier persona, por muy seguro que nos parezca ahora, puede fallarnos. El Rey, también, y no sería el primer Borbón ni el primer Jefe de Estado que lo hiciera. Pero, si eso ocurre, no tendré el menor reparo en reconocer mi error de confianza y reprobar, con la misma energía que he alabado hoy, su conducta. Sin olvidar, claro, que el puesto de Jefe de Estado, aquí y ahora, es uno de los más difíciles que podamos imaginar. Esa persona que ocupa el palacete de la Zarzuela y que puede usar el histórico y colosal (y bastante incómodo) Palacio de Oriente es el que tiene el cargo más brillante… pero también el más difícil porque necesita revalorizarlo cada día, cada hora, cada minuto, porque hay fuerzas de uno y otro signo que no renuncian a derribarlo… No olvidemos que su padre tuvo que abdicar (después de haber declarado por activa o por pasiva que no lo haría) no tanto por cansancio o enfermedad sino porque había perdido, después de graves errores, la confianza de la mayoría de la ciudadanía.
Cualquiera que haya tenido la responsabilidad, por muy modesta que sea, de ejercer el poder y la autoridad, sabe lo difícil que resulta, si se es honrado y consecuente, tomar decisiones que afectan a los demás, a quienes de una forma u otra dependen de esa decisión. En esos momentos, uno tiene que afianzarse en los principios morales de su vida, equilibrar las emociones, hacer acopio de fuerzas… y decidir. Viene bien entonces no tener el agobio de los «enemigos» ni la adulación de los «amigos», pero es bueno saber que habrá personas que valoren, al menos, nuestra buena intención.
Confianza, pues, apoyo decidido, aplauso incluso… pero sin perder de vista que solo al final de una vida (y muchas veces bastantes después) podemos hacer un juicio definitivo de nadie… Y ahora a seguir de cerca la endiablada situación que el 20D nos ha dejado. No solo el Jefe del Estado tiene que tener buen cuidado de analizar bien la
situación y tomar la decisión más inteligente. Cada uno de los ciudadanos tenemos que hacer lo mismo si queremos 375px-Estatua_de_Felipe_IV_y_Palacio_Real_25-02-2013 (1)defender nuestros ideales y nuestros intereses. Y la combinación de todos los comportamientos individuales, para bien o para mal, resolverá, o no, el problema. Que nadie piense que da igual lo que haga: como diría la genial Mafalda (Joaquín Lavado, «Quino»): «Si no fuera por todos, nadie sería nada.»

 

http://www.elmundo.es/opinion/2015/12/24/567c1e1022601df6548b4646.html
http://elpais.com/elpais/2015/12/24/opinion/1450959938_407220.html
http://www.abc.es/espana/casa-real/abci-hablo-desde-palacio-real-201512242119_noticia.html
http://www.elespanol.com/opinion/20151224/89381063_14.html
http://www.elespanol.com/opinion/20151224/89371072_13.html
http://www.libertaddigital.com/opinion/federico-jimenez-losantos/el-discurso-del-rey-la-letra-buena-la-musica-mejor-77669/
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Concierto de Navidad

