Réquiem de Guerra

briten2Madrid, Auditorio Nacional, 22 de septiembre de 2014. Excelente inauguración de la temporada de la ORCAM que, contra viento y marea (recortes, IVA, gran oferta de todo tipo de espectáculos…), eleva cada año su calidad; tanto de repertorio como de interpretación. En esta ocasión nada mejor, en la situación que vive Europa, nuestro entorno más cercano, que regalarnos el extraordinario Réquiem de Guerra de Benjamin Briten (1913-1976) una obra tan enlazada con toda la tradición de los réquiem como revolucionaria y actual. Más de ochenta profesores (con un 30% de profesoras) reforzados con miembros de la Joven Orquesta y el Coro Titular (cuyo director es Pedro Teixeira) complementado con los (50) pequeños cantores de la JORCAM (preparados por sus, sin duda, eficientes directora Ana González y profesora de canto Celia Alfredo, ayudados pon la pianista Laura Scarbó y los monitores María Cristina Alonso y Arturo Torres). Excelentes voces, y perfectamente complementadas, las de los solistas Ekaterina Metlova, soprano; Agustín Prunell-Friend, tenor, y José Antonio López, barítono. Excelente el coro titular y maravillosos los pequeños cantores, con sus blancas túnicas y sus voces puras. Excelentes todos los intérpretes. Todos ellos bajo la inmejorable dirección del  maestro Víctor Pablo Pérez.
Previo al concierto, la orquesta nos sorprende con una gran iniciativa para esta temporada: una persona relevante, en esta ocasión Iñaki Gabilondo, nos explica la oportunidad y significado de las obras («El doble grito de este concierto», según las oportunas notas al programa de Jorge Fernández Guerra) que vamos a escuchar: Canto a las víctimas inocentes, de Zulema de la Cruz, sobre un poema de Antonio Maura, y el War Requiem de Briten, que fue compuesto para la consagración, en 1962, de la reconstruida catedral de Coventry (destruida en 1940 a causa de la guerra). La obra de Zulema y Maura, estreno absoluto, constituye, sin duda, un excelente introito al Réquiem.

Vosotros,
que no sabéis de guerras
y cuyo oficio es vivir.
[…]
Vosotros,
las víctimas inocentes.
Vosotros
niños,
que jugando encontráis la bomba.
A vosotros os lloramos,
víctimas inocentes
en el corazón de la Historia.
[…]

Por cierto, la bella música del Canto a las víctimas inocentes tiene dos inteligentes referencias a sendas canciones populares (populares, aunque el vulgo pueda atribuir la primera a Luz Casal y la segunda a Pau Casals) españolas: la gallega «Negra sombra» y la catalana «Cant dels ocells».
Y, ahora, el imponente Réquiem de Guerra con  un principio sobrecogedor, con las campanas fúnebres y la voz queda del coro: «Señor, concédeles el descanso eterno / y que la luz perpetua los ilumine.»… Y los poemas de Wilfred Owen (1893-1918) insertados en la Misa pro defuntis: el soldado inglés comienza preguntando «¿Qué campanas doblan / por aquellos que mueren como ganado?» Para concluir:

No en las manos de los niños, sino en sus ojos,
brillará el sagrado resplandor del adiós.
La palidez de las frentes de las niñas serán su sudario;
sus flores, la ternura
de los pensamientos silenciosos,
y cada anochecer, un postigo
que se cierra.

El soldado alemán rememora:

Cantaban clarines,
entristeciendo el aire vespertino
y respondían clarines
y afligía oírlos.

Y ambos unen sus voces para constatar lúgubremente:

Hemos caminado amistosamente
hacia la muerte;
nos sentamos y comimos con ella,
fría y amarga.

Hora y media de impresionante música, ora suave y con voces bien individualizadas, ora en atronadores tuttis para reflejar la honda queja, el grito desgarrado de la humanidad doliente y terribles versos que, más allá de dogmas y ritos, nos hacen pensar en la necesidad humana de atender a lo individual pero también a lo universal, de encontrar unos valores que nos permitan convivir a todos…

Evitemos que este mundo recule y se retire
en vanas ciudadelas sin murallas.

