Hambre de endecasílabos

Abate MarchenaAmanecí con con hambre de endecasílabos y abrí De la naturaleza de las cosas, en la clásica edición de Austral, el poema de Lucrecio según la traducción del «Abate» Marchena. Había leído, hace años, esta impresionante obra (que recoge lo principal de la obra perdida de Epicuro) creo que en la versión en prosa de Miguel Castillo Bejarano (Alianza Editorial), pero esta edición de Austral me encanta por los preciosos endecasílabos blancos de Marchena y la interesante introducción de Aldo Mieli (que no conocía antes de adquirir esta edición y del que me informo por la siempre útil Wikipedia: Livorno, Italia, 1879 – Florida, Argentina, 1950; historiador de la Ciencia, judio y activista por la liberación homosexual.).


Releo el parágrafo I del libro primero… ¡Maravilla! La voz de nuestros tatarabuelos grecolatinos llega a mí, de la mano del erudito español, plena de invitaciones al gozo de la Belleza y a la reflexión sobre la Sabiduría: «El blando amor metiendo por sus pechos, / haces que las especies se propaguen»; «y no hay sin ti contento ni belleza»; «porque puedes tú sola a los humanos / hacer que gusten de la paz tranquila»; «porque no puedo consagrarme al canto / entre las guerras de la patria mía»; «de qué principios de la Naturaleza / forma todos los seres, cómo crecen, / cómo los alimenta y los deshace / después de haber perdido su existencia»; «¡nos iguala a los dioses la Victoria!»; «de acciones execrables y malvadas / fue causa el fanatismo muchas veces»; «[…] no sabemos / cuál es del alma la secreta esencia: / si nace, o si al contrario, se insinúa / al nacer en el cuerpo, y juntamente / muere ella con nosotros; si del orco / corre vastas lagunas tenebrosas; / si por orden divina va pasando / de cuerpo endescarga cuerpo de los otros brutos / como cantó nuestro a Ernio […]»; «y porque los objetos que hemos visto / en la dolencia asustan y en el sueño, / de modo que parece contemplamos / y hablamos cara a cara con los muertos, / abrazando la tierra ya sus huesos»; «Preciso es que nosotros desterremos / estas tinieblas y estos sobresaltos / no con los rayos de la luz del día / sino pensando en la naturaleza.»
Poesía… siempre poesía para mejor percibir el mundo.

 

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