Biblioteca-Nacional

pesar de que quizá se podrían contar por miles las veces que he entrado en la Biblioteca Nacional (antes y después de obtener el carnet), siempre siento una emoción especial cuando subo las cada vez más altas escaleras de la impresionante fachada y paso entre las estatuas del rey sabio y del santo erudito (ambas de Alcoverro), cuando entro por las puertas «custodiadas» por grandes maestros de nuestra lengua y nuestra literatura: Nebrija (estatua obra de Nogué), Luis Vives (Carbonell), Lope de Vega (Fuxá) y Cervantes (Vancell) después de rendir tributo, también, a otros 11 grandes escritores (entre los cientos, miles, que podrían estar) como son el padre Mariana, fray Luis de León, Quevedo, Calderón, Garcilaso, Diego Hurtado de Mendoza, Arias Montano, Santa Teresa de Jesús, Tirso de Molina, Nicolás Antonio y Antonio Agustín. Y una vez dentro, me gusta pararme ante la estatua de don Marcelino Menéndez Pelayo, uno de nuestros más grandes (y peor conocidos) intelectuales, que dirigió brillantemente la Biblioteca desde 1898 hasta su muerte en 1912… ¡Estoy en el templo más grande que hay de la cultura española! Todo el tesoro de nuestra lengua, de nuestra literatura, de nuestro pensamiento. Aquí está la mayor y mejor representación de cuanto se ha escrito en español, aquí están los saberes, los pensamientos, las fantasías, los sueños… de nuestros antepasados y nuestros contemporáneos más dignos de ser conocidos y estudiados. Más de treinta millones de «documentos», no solo de libros sino también de cartas, mapas, grabados, fotografías, partituras (y ahora ya de soportes electrónicos e informáticos), bien organizados y correctamente custodiados para ser ofrecidos en las mejores condiciones a la ciudadanía de ahora ¡y la de los siglos venideros!, mediante el servicio de consulta, las visitas guiadas, las exposiciones y actos públicos, con las publicaciones correspondientes… Admiración y gratitud, orgullo y alegría. El gozo vivificante de la Cultura.
Pero la Biblioteca no solo ofrece su tesoro a los visitantes sino que,
desde hace años, se esfuerza por abrirse a la sociedad, adaptarse a los nuevos tiempos en los que la comunicación fluye en todas las direcciones, las instituciones se hacen cada vez más transparentes y la vida social adquiere nuevos perfiles, nuevas oportunidades, nuevos eventos.
Uno de los mejores ejemplos de esto que digo es la Coral de la Biblioteca, dirigida por el maestro Román Clemente y que con sus 50 miembros nos deleita en varias ocasiones durante el año en la magnífica sala de la Biblioteca o, como en esta ocasión, en la sala de Cámara del Auditorio Nacional,
anteayer repleta de un público feliz y con un programa y una interpretación a la altura de las corales profesionales de nuestro país. Villancicos de Boccherini, de Matías Veana, de Juan Antonio Castellano, una jácara a cinco de José de San Juan y, como final impresionante, la zarzuela en un acto de Mariano Pina y Francisco Asenjo Barbieri Los Carboneros, estrenada en 1877 y no repuesta en los años siguientes. Espectacular representación que aprovechó, con la ayuda de tres miembros de la Asociación Polibea, todos los registros que facilita la obra y el escenario del auditorio. Éxito total. Y dos amables bises: «Oh, santa noche», de Adolphe Adam y Placide Cappeau, y la popular «Blanca Navidad» de Jess Cate y Kike Santander.
Es bueno que la Biblioteca salga a la calle, en este caso a través de sus magníficos embajadores de la Coral,
que llegue a un público no específicamente fotobibliotecario y que pueda interesar en la valoración y aprovechamiento de la Biblioteca. Agradezcamos a todos sus miembros representados por su directora Ana Santos Aramburo y a la Fundación de Amigos de BNE, que nos ayuden a disfrutar de la cultura y de la buena música.

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Ciudad Universitaria (II)

gaudeamusNo es más hondo el poeta en su oscuro subsuelo
encerrado. Su canto asciende a más profundo
cuando, abierto en el aire, ya es de todos los hombres.
Rafael Alberti