Hasta llegar a un conmovedor final, con el coro pidiendo el descanso eterno, el Paraíso, para los muertos  (el soldado alemán invocando el sueño, «durmamos ahora») y un prolongando y pianísimo, un sublime «Resquiescant in pace. Amen.»… Ese intenso deseo de paz que la humanidad viene manifestando durante milenios, sin haberlo conseguido.
Hablamos de la tragedia de Europa… ¿también de la solución? Es posible: este continente, esta nuestra civilización, ha pasado por épocas terribles pero las ha ido superando.owen Sin duda, también ésta. Aunque, desde luego, no será la Europa de los opulentos, de los especuladores, de los traficantes del odio, de los «managers» de los aventureros, de los que centrifugan el continente… en suma, no será de los decrépitos de donde venga la solución para un nuevo siglo que supere el anterior: serán los inteligentes, los sensibles, los honestos, los laboriosos, ¡los juveniles!, los que con sus  voces limpias y generosas nos irán marcando el camino.

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Análisis DAFO – España 2014

dafoHace seis o siete años el entonces Director General del Libro y Bibliotecas, Rogelio Blanco, me pidió que fuera a La Rábida a participar en un encuentro internacional (una de las muchas actividades sobre nuestra lengua y nuestra actividad editorial que organizaba el Ministerio de Cultura de entonces) y, como me quejara del poco tiempo de que disponía  para preparar mi intervención (además de mi insuficiente preparación sobre el tema), me dijo algo así como «No te preocupes, lo harás muy bien. Utiliza el DAFO, que te permite ser sucinto y claro.» Yo no había estudiado el método DAFO en la carrera pero recordaba haberlo utilizado alguna vez, a principio de la década de 1970, en mis tareas de ejecutivo de empresa, porque, en efecto, constituye un buen guion («sucinto y claro») para debatir la situación de una empresa o un proyecto. Y como, en alguna medida, aunque es mucho más, la situación de un país puede ser contemplada como un proyecto, una hermoso proyecto colectivo, se me ha ocurrido aplicar el DAFO para tratar de explicar mi opinión sobre la situación actual de nuestro país. Naturalmente, el inteligente lector verá que, así como a una empresa es fácil aplicarle la matriz DAFO, a un proyecto nacional es más difícil y puede ocurrir que no queden tan diferenciados los elementos internos y los externos. En todo caso, bueno será tener en cuenta que, como todo guion, el DAFO nos pide reflexión y debate.
Debilidades
– Estructura económica y social muy desequilibrada (por ejemplo, demasiado énfasis en la idustria turística). Debilitamiento (deliberado) de nuestro sector agropecuario. Excesivas diferencias entre los potentados y las clases trabajadoras. Consumo, en algunos sentidos, absurdo.
– Sistemas educativo y judicial demasiado politizados, que los hace inestables e insuficientemente eficaces.
– Estado débil aunque muy grande y costoso o viceversa: 19 estructuras de poder territorial e infinidad de instituciones con muchas funciones artificiales o duplicadas y que, en no pocos casos, discuten la Autoridad central. Privilegios para la «casta política» (diputados, asesores, etc.) mientras que hay escasa atención a los servicios públicos (defensa, seguridad, sanidad, servicios sociales… y, sobre todo, educación e investigación).
– Escaso patriotismo nacional y exacerbación de las identidades pre-nacionales y tribales. Encuestas recientes advierten de la escasa actitud de compromiso con la patria, con España (mientras en algunas autonomías se dedican ingentes recursos a sembrar el desprecio o la hostilidad hacia la nación y la lengua españolas).
– Debilitación de los principios y valores básicos y deslizamiento hacia el materialismo grosero (consumismo, admiración por los «famosillos» y desdén por las personas de la Ciencia y la Cultura).
– La adaptación de la tópica picaresca española a las nuevas formas de vida ha producido demasiados abusos, perversiones y corruptelas y, lo que es peor, demasiada tolerancia frente a ellos en una gran parte de la ciudadanía.
– Clase política con insuficiente cultura y con demasiados truhanes en su seno, cuyas fechorías quedan impunes en muchos casos.
– Como causa y efecto de todo esto, una excesiva corrupción económica, social, política, y, sobre todo, intelectual (impera más el simulacro que el hecho, la apariencia que la realidad).
Amenazas
– La fundamental es la que constituye el desafío secesionista catalán (y el vasco, agazapado tras la cuasiderrota de la ETA) que lleva décadas sembrando el odio a todo lo español y que en los últimos años está utilizando descaradamente la estructura del Estado que controla para destruirlo. Una secesión de la naturaleza que se plantea nos llevaría, por su fuerza centrífuga, a una crisis nacional de envergadura y consecuencias imprevisibles.
– No hay que despreciar la amenaza que representa la excesiva (y, en ocasiones, torpe) burocratización de las instituciones europeas que pueden organizar nuestra economía o nuestra cultura a su antojo.
– Por otra parte, el poder creciente de las grandes corporaciones «transnacionales», tanto financieras como industriales, de comunicación, etc., pone en peligro la real independencia nacional y la capacidad política de nuestro gobierno.
