Nada más terminar el discurso de Juan Goytisolo al recoger el Premio Cervantes, El País y otros medios destacaron que había hecho una explícita referencia al partido Podemos. Sus últimas dos frases fueron «Digamos bien alto que podemos. Los contaminados por nuestro primer escritor no nos resignamos a la injusticia».
Quizá haya tiempo de glosar ambas frases [i], que tanto han llamado la atención, junto a la ausencia, quizá desprecio, de todo protocolo en la vestimenta y en el comienzo del discurso (Goytisolo iba vestido de «sport elegante» y, comenzó su discurso —«A la llana y sin rodeos», tomado de una frase de Cervantes— directamente con la dedicatoria a su maestro, omitiendo ostentosamente cualquier referencia a los Reyes o las miembros de la mesa), pero ahora me interesa glosar su referencia a la nacionalidad. En su bien trabado discurso, el ministro Wert se refirió a la divulgada frase de otro Premio Cervantes, don Francisco Ayala: «La patria del escritor es su lengua» y enlazó así con la afirmación de Goytisolo de que la nacionalidad que siente como suya es la cervantinza: así lo expresó: «Mi instintiva reserva a los nacionalismos de toda índole y sus identidades totémicas, incapaces de abarcar la riqueza y diversidad de su propio contenido, me ha llevado a abrazar como un salvavidas la reivindicada por Carlos Fuentes nacionalidad cervantina. Me reconozco plenamente en ella». Buenos juegos de palabras estos de las patrias lingüisticas y las nacionalidades otorgadas por grandes escritores… ingeniosa definición para un intelectual en parte exiliado, en parte cosmopolita y en parte apátrida… y en general para cualquiera que quiera hablar simbólicamente. Pero, cuidado, todo este simbolismo puede ser engañoso o confuso para la mayoría de las gentes del común.
Estas personas quizá se resignan más a la injusticia que el famoso hidalgo y sus muchos y variados epígonos, pero, sin la menor duda, luchan como pueden contra ella y, sobre todo, la sufren mucho más directamente que todos los «contaminados por nuestro primer escritor» (aunque no puedan decirlo tan «alto» ni desde tan alto como Goytisolo). Esas personas necesitan una patria mucho más concreta y una nacionalidad mucho más definida; en definitiva, una patria-nación con sus estructuras, sus infraestructuras, sus instituciones jurídicas y políticas, sus organismos sanitarios o docentes, su Estado fuerte que defienda a la ciudadanía; algo mucho más concreto que una lengua, (¡aunque, por supuesto la integre y cuente con ella!) Algo con continente y contenidos bien definidos: con fronteras, todo lo abiertas que sea posible pero todo lo protegidas que sea necesario; con leyes que regulen la vida civil y se hagan respetar; con una Hacienda capaz de regular y recaudar impuestos para luego atender a las necesidades públicas (como, por ejemplo este importantísimo premio dotado con 125.000 euros), etc. Es en esta patria, en esta nacionalidad, en la que la inmensa mayoría de nuestros conciudadanos pueden sentirse a gusto, aunque, por supuesto, sin rechazar otras patrias como la Comunidad Iberoamericana, la Unión Europea, las «patrias chicas», desde la comunidad autónoma hasta nuestra aldea más pequeña… ¡el mundo todo! Pero sin que la existencia de esas patrias, incluyendo la hermosa patria de la lengua o el riquísimo mundo cervantino nieguen o desprecien a esta principal (como, en mi modesta opinión, intentó hacer nuestro último Premio Cervantes). Por supuesto, una patria, la real que nos hemos dado entre todos, esta que sufre tantos ataques desde tantos y diversos lugares internos y externos, llena de defectos y carencias, inmersa actualmente, en una terrible crisis sobre todo moral e intelectual pero una patria que, precisamente por ello, no puede ser salvada mágicamente por ningún revolucionario de salón.