Creo que fue a principios de los años 60 del siglo pasado cuando paseé, por primera vez, por la Ciudad Universitaria de Madrid, por su Paraninfo y por los terrenos descuidados que, sobre todo al oeste, la flanqueaban. Había visitado muchas veces, a finales de los 40, la Dehesa de la Villa, por razones «laborales» (los niños pobres de las afueras de la capital nos ganábamos algunas pesetas como aguadores en los días de fiesta, recorriendo el parque, ofreciendo, «por la voluntad», la rica agua madrileña refrescada en botijo). Ese hermoso parque, entonces mucho más grande y menos oprimido que hoy por carreteras y urbanizaciones, linda con la Ciudad Universitaria, pero no recuerdo que entonces me hubiera acercado hasta el magnífico conjunto universitario.
A mediado de los 60, aun no siendo estudiante de la Complutense, asistí a algunas protestas y asambleas estudiantiles que se hacían, fundamentalmente en Derecho y en Filosofía y Letras, contra la Dictadura, que ya para entonces había aflojado la represión, de forma que los «grises» que se encargaban de mantenerlas dentro de un cauce «normal» no eran demasiado brutales. Y después, a principios de los 70, volví habitualmente durante dos cursos y medio a la Facultad de Derecho pero como «mal estudiante» porque «había que hacer la revolución», es decir, más asambleas, panfletos, carteles, carreras delante de los grises… y poco estudio. Y en los años posteriores, ya sin dictadura, he vuelto a muchos actos académicos, también a algunas protestas (la famosa campaña del NO a la OTAN) e incluso como profesor de un máster en Edición que organizó la complutense en colaboración con el Gremio de Editores…
Y siempre que voy por allí, algunas veces por el mero placer de pasear, recuerdo algunos de los momentos más emotivos de mi «vida universitaria»: alguna intervención  audaz en las manipuladas asambleas, la vez que protegí a una muchacha del policía airado, el forcejeo con «otro galán» para conquistar a la joven compañera de clase, la participación en alguna mesa redonda de especial valor…
Anteayer fue una de esas ocasiones especialmente emocionantes. Se trataba de asistir a la lectura de la tesis doctoral de Marina Casado Hernández «Oscuridad y exilio interior en la obra de Rafael Alberti», dirigida por el profesor José Ignacio Díez Fernández. En este caso en una de las salas de Filología D, ubicada en la parte ampliada al oeste, edificio luminoso que, aunque rompe las reglas arquitectónicas de las facultades fundadoras de la Ciudad Universitaria, lo hace con armonía. Por invitación de Marina, tuve el privilegio de integrarme en la asistencia discreta de una docena de familiares y amigos que queríamos apoyar psicológicamente a la doctoranda.
En la presentación de su tesis, la autora nos dio a todos una clase de oratoria, de dominio del tema y de defensa ponderada y sencilla pero extraordinariamente inteligente de su trabajo. Los cinco doctores miembros del tribunal (D. Gaspar Garrote, D.ª Dolores Romero, D. Eduardo Pérez-Rasilla, D. Jesús Ponce y D. Juan Matas) demostraron que habían leído detenidamente la tesis, la valoraron con amable rigor e hicieron preguntas y observaciones de gran interés y que dieron lugar a que, en su defensa, la doctoranda volviera a lucir sus evidentes cualidades oratorias y su capacidad para enfrentarse, con tanta humildad como firmeza, a la situación. Resultado final: «Sobresaliente cum laude»
Todo el acto me pareció de una calidad universitaria excelente. Soy de los que creen que nuestra Universidad necesita una gran regeneración, una lucha decidida contra el amiguismo, el nepotismo, la mediocridad,  la corrupción intelectual y otras diversas corrupciones; por ello, me pareció muy estimulante que el acto al que asistí demostrara que hay una gran parte de la universidad española (y en este caso de mi querida Complu)  que, manteniendo su lealtad al espíritu universitario (Quid Ultra Faciam? : ¿Qué más debo hacer?, como otra gran universidad de Madrid, la Autónoma, recoge en su lema), desarrolla un buen hacer universitario, es decir, un trabajo modesto pero profundo en pro de la Cultura, en pro de la Educación, en pro del conocimiento, mucho más que en pro de la carrera personal, de las ambiciones políticas; un trabajo, en definitiva, en pro de un país más culto y, por ello, más fotomarinaavanzado, más justo y convivencial, más limpio, más bello.
Una buena ocasión para reconciliarse con las gentes de la Universidad y con la Universidad misma, con esa actividad del ser humano que, aunque no ha conseguido erradicar todavía la brutalidad inicial de la especie, sí ayuda a que sigamos pensando que podemos conseguirlo.