– El desánimo, la indolencia de gran parte de la población que, por intereses mezquinos, por cansancio o simplemente por estupidez, deja que los problemas nacionales se hagan crónicos y aparentemente insolubles.
– El oportunismo, la tendencia a pactar, por intereses a corto plazo o meramente partidistas, despreciando los principios más elementales, y que posibilita que los problemas nacionales se pudran.
– Especial amenaza es que nuestra juventud se deje arrastar a la molicie y la relajación, propiciando así la pérdida de valores fundamentales y muy concretamente el optimismo, la alegría de vivir… pasando de un estado de abulia a otro de «indignación atolondrada» y viceversa, en cuyo caso podrían ser marionetas en poder de los traficantes de quimeras y los demagogos.
Fortalezas
– Tenemos una historia riquísima. Llevamos siglos construyendo una sociedad de la que, a pesar de los muchos problemas y errores, debemos sentirnos orgullosos. España fue uno de los primeros estados que superó las divisiones medievales y estableció estructuras más modernas. En León, en los siglos XII y XIII se registra por primera vez en Europa la participación institucional de las gentes del común en la vida política. España proyectó su lengua y su cultura sobre medio mundo y, a pesar de atropellos objetivos y leyendas subjetivas, impulsó decisivamente la entrada de la humanidad en la llamada edad moderna. A principios del siglo XIX (sesenta años antes de que lo consiguieran, por ejemplo, Alemania o Italia) las Cortes de Cádiz establecen un sistema político moderno e integrador. En conclusión, sabemos que no pocas batallas por  establecer espacios de libertad y progreso se perdieron pero también que otras se ganaron.
– Tenemos un territorio grande y fértil. Rico, plural, hermoso. Tenemos agua, viento y sol en abundancia, que pueden darnos energía y una tierra capaz de dar las mejores cosechas.
– La actual población española se ha formado por el cruce milenario de etnias y culturas de todas las partes del mundo; por eso es naturalmente plural y acogera, con muchos menos problemas de racismo o xenofobia que las mayoría de los países occidentales y, como tenemos buenos climas y buena alimentación, somos, en general, laboriosos y alegres… Sabemos que hay mucho de razón en el estereotipo de que somos indisciplinados, chismosos, envidiosos, mitómanos… pero también que somos amables y generosos, que tenemos un sólido humanismo y nunca hemos caído ni caeremos en la crueldad que cayeron otras sociedades asiáticas, africanas, europeas y americanas. Aunque hemos tenido hace 75 años una terrible guerra civil, no hemos participado, directamente, en las dos espantosas «guerras mundiales» ni tendremos jamás genocidios como los de Ruanda o Camboya, como el holocausto de Alemania, como la estúpida crueldad de las algunas dictaduras de Iberoamérica.
– Tenemos algunos grandes intelectuales… aunque nos parecen siempre escasos. Pero tanto en el terreno de las humanidades como en el de las ciencias, muchos de nuestros compatriotas pueden ayudarnos a comprender este mundo… y a disrutar de él.
– Pertenecer a Europa, aunque nos condiciona, también nos fortalece, sobre todo si sabemos mantener nuestra identidad nacional combinándolo con la mejor integración en las estructuras del continente.
– Debemos valorar y defender el respeto internacional que nos hemos ganado por historia de siglos pero, también, porque hemos sabido pasar, en esta época reciente, de un régimen autoritario a uno democrático de forma ejemplar en muchos sentidos y, en estos últimos años, nos hemos enfrentado a la Crisis con menor costo que otras sociedades paralelas.
– Es cierto que nuestros trabajadores necesitan mejor formación y, en muchos sectores, mayor eficiencia, pero somos muy recursivos y capaces de adaptarnos a situaciones difíciles, como han demostrado sobradamente los millones de personas que, en épocas recientes, tuvieron que emigrar por razones económicas o exiliarse por razones políticas.
Oportunidades
Sabemos que toda crisis contiene grandes oportunidades… si queremos aprovecharlas, si neutralizamos nuestras debilidades y aplicamos nuestras fortalezas, si nos enfrentamos a las amenazas con determinación.
– Podemos cerrar el secular cainismo español… o, al menos, debilitarlo considerablemente.
– Podemos regenerar la vida pública; superar esta etapa de las últimas décadas donde se han perdido mucho valores y ha triunfado la corrupción. Podemos conseguir y mantener un Estado fuerte y respetado.
– Podemos recuperar, después de haber dado tantos tumbos en este sentido, una idea nacional (y, por tanto, patriótica) de España, asumiendo su rica diversidad pero también su indivisibilidad. O, dicho de otra manera, recuperar un «orgullo nacional» que sostenga, contra leyendas negras y pesimismos bobos, que ser español es una de las mejores cosas que pueden hacerse en este mundo.
La clave, pues, en conclusión, sería doble: por un lado saber disfrutar de lo que tenemos, aprender a amarlo y defenderlo y, por otro, saber entusiasmar a nuestras nuevasdafo2 generaciones en un proyecto nacional con hermosos horizontes. Nuestros jóvenes han nacido en uno de los lugares del mundo donde se puede ser más longevo y más feliz (a pesar de que hay muchas injusticias que combatir) y tienen la gran oportunidad de consolidar todo lo que hicieron de bien las anteriores generaciones y asegurar para el futuro (a pesar de errores y carencias) un país democrático, próspero, alegre.

