Las elecciones de la Comunidad de Madrid: ¿catástrofe u oportunidad?

(El presente texto ha sido publicado en el número 29 de la revista Aprender a Pensar, en la sección «Dual» como debate abierto con su directora, Marina Casado. Ambos textos pueden consultarse en la siguiente dirección: https://revistaaprenderapensar.wordpress.com/) 

Como todo en nuestra sociedad –donde la libertad de expresión y la confrontación de argumentos están no solo protegidas y garantizadas sino también, y sobre todo, estimuladas– las elecciones convocadas súbitamente (como consecuencia de las mociones de censura presentadas por la oposición en Murcia y Castilla y León, y por las que sentía amenazada) por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Diaz Ayuso, para el 4 de mayo próximo, han movilizado a todas las fuerzas políticas, tanto regionales como nacionales, y producido no pocas broncas entre ellas.
¿Es una catástrofe adelantar unas elecciones (que habrán de repetirse por imperativo legal dentro de dos años) en medio de una pandemia? O ¿puede ser una oportunidad de clarificar las distintas posiciones políticas y que los distintos grupos sociales, todos y cada uno de los individuos, puedan manifestar sus preferencias y decidir democráticamente cómo se conformará el próximo gobierno regional?
En mi opinión, esta situación supone, sobre todo, una buena oportunidad, política, social y moral.
Oportunidad para los seis partidos que contienden y para sus simpatizantes y votantes.
Para el PSOE, que consiguió el mayor número de diputados en las elecciones hace dos años pero no pudo formar gobierno, una buena oportunidad para revisar sus alianzas y, sobre todo, su programa, y (mucho más que sobre todo) cuántas diferencias ha habido entre lo programado, lo prometido en campaña y lo realizado.
Para el PP (que sí consiguió formar gobierno, gracias al apoyo directo y con participación en el Gobierno de Ciudadanos, e indirecto de Vox), una gran oportunidad para analizar por qué se deterioró la relación con Ciudadanos (¿solo por culpa de Ciudadanos?, ¿por culpa de las direcciones nacionales de los dos partidos?). Y, sobre todo, una excelente oportunidad para comprobar si el abrupto viraje que dio Pablo con ocasión de la moción de censura que presentó Vox contra Sánchez fue solo sectarismo arrogante o un cambio estratégico profundo para congratularse con las fuerzas que hoy dominan la situación política en España.
Para Ciudadanos, una ocasión (quizá la última) para analizar por qué desde el «traslado de su sede en Barcelona a Madrid» (pensando ilusoriamente que podía tener el mismo o mayor éxito en toda España que había tenido en aquella región), no ha dejado de bajar en las encuestas, ha merecido cada vez más el calificativo de veleta y ha perdido aceleradamente militancia y apoyos.
Para Más Madrid también debería ser una buena oportunidad: ¿permanecemos en los valores fundacionales de Podemos, incluyendo los elogios sectarios a la Venezuela de Chávez y Maduro y el apoyo miserable a las fuerzas separatistas que intentan debilitar el Estado y trocear la Nación… o aprovechamos la ocasión para dar un giro y convertirnos en una izquierda no sectaria, no separatista, no demagógica, no utópica, no falaz…?
Para Vox, una excelente ocasión para reafirmar y madurar su ideología, desprenderse de mensajes populistas, explicando con humildad programas claros, sencillos, comprensibles, bien documentados y sin efectismos. Eso les permitiría revitalizar su inteligente eslogan de sus primeras intervenciones («No somos un partido de extrema derecha, somos un partido de extrema necesidad») y romper el «cordón sanitario» que los demás partidos han establecido…
¿Tiene Unidas Podemos también la oportunidad de aprovechar estas elecciones para mejorar, o por lo menos parar, la tremenda caída que sufre desde que participó en el gobierno de Sánchez y que parece no se ha resuelto con la salida de Iglesias del gobierno, ni con la irrupción en la campaña como candidato a presidente de Pablo Iglesias? ¿Tiene posibilidades de mejorar? Estoy convencido de que no. El ir chulescamente, y con todo tipo de trucos y falacias, contra la Historia, contra la Ley, contra las instituciones… y todo para montar un negocio de camarilla para hacerse ricos e ingresar en la clase social a la que decían combatir. Coincido en eso con Ángel Gabilondo: «con este Iglesias, no».
Pero, sobre todo, es una oportunidad para la ciudadanía. Llevamos años, décadas, con un progresivo deterioro de la actividad política. Tenemos una clase política que (aunque pueda acusárseme de abusar de la generalización) está desmesurada, poco preparada, incluso ignorante, y que compensa todas esas carencias con un lenguaje pobre y, sobre todo, falaz. Generalizando claro, pero por mucho que hagamos matizaciones y diferencias, mientras no mejoremos el estado general de la clase política será muy difícil que la gente que defiende la economía, valora el mérito y rechaza frontalmente la vagancia, la ignorancia y la mentira, se quede en ella. Naturalmente, como hay que elegir (porque parece estar demostrado que el voto en blanco, nulo o la abstención no corrigen los defectos apuntados) se trataría de analizar profunda y racionalmente las diferentes formaciones políticas que se enfrentan en estas elecciones y elegir la que más se aparte o combata las carencias apuntadas y la que mejor aproveche la oportunidad que brindan estas elecciones.

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