(En la foto, de izquierda a derecha:  Ignacio Díez, Gaspar Garrote, Marina Casado, Dolores Romero, Eduardo Pérez-Rasilla, Jesús Ponce y Juan Matas)
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Día de la Constitución

 12313781_1703339309896009_2370558935283358884_nLa Libertad dijo un día a la Ley: «Tú me estorbas.»
La Ley respondió : «Yo te guardo.» Pitágoras.

Ayer se celebró en casi toda España el Día de la Constitución, fiesta nacional que, como es natural, produce numerosos actos, declaraciones –institucionales, partidarias o personales–, corrillos y anécdotas, etc. Fijémonos en una concreta: En un mitin de ERC, Gabriel Rufián, nacido en 1982, aseguró que la nuestra es una constitución realizada por fascistas y algún periodista veterano se preguntaba esta mañana «¿De dónde sale este “individuo”?» Hasta donde yo sé, este «individuo» sale de lo más profundo y peligroso de la corrupción intelectual que señorea España desde hace unos años y que es causa y efecto de las demás corrupciones: la económica, la institucional, la política… Este Rufián, y otros muchos «Rufianes» que participan en tertulias de  radios y televisiones donde se muestran especialmente provocadores, salen del «procés» de independencia de Cataluña que se ha convertido en el primer problema de España, que se nutre de y condiciona los otros y que, si no se resuelve adecuadamente, lo seguirá haciendo, seguirá carcomiendo toda la vida nacional durante años y años.
Sociedad Civil Catalana, organización que viene luchando de forma abnegada e inteligente durante años por la defensa de los ciudadanos catalanes frente al acoso de la Generalitat para que renuncien a ser españoles o acepten ser ciudadanos de segunda categoría, ha celebrado con numerosos actos en Cataluña y, por supuesto también en Madrid, el Día de la Constitución, mostrando un vídeo donde se advierte, a los periodistas en concreto y la ciudadanía en general, de la corrupción lingüística mediante la cual los secesionistas han conseguido generalizar un lenguaje fundamentalmente falso y puesto al servicio de su causa: https://www.youtube.com/watch?v=s-ds5JfabpM. Como consecuencia de ello, la mayoría de los medios ha aceptado la Cataluña de los secesionistas, que en el mejor de los casos sería la mitad de la población, como toda Cataluña y ha presentado infinidad de actos y actitudes de los nacionalistas como batallas democráticas, legales,  lo que no eran más que actos de un golpe de Estado (como dijo Alfonso Guerra) «a cámara lenta». Uno de los elementos de esta corrupción intelectual es que, para mucha gente, Cataluña aparece (por el arte de birlibirloque, que tan eficazmente manejan los secesionistas) como un territorio ocupado por un Estado invasor que oprime a una población diferente de la de la metrópoli y homogénea, es decir, una colonia. La cual, por tanto, puede y debe ejercer el derecho de autodeterminación, (como la organización de Naciones Unidas reconoce a las colonias).
Pero esa idea de la colonia oprimida con una población homogénea y diferente a la del Estado opresor (absolutamente falsa y peligrosamente antidemocrática) ha sido asumida, cínicamente, no solo por tipos como Rufián y toda la estructura que ha creado la Generalitat catalana a partir del pujolismo sino también por no pocos políticos de «Madrit». Unos y otros, pensando en sus personales ambiciones, en sus intereses de partido mucho antes que en los intereses de la población a la que dicen representar.
Por eso, algunos líderes y partidos políticos difunden su original idea de que, ¡por supuesto!, habría que aceptar un referéndum de autodeterminación aunque, ¡por supuesto!, pidiendo a los oprimidos de la «colonia» (a la que se la identifica como una nación diferente a la española) que se quedaran dentro del «Estado» (se sobreentiende, en un régimen especial que reconociera no pocos privilegios). Aunque para ello deba cambiarse la Constitución o se pueda jugar con interpretaciones más o menos torticeras de la vigente) y se rompa el principio fundamental de defender una nación de ciudadanos libres e iguales.
Muchos pensarían que esta política errática y estúpida de haber manejado todo el problema del separatismo catalán según las categorías que imponía este, de haber jugado la partida en el campo acotado y las reglas establecidas por el gobierno catalán y las organizaciones afines, de haber asumido la idea de que Cataluña es, en una otra medida, una colonia o, al menos, una nación diferente a la española, pertenece  a la izquierda, pero si analizamos en detalle la política del Partido Popular (nuestra derecha más representativa) habremos de concluir que el propio Gobierno central, con Mariano Rajoy al frente y siguiendo la estela de anteriores presidentes, por estupidez o por complicidad con la corrupción, ha caído en esa trampa y se ha dedicado a alternar la renuncia a la autoridad del Estado en cuestiones vitales, (símbolos nacionales, educación, bilingüismo, etc.) con concesiones permanentes, especialmente la concesión de importantes sumas de dinero para impedir la quiebra absoluta de la Generalitat, que arrastra una deuda descomunal como consecuencia de una gestión sesgada hacia la financiación del «procés». Hay que reconocer que, después de muchos titubeos, el Gobierno nacional parece haber dado un giro a su estrategia y haber puesto mayor rigor y coherencia en sus posicionamientos… pero mientras eso no se traduzca en actos concretos de claro enfrentamiento con el secesionismo, mientras no se pase de las palabras a los hechos, mientras se limite a la apelación a los tribunales y considere que aplicar, con todas sus consecuencias, los artículos correspondientes de nuestra Constitución para esta situación, podría ser «una barbaridad» (Rajoy dixit), y todo parece indicar que nada de eso se hará antes de las Elecciones, mientras eso no suceda, tenemos todo el derecho a recelar y a reclamar por todos los medios una política más clara y contundente contra el separatismo.
De toda esta miseria política y social, intelectual, que tanto daño ha hecho a la población en general y muy especialmente a los que se han negado a seguir los delirios nacionalistas, nacen estos personajes como Rufián, como nacen los grupos mafiosos que han robado a mansalva del erario público, como nacen los medios de comunicación que han estado recibiendo cuantiosas subvenciones para mantener la agit-prop a favor del separatismo… como nace esa situación de zozobra, inquietud, miedo, etc., de una gran parte de la población catalana y española que no sabe si su Estado le garantizará la integridad territorial y la soberanía nacional a corto o medio plazo.
Pero seamos positivos, optimistas. Como afortunadamente, y a pesar de todo, vivimos en un régimen democrático, con todos los defectos que pueda tener y todos los vicios que se han ido apoderando de infinidad de instituciones, los ciudadanos pueden intervenir para afrontar los problemas políticos y sociales, aunque para ello hayan de pasar diversos filtros y protegerse de mentiras, asechanzas y manipulaciones. De forma que estas elecciones del 20 de diciembre pueden servir para que el problema más importante que tiene nuestro país en estos momentos, que es el secesionismo, se encauce por las vías de la legalidad, que se basa, por supuesto, en un Estado fuerte, capaz de hacer cumplir las leyes en todo el territorio nacional y, sobre todo, pueden conseguir que el lenguaje recupere su significado correcto, que se llame «al pan pan y al vino, vino», de tal forma que, como Cataluña no es un territorio dependiente sino parte indisoluble del territorio nacional, no puede independizarse sin atropellar al todo; como no es una franquicia o un electrodoméstico conectados a una central, no puede desconectarse, y como tiene el mayor autogobierno posible en las competencias que corresponden a las comunidades autónomas, no puede reclamar del Estado más competencias importantes ni más privilegios y no puede desacatar al Estado cuando este ejerce, legal y legítimamente, su Autoridad.
Por supuesto, todo ello con esta Constitución, que fue realizada no por fascistas sino por ciudadanos que ya eran o aprendían a ser demócratas y que, a pesar de serios errores como haber establecido una diferencia entre nacionalidades y regiones,  acepta su modificación por los medios legales establecidos democráticamente. Modérense, por tanto, los repartidores de referendos y aténganse a la legalidad vigente; aprendan con Pitágoras que la Ley es la garantía de la Libertad y, en vez de buscar el voto fácil deramo-claveles-colores secesionistas y revolucionarios de salón, o  el voto del miedo, que cumple parecido papel, busquen el voto de los ciudadanos más conscientes, proponiendo soluciones reales  a los problemas reales… Y si quieren encontrar fascistas, búsquenlos entre los que quieren trocear España y destruir siglos de historia, entre los que quieren «un sol poble», una sociedad uniformada, nacida del odio y la manipulación: ahí encontrarán muchos más fascistas que los que pudiera haber entre los que hicieron la Constitución y los que la aprobaron por una aplastante mayoría (por cierto, por una aplastante mayoría especialmente en Cataluña).