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Leonor Machado

leonorMEn 2015 se cumplirá el 200 aniversario del nacimiento de Antonio Machado Núñez, hijo de un respetable comerciante gaditano (don Antonio Machado Rodríguez), médico, catedrático, nauralista, político… que inaugura una saga de grandes intelectuales conocidos en el mundo entero. Su hijo, Antonio Machado Álvarez, reconocido folclorista (catedrático de Folclore en la Institución Libre de Enseñanza de Madrid, que desarrolló en España la filosofía krausista) cuyas obras, casi siempre firmadas con el pseudónimo de Demófilo, figuran hoy en las mejores bibliotecas. De sus cinco hijos, los dos más conocidos son Antonio y Manuel, aunque José y Francisco también dejaron obras escritas o pictóricas. Leonor es hija de Francisco y ahijada de Antonio; su nombre fue elegido en homenaje a la esposa prematuramente malograda del poeta.
Hasta donde yo sé el mundo machadiano es plural en ideología y creación intelectual y literaria pero hay algo, tanto de contenido como de forma, que identifica a toda la familia, algo que podríamos llamar el talante machadiano y que personifica, sobre todo, don Antonio Machado Ruiz (discípulo fiel de don francisco Giner de los Rios) quien, justamente, está considerado uno de los intelectuales más representativos de la cultura (de la civilización) española. Un talante que podríamos resumir en una curiosidad por todo lo que sea cultura, en una defensa discreta pero decidida de la libertad de pensamiento, un compromiso con la sociedad, un humanismo más allá de contingencias o circunstancias de las ideologías o de las políticas… y una modestia natural que desprecia el brillo y el simulacro y que sabe que «Nadie es más que nadie».