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Mi querido Jose Maria,
Escuché el discurso de Goytisolo, puede que no utilizara el protocolo de mención a los Reyes pero fue claro, no dejó nada en el tintero, desnudó nuestra España prenda a prenda, mostrando una realidad cruda y dolorosa….
No creo que sea alarmante tener esperanza y decir bien alto que podemos hacer un cambio, podemos barrer tanta corrupción, podemos y debemos hacer algo!
Creo que a los intelectuales la suspicacia os ha jugado una mala pasada. Yo como no soy intelectual no he pensado que podía ser un toque de atención…que también podria serlo…
Un abrazo y respeto tus ideales!
Gracias, Ana. Yo también respeto tus ideales porque pienso que, en lo fundamental, son tan honestos como los míos… Pero creo que te equivocas al pensar que el camino que indica Goytisolo (y tantos otros como él, a los que he calificado de «revolucionarios de salón») pueden llevar a un cambio positivo.
Un abrazo,
JM
Comparto lo que dices en este artículo, aunque no puedo opinar sobre Goytisolo porque no he leído ni oído su discurso.
Gracias, Manuel. Efectivamente, mi reflexión a partir de algunos de los argumentos de Goytisolo, que cito o explico, no necesita leer todo el discurso… pero te recomiendo que lo leas porque no hay que olvidar que mucha gente se entusiasma (creo que por error) con sus tesis y debemos hacer un esfuerzo por intentar comprender las causas de ese entusiasmo.
Saludos.
José María
Artículo necesario: descriptivo en los hechos, valiente en los planteamientos… E.S.
¡Gracias, E.S. y bienvenida a mi blog! Espero más comentarios…
Está muy bien que los intelectuales tengan una opinión formada sobre las cosas y sobre lo cotidiano, y nada hay que decir de su afinidad, pero este mogigato absurdo y Micomicón escritor de pacotilla, ni se merece este premio y nada había que haberle dado por renegar de su patria y estar viviendo lejos de ella por propio gusto o decisión, y siendo como es un relatista tan hosco en su realismo personalista y vengativo, hace que sea un Orco o Trasago, en sus presentaciones zafias e intensamente maleducadas. Mas le habría valido renegar del premio y no poner el cazo como lo ha puesto. Mi más sentido pésame para un escritor que renegando de sus raices se ausenta malhumorado de una tierra que lo vio nacer, que lo educó y además le dio premios inmerecidos.
Gracias, Ray. Como ha podido comprobar, no es usted el único que está en total desacuerdo con este premio a Goytisolo. A ver si el próximo nos parece más acertado…
Estaba fuera y no he seguido el acto ni leído el discurso de Goytisolo, sólo algunos artículos de prensa al respecto. Conocí a estr señor hace años en la UNESCO y unca me ha gustado, es atrabiliario y amargo con la sola intención de aparecer como rompedor y eterno descontento para llamar la atención. De hecho no me pareció acertado que fuese el elegido en 2015 para tan prestigioso galardón como es el Cervantes. Gracias por tu ponderado análisis.
Gracias, Milagros. Te eché de menos en Alcalá; me hubiera gustado mucho comentar contigo los diversos argumentos de Goytisolo… y algunas reacciones muy interesantes.
La cultura no se debe meter en política y menos en un acto oficial, podemos estar muy mal , pero no a va a ser PODEMOS quien nos saque del agujero,no tienen experiencia , solo unas cuantas horas mitin emanado en el campus de somos aguas ….
La monarquía merece un respeto , y si no quiere ser español. Que se vaya ….
Gracias, Antonio (y perdón por no haber respondido antes). Tienes toda la razón en que la monarquía (y, consecuentemente, todas las instituciones que nos hemos dado) merece(n) un respeto. Justamente, por esa falta de respeto estamos en la crisis ideológica, política y moral que nos aqueja y que es mucho más dañina que la económica.
Saludos cordiales.
JM