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40 años

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Leí hace 40 años, en francés, una biografía de Lenin de la que solo recuerdo la conclusión, una frase breve pero rotunda, que me impresionó entonces, a pesar de (o quizá por) su sencillez y que he retenido en mi memoria: «On cherche l’homme, on trouve l’Histoire» (Se busca al hombre, se encuentra la Historia). Así es con los hombres importantes… pero también con cualquier hombre, con cualquier persona a la que nos acerquemos, directamente o a través de referencias y documentos. Nadie es reconocible, nadie puede ser comprendido fuera de un contexto, fuera de la historia. Y cuando tenemos en cuenta esa historia, sea la «gran» historia de países, épocas, etc., sea la «pequeña» historia de una familia o de un lugar concretos, aprendemos que el reduccionismo nos puede llevar al error: no podemos encerrar una biografía en un «tuit», en un párrafo ingenioso de un artículo periodístico, en una espinela.

Creo que todo esto viene a cuento hoy, cuando se cumplen 40 años de la muerte de Francisco Franco Bahamonde, que dirigió a las fuerzas armadas sublevadas contra la Segunda República, que consiguió la victoria en una terrible guerra civil, manteniéndose durante 36 años como Jefe del Estado, hasta su muerte natural. Hay una amplia bibliografía y miles de artículos sobre Franco pero en mi modesta opinión aquellos libros o artículos que se limitan a acotar al individuo y definirlo con meras etiquetasi no nos ayudan a comprender una etapa de la historia de España que tanto ha influido en la que estamos viviendo ahora y que, en muchos aspectos, aún no ha sido superada totalmente… aunque la edición de hoy de EL ESPAÑOL lo afirme de forma rotundaii

Por supuesto que me parece estúpido reivindicar el franquismo (como ideología o sistema político) a estas alturas, tan estúpido como sostener que sigue vigente entre nosotros, en importantes sectores de la sociedad. Franco y su régimen murieron hace 40 años. Pero aquella etapa de nuestra historia no puede despacharse de forma simplista.

 images (1)

iUn ejemplo: un artículo publicado ayer en El Mundo: http://www.elmundo.es/opinion/2015/11/19/564ceb6a22601d9f538b45d9.html