Leonor y José María en la entrega de la escultura conmemorativa de la edición de las «Obras escogidas» de Francisco Machado

Leonor ha escrito Recuerdos y vivencias con los poetas Antonio y Manuel Machado (Madrid, 2009), ha preparado la edición de las Obras escogidas de su padre Francisco Machado (Madrid, Ediciones de la Torre, 2012) y ha intervenido en numerosos actos de homenaje a la Poesía (fue la más asidua y la más entusiasta asistente a las famosas sesiones poéticas que Fina de Calderón hacía mensualmente en Los Miércoles de la Poesía y anualmente en su Cigarral del Ángel). Buena lectora y buena persona, ella porta con dignidad el apellido Machado y recoge en su persona esa herencia machadiana que, como se ha dicho, no pretende el boato sino los auténticos valores del hombre. Hoy cumple 90 años, plenamente lúcida y llena de vitalidad (aunque, naturalmente, con algunos achaques) y es un honor poder felicitarla públicamente y desearle muchos, muchos cumpleaños.

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Trufa intentaba comprender

Para SM

trufaTrufa intentaba comprender. Presentía algo grave porque su ama (Julia Trujillo) no la escuchaba ni la miraba o hablaba como otras veces. Tampoco entendía por qué, súbitamente, entraban unos hombres extraños en su casa y yo, siguiendo sus instrucciones, la encerraba en un cuarto apartado. Luego, tampoco entendió por qué toda la casa se quedaba en silencio ni, mucho menos, por qué otra persona extraña la metía en un coche que no le era familiar y la volvía a dejar sola, durante unas pocas horas pero que a ella se le hacían eternas, en una casa que nunca había visto. Y después, cuando yo fui a «rescatarla», tras el alborozado recibimiento que siempre me hacía, me miraba, intentando comprender: pero con su elemental cerebro y su lenguaje cuasi binario, sólo podía hacer una pregunta elemental: «¿qué?».

Trufa sigue mirando un año después, y seguirá mirando, intentando comprender, lo que le queda de vida. Es muy emocionante verla cómo se para y mira, con sus ojitos de vista cansada, intentando averiguar ese qué elemental y solo en tiempo presente… Pero, bien pensado, el ser humano, con un cerebro mucho más evolucionado y un lenguaje (causa y efecto de ello) prodigioso, que parece capaz de definir todas las cosas, de dar todas las respuestas, sigue también, haciéndose, con su vista cansada de tanto mirar y como resumen de todas las demás preguntas, el mismo interrogante, en todos los tiempos: «¿qué?»… Y todo parece indicar que la pregunta seguirá sin respuesta y solo desparecerá cuando desaparezca nuestra especie.

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Veraneo

…Y los conejos silvestres huyendo a grandes saltos entre los arbustos ante la presencia intrusa de un paseante y su asustada perrita urbana. …Y los alborotos y cuentos de las activas nietas. …Y los cumples de los pequeños, con juegos y cantos. …Y las cigüeñas en la torre de la iglesia. …Y las noches estrelladas. …Y el olor de la tierra agradecida. …Y el mar, de día y de noche, con su lenguaje cósmico. …Y el vecino que te saluda alegre unas horas antes de sufrir un accidente que le causará la muerte dos días después. …Y los valles y las montañas del Sur. …Y la magnífica higuera ofreciéndonos sus frutos en la amanecida. …Y los naranjos, repletos de frutos en agraz. …Y el reflejo del astro rey orlando las sierras. …Y la charla distendida y evocadora con los amigos de hace más de 50 años. …Y Bertrand Russell intentando explicar las mil y una cuestiones sobre el Poder; y Mercedes Gallizo recordándonos que hay decenas de miles de presos en nuestras cárceles, la inmensa mayoría de los cuales deberían ser sustituidos por los grandes ladrones y estafadores, que tienen medios para burlar la Justicia; y Jane Austen con sus bellas historias sobre la «posesión compensada»…

…Ahora que el verano ha comenzado a despedirse, hagamos una breve pero emocionada remembranza de estas cortas y estimulantes vacaciones. Y volvamos, desde Ortigosa, desde Torrevieja, desde Alhaurín el Grande, al asfalto, a la prisa, a las aglomeraciones… Pero sigamos atentos: la Vida, la Belleza, también pugna aquí por mostrarnos el camino: en el tronco talado de una avenida, una hermosa rama se revela contra la muerte del árbol y lucha por sobrevivir. En el cruce de dos calles con abundante tráfico, una muchacha desarrapada y con gesto adusto, descansando de su labor de limpiaparabrisas, nos muestra lo bella y alegre que podría ser de contar con una tarea más gratificante. En el piso elevado de una casa de la periferia, desde donde se puede contemplar toda la capital, una jovencísima pareja ha dejado a su bebé dormido en el sofá y se funden en el beso, llenos de promesas y entusiasmos. La amiga casi nonagenaria, amable y lúcida, habla de los problemas de su edad sin ningún derrotismo, aunque con una cierta melancolía… Sí, conservemos en la memoria estos días que se han ido, sintiendo la gratitud por la maravillosa geografía de nuestro maravilloso país y la amable gente que, en todas partes, nos acoge con cariño. Y miremos hacia adelante. Con los mejores propósitos, con el ánimo renovado.

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4 de agosto

Puñetera especie la humana: capaz de elevarse a los cielos venciendo todas las leyes, incluida la de la gravedad y, al tiempo, capaz de hundirse en los más terribles infiernos. Individuos capaces de sobrevivir sin explotar a sus semejantes ni destruir la tierra al lado de individuos capaces de las mayores matanzas y destrucciones; genios creadores de obras sublimes, al lado de monstruos sin alma; masas capaces de autoorganizarse para enfrentarse a todas las tormentas y conseguir transformar la tierra al lado de masas manipuladas siguiendo a líderes o figuras damagogos y crueles…. Puñetera Europa: capaz de superar guerras y oscurantismos, de comprender al hombre y buscar sociedades justas, capaz de difundir su hermosa cultura por todo el mundo, pero también capaz de producir clases políticas mediocres y enfangarse en todas las crisis posibles… Sin embargo, después de que nuestro tatarabuelo homínido consiguiera dar un portentoso salto en la evolución y crear la cuna de la humanidad en África, y poner los cimientos de todas las civilizaciones en Asia, es en Europa donde, superado el siglo de las grandes guerras, se mantiene la esperanza y se puede pensar que la libertad, aunque imperfecta, no es imposible y que la «Oda a la Alegría» de Schiller puede ser cantada, con orgullo, siguiendo las notas gloriosas de Beethoven: «Elevaos, elevaos; podéis abrazar a las estrellas».

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Mejor, una bofetada

El día 3 de octubre de 2012 el diario ABC publicó un artículo de Carlos Colomer bajo el título «Cataluña: “Me voy de casa”» que ha circulado posteriormente por las redes sociales (yo lo he recibido, por partida doble, de dos personas amigas de muy distinta ideología). El periodista, después de informar de que mucha gente en España estaría dispuesta, para acabar con la pesadilla del separatismos catalán, a votar por la secesión en un referéndum a nivel nacional, cuenta la anécdota de que su hija adolescente lo amenaza de vez en cuando, cuando se pone rebelde, con irse de casa y explica que varias veces ha estado tentado de abrirle le puerta e invitarla a que lo haga para que la niña se enfrente a las consecuencias de su rabieta.