iihttp://www.elespanol.com/edicion/20151120/80631937_14.html

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Poesía y tiempo

cartelbarcelonaComo todas las grandes obras de la humanidad, como todas las artes con las que el hombre ha intentado entender, definir, aprehender el mundo, la Poesía viene de los orígenes de la humanidad y acompañará al ser humano hasta el fin de la especie. Sí, la belleza condensada, la palabra hecha metáfora, hecha música (ritmo y  rima), viene del principio y nos acompañará hasta el final. Por eso, la Poesía, a pesar de que siempre parece estar en crisis, no muere ni morirá jamás mientras viva el hombre.
Pero este caminar juntos, entrelazados, de la Poesía y el Hombre como especie, también lo es con el hombre como individuo. Desde su nacimiento, incluso antes, en el vientre materno, el individuo está acompañado de ese hermoso lenguaje binario de los latidos del corazón que luego se traduce en el ritmo de la poesía popular, de las métricas más sencillas (y tantas veces más hermosas). El feto percibe el pulso del corazón materno y después con ese mismo ritmo escuchará las nanas y los cantos de la madre y el padre, las retahílas… y, más tarde lo utilizará en juegos y canciones de corro; aprendiendo así a aprehender la compleja pero bella realidad en la que vive.
Por eso la Poesía merece nuestro máximo respeto y nuestro más entusiasma homenaje. A la Poesía a y los poetas que la buscan y la encuentran, que viven en ella y para ella… A los poetas y a cuantos, desde una posición secundaria pero imprescindible, le dan forma a la obra poética y la difunden. Por eso nos reunimos ayer, en la acogedora Casa del Lector, un grupo de personas, convocadas por Amelia Romero y coordinadas por Marina Casado, para rendir nuestro homenaje a la emblemática colección El Bardo, que fundaran José Batlló y Amelia Romero, en sus «más de 50 años» de vida. Prácticamente todos los grandes poetas contemporáneos de España han publicado en El Bardo, desde Vicente Aleixandre hasta  Concha Zardoya (algunos de ellos como Ana María Moix, Carlos Álvarez, Antonio Carvajal o Manuel Vázquez Montalbán, por primera vez). Y la colección sigue buscando, y encontrando, nuevos poetas, aumentado así su rico elenco.
El acto de Madrid, modesto pero entrañable, era continuación de las jornadas que se habían celebrado en la Universidad de Barcelona, el pasado año, al celebrarse el cincuentenario de la colección. Y resultó además un homenaje emocionado a Carlos Sahagún, que falleció a finales de agosto pasado y cuya viuda nos acompañó en el acto, y a Carlos Bousoño, fallecido hace unos días, como nos recordó el excelente poeta Javier Lostalé, que también recitó un bello poema de Antonio Carvajal. Marina, para el recital, quiso rodearse de un grupo de jóvenes poetas (véase el pie de foto) que prestaron su voz a poemas de, además de los tres anteriormente citados,  Ana María Moix, Pere Ginferrer, Carlos Bousoño, Vicente Aleixandre, Félix Grande, Ángel GonzálezFélix de Azúa, Gabriel Celaya (recordé vívidamente anoche la bella mirada del poeta, cuando conversábamos sobre Gabriel Celaya para niños, que editamos hace ya bastantes años), Miguel Labordeta y Gloria Fuertes.
Y después del acto, todos los que habíamos intervenido, nos fuimos a continuar la fiesta, a tomar unas cervezas y seguir recitando los propios poemas de los declamadores: las voces jóvenes e ilusionadas del grupo que reúne Marina, se hacían oír por entre el murmullo del local donde estábamos, recordándonos que, como dije al principio, la Poesía nos acompaña desde la cuna a la tumba (¡y antes y después de esas dos estaciones de tránsito!)  en el duelo y en la fiesta, en la intimidad y en el bullicio.

todos1En la foto: arriba, Alberto Guirao, Eric B. Schanabrier, Alberto Guerra Obispo, José María G. de la Torre, Javier Lostalé; abajo: Paula Bozalongo, María Agra-Fagúndez, Conchy Gtz Blesa, Andrea T. Buergo, Marina Casado, Debbie Alcaide, Marisa Marazuela (Viuda de Sahagún) y Amelia Romero.
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Mi Miguel Hernández en 12 poemas

AMP01040(Como homenaje a Miguel Hernández, en el centésimo quinto aniversario de su nacimiento, resumo aquí mis charlas para profesores y la comunicación que presenté en el III Congreso Internacional Miguel Hernández.)

Mi Miguel Hernández es ―partiendo de toda su prodigiosa obra (más de mil poemas, diversas prosas, decenas de trabajos periodísticos, seis obras de teatro… todo ello realizado en poco más de una decena de años) y de su biografía (incluyendo las controversias sobre el grado de modestia de su familia, su formación autodidacta, su compromiso político, su vida amorosa, etc.)― sobre todo un amigo al que puedo recurrir en todo momento; un amigo, endurecido por la vida y amante apasionado de la vida, al que veo saltando entre la Naturaleza de la que extrae la poesía y a la que devuelve su poesía, pero también saltando entre las mesas escolares, entre niños de toda edad y condición, entre adultos que no han perdido su infancia ni su juventud, entre una sociedad que siente, piensa y actúa, de la que obtiene la poesía y a la que devuelve su poesía. Sus versos, que vienen de la historia, de la sociedad, de la naturaleza, vuelven a la naturaleza, a la sociedad más bellos aún y, por eso, se enraizan en la historia, se incrustan en la historia para que las futuras generaciones los disfruten. Un amigo inserto en la sociedad, comprometido con su mejora, dispuesto a luchar para un mundo más justo. Un amigo al que amar y seguir en su ejemplo. Un amigo al que honrar en cada ocasión posible. Un amigo presente, cuya obra y testimonio personal tiene hoy tanta vigencia como hace ochenta años.
He aquí, pues, mi síntesis, estructurada (de forma subjetiva y sugestiva) en doce valores fundamentales de Miguel, en correspondencia con doce de sus poemas (considerando como tal, para este propósito, el «Romancillo de mayo», extraído de su obra de teatro El labrador de más aire). No hace falta decir que las breves notas que acompañan a esta numeración no tienen otro objeto que justificar mi elección puesto que ni me considero un experto en la magna obra hernandiana ni pretendo con este texto otro objetivo que manifestar mi homenaje. Mi propuesta, por tanto, tiene un carácter meramente subjetivo (se podrían poner otros muchos poemas para destacar los valores hernandianos) y sugestivo (pretendo, sobre todo, incitar a la lectura de la hermosa obra hernandiana). Para quien quiera disfrutar de los poemas completos, ponemos en su título el enlace a nuestro archivo.
«Niño» – Amor a la infancia y a la juventud
Aunque se me pueda acusar de exagerado, desde que conocí este poema sostengo que no hay nada más hermoso en la poesía española sobre la infancia y la capacidad que ella tiene de alcanzar todos los horizontes. Ese niño que es «ala, rueda, torre.  / Pie. Pluma. Espuma. Rayo.» … que puede cabalgar y dominar nuestro planeta, que puede ser el universo mismo, que puede ser el universo «que gira esperanzado.», es una llama encendida para la esperanza de la sociedad.
Por cierto, desde la primera edición de Miguel Hernández para niños, que dio nombre e inauguró nuestra colección más popular, Alba y Mayo, hemos conservado el título y respetado el verso. «creador del alba y mayo». Aunque algunos expertos sostienen que se trata de errata (entienden que debería ser creador de alba y mayo), en nuestra edición de Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández, incluimos la postal que el poeta mandó a su mujer, cuyo anverso es un dibujo (que no parece estar realizado por Miguel Hernández) de un niño cabalgando un mundo y el reverso, el poema manuscrito, quizá por algún compañero de prisión de Miguel, pero con una dedicatoria a su hijo del propio Miguel Hernández (lo que demostraría que había leído el texto) donde se lee claramente creador del alba y mayo. A reserva de lo que decidan los filólogos yo creo que no es imposible que Miguel quisiera hacer un solo sustantivo con las dos palabras, alba y mayo, para mejor significar el nacimiento y la plenitud de la infancia.
«El silbo de la llaga perfecta» – Pasión amorosa
No conozco ningún poema que refleje más intensamente la pasión del varón por el sexo femenino. La cruda belleza de estos versos nos muestran un Hernández extremadamente sensual, pletórico de deseo, pero al tiempo profundamente humano. No es un animal el que desea penetrar en la hembra, sino un hombre buscando el amor: «Ábreme, amor, la puerta / de la llaga perfecta.»
«El alma de la huerta» – Amor a la Naturaleza
Es claro que Miguel tiene muchos poemas que cantan a su tierra y por tanto a la naturaleza pero he elegido éste, publicado en Actualidad en julio de 1930, para destacar que incluso a esa edad tan temprana (19 años) ya combinaba Hernández el dominio del lenguaje poético con sus pasiones. Porque el amor a la Naturaleza es también amor al hombre que se integra en ella y reprobación de los poderosos que impiden que esta integración sea armónica. «Barraca que fuiste en tiempos mejores / de fe, de virtudes, de amores, / de paz y alegrías alcázar dorado; / y musa creadora de mil trovadores, / de excelsos cantores, / que bajo la parra que prende a tus pajas dosel encantado / la vida han pasado/ cantando tus gracias con ansias febriles de ser ruiseñores».
«El niño yuntero» – Amor a la libertad y la justicia
Uno de los más conocidos poemas de Hernández y donde la denuncia de la injusticia se hace más intensa. El amor a la libertad y la justicia está en cada uno de los versos de este emocionante poema pero, a pesar de esa fuerza reivindicativa, Hernández no cae en el rencor y en la petición de venganza: inteligentemente hace una llamada a los «que antes de ser hombres son / y han sido niños yunteros».
Llamada que hoy valdría para los que, habiendo sido superexplotados han alcanzado un nivel de vida relativamente acomodado y se olvidan de los que se encuentran en la misma situación que ellos se vieron hace tiempo.
«Romancillo de mayo» – Vitalismo
Este «poema» es un monólogo del personaje Quintín, (el labrador pícaro) en El labrador de más aire, musicado por Juan Manuel Serrat en su primer disco sobre el poeta (omitiendo algunos versos). Aunque otros muchos poemas nos hablan del vitalismo de Miguel, quizá en ningún otro como en este monólogo de Quintín hay una sensualidad, un ardor, una fusión con la naturaleza, una comunión con todo lo que bulle, una alegría tan grande como en este caso. «Campea Mayo amoroso; / el amor ronda majadas, / ronda establos y pastores, / ronda puertas, ronda camas, / ronda mozas en el baile / y en el aire ronda faldas…»
«Las manos» – Honradez
Magnífico canto al trabajo como garantía de honradez. Se dice que Miguel Hernández nunca superó su origen cristiano… pero lo que parece claro es que lo mejor del cristianismo que había adquirido en su breve paso por el colegio de los jesuitas, se había incorporado a su personalidad. «La mano es la herramienta del alma, su mensaje, / y el cuerpo tiene en ella su rama combatiente. / Alzad, moved las manos en un gran oleaje, / hombres de mi simiente.»
«El sudor» – Trabajo y cultura
Serge Salaün, Ramón Gaya, Gil Albert, y tantos otros ponderaron este poema (uno más de los que Hernández hizo apremiado por el tiempo y hostigado por la contienda) como uno de los poemas hernandianos donde se aprecia la prodigiosa capacidad versificadora de nuestro poeta. La vigencia de este poema hoy, sobre todo para la juventud más o menos acomodada que generalmente relaciona el sudor (físico o simbólico) con el deporte o la «marcha», me parece innegable. «Entregad al trabajo, compañeros, las frentes: / que el sudor, con su espada de sabrosos cristales, / con sus lentos diluvios, os hará transparentes, / venturosos, iguales.»
«Elegía» – Amistad, generosidad
Sabido es que este poema deslumbró a los poetas ya consagrados en España que señoreaban el mundo poético en Madrid, quienes se rindieron al nuevo valor que venía del Levante español, entre ellos Juan Ramón Jiménez y Vicente Aleixandre, que luego serían premios Nobel. Hay que destacar cómo este poema demuestra que la amistad sincera y generosa neutraliza las diferencias políticas. Porque cuando Miguel le dice a Sijé «con quien tanto quería» (no «a quien tanto quería», error que popularizó Joan Manuel Serrat) es absolutamente sincero, pero no olvida que la vida que los unió, las dificultades de la infancia y la adolescencia en un pueblo de la España profunda, también los ha separado y hasta enfrentado. Pero como con el amigo es siempre imprescindible dialogar antes que pelear, el poeta termina enfatizando este diálogo para cerrar su hermoso poema: «A las aladas almas de las rosas / del almendro de nata te requiero, / que tenemos que hablar de muchas cosas, / compañero del alma, compañero.»
«Madre España» – Patriotismo
Lamentablemente, este poema no es muy popular ni se incluye en muchas de las antologías de Hernández. Sin embargo, yo considero que, además de ser uno de sus poemas más hermosos, tiene plena actualidad en este convulso país que nos ha tocado vivir  y por ello debería ser divulgado por todas las fuerzas democráticas y progresistas de nuestro país. Desde sus primeros versos explica y canta la indisoluble unidad que hay entre el hombre y su patria: «Abrazado a tu cuerpo como el tronco a su tierra, / con todas las raíces y todos los corajes, / ¿quien me separará, me arrancará de ti, / madre?» y sufre por la terrible tragedia que la parte en dos: «España, piedra estoica que se abrió en dos pedazos». Su patriotismo es firme, superior a cualquier resultado que tenga la guerra fratricida: «no me separarán de tus altas entrañas», y se proyecta a los suyos más allá de la muerte: «Además de morir por ti, pido una cosa: / que la mujer y el hijo que tengo, cuando pasen, / vayan hasta el rincón que habite de tu vientre,»
«Vientos del pueblo» – Autenticidad y Rebeldía
Miguel Hernández se compromete, hasta la muerte, con la causa que él considera fundamentalmente justa por la que lucha, y denuncia vehementemente a los que, con cobardía y egoísmo, se olvidan de esa causa. Llama a los españoles a su causa, citándolos por sus gentilicios regionales: «Asturianos de braveza, / vascos de piedra blindada,» unificándolos a todos ellos en la lucha contra el enemigo común: «yugos os quieren poner / gentes de la hierba mala, / yugos que habéis de dejar / rotos sobre sus espaldas.»
«Canción del esposo soldado» – Paz
Por encima de las resonancias clasicistas, que los estudiosos han rastreado en este poema y la pasión amorosa, a mí me parece que el valor que da Miguel a la paz, se revela aquí con toda su fuerza. En un ambiente de guerra, el soldado-poeta busca la paz en el futuro. «Para el hijo será la paz que estoy forjando.» Y con ello homenajea a las madres y a sus niños (quizá las mayores víctimas de nuestra terrible Guerra Civil) y, por encima del incierto resultado (incluso con una premonición de derrota) sigue forjando la paz.
«Eterna sombra» – Capacidad crítica y de resistencia.
Este último poema del ciclo de su impresionante Cancionero y romancero de ausencias de9788479604417_04_l Hernández, «una cantata de dolor» como la definió Leopoldo de Luis, es también, en mi modesta opinión, una autocrítica profunda, un reconocimiento de que las derrotas («Yo que creí que la luz era mía, / precipitado en la sombre me veo.») igual que las victorias, se gestan y se viven en el interior de cada uno. Por ello cada uno de nosotros, por muy perdedores que seamos en la batalla contra la injusticia, en la batalla por la Libertad, en la batalla por la Vida, tenemos derecho a reclamar, con Miguel, «Dejadme la esperanza», y a seguir resistiendo, porque, como él nos enseñó, «[…] hay un rayo de sol en la lucha / que siempre deja la sombra vencida.»

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