El texto de Colomer me recuerda lo que me contó en Soria, hace bastante años, un adversario político y sin embargo amigo sobre la bofetada que dio a su hija de unos 14 años cuando, tras una interminable y tensa discusión entre padre y adolescente (que culminaba una etapa de especial rebeldía en la niña), amenazó con tirarse por el balcón y se dirigió a él. El padre la siguió con cuidado pero sin apresurarse y cuando la niña, como era lógico, se paró en el balcón, él le dio un sonoro bofetón. La niña, que jamás había recibido un castigo corporal, que había sido educada en la tendencia de la escuela soviética que evitaba cualquier violencia, etc., se quedó totalmente perpleja durante unos segundos pero luego se abrazó a su padre llorando y le pidió perdón. Está claro que no lloraba por la bofetada sino porque, súbitamente, había comprendido lo estúpido de su comportamiento. Según me contaba mi amigo, aquella fue la primera vez que abofeteó a su hija (y hasta donde yo sé, también la última) y a partir de entonces la adolescencia de la niña fue mucho mejor. Además, la otra hermana, tuvo una adolescencia mucho más tranquila y la armonía familiar, tan delicada siempre, se fortaleció. Por cierto, pocos años después pude conocer a sus dos hijas, ya mujeres espléndidas, de gran personalidad y llenas de amor por su familia. Ninguna de las dos tenía la menor señal, física (¡claro!) ni psicológica de aquella bofetada.

Ya sabemos que las comparaciones pueden ser odiosas pero si, volviendo al texto de Colomer, todo fuera tan fácil como hacer un referéndum (para lo que habría que modificar o manipular la Constitución) y decirles a los separatistas: «Ahí tenéis la puerta: podéis marcharos cuando queráis.» para que sufrieran las consecuencias de su actitud y pudieran recapacitar, quizá mereciera la pena hacer el experimento… pero todos sabemos (o deberíamos saber) que los procesos de esta índole no son así de sencillos y que los grandes movimientos de masas (como demuestra sobradamente la historia de nuestro país) producen oportunismos y aventuras de todo tipo, corrimientos de muchas personas hacia los extremos, enfrentamientos alimentados por los mercaderes del odio, ajustes de cuentas… mucha, mucha violencia, muchas desgracias, que causan serias heridas y que cuesta luego generaciones restañar. Así que, susto por susto, mejor una bofetada. En todo caso, no se nos olvide que de lo que se trata es de evitar que la adolescente nerviosa (o la gente angustiada por la crisis y hábilmente manipulada por los traficantes del rencor y los charlatanes de feria, vendedores de pócimas milagrosas) se tire por el balcón.

No hay que tener un miedo religioso a la violencia. Por supuesto, como todo lo que está en la naturaleza (el instinto de supervivencia o el de conquista es parte de la naturaleza) y en la sociedad (llevamos miles de años de civilización y todavía no hemos encontrado la forma de erradicarla) hay que tener cuidado con la violencia: administrarla con gran prudencia, recurriendo a ella sólo cuando es imprescindible, etc… Pero no hay que ser cínico: aquí y ahora hay violencia por todas partes y nadie ha encontrado la fórmula para prescindir de la fuerza en muchos casos en los que hay que resolver los problemas que conlleva la sociedad. Se trata, por tanto, no de negar de forma romántica o, peor, cínica, la violencia en cualquier circunstancia sino de cargarse de razones antes de ejercerla, de agotar todas las vías que puedan evitarla, de regular su uso con extremo cuidado y sin espíritu de venganza (buenas leyes sobre el ejercicio del Poder) o ira (buenos controles para evitar abusos)… pero saber que en algún momento habrá de afrontarse ese problema. Cuando la gente decide traer hijos al mundo o ejercer la autoridad debe saber que, en circunstancias excepcionales tiene que sostener su rol mediante la fuerza… Y, en ultima instancia, siempre será mejor haberse equivocado en la ocasión o la medida que dejar que la persona (o la entidad) dependiente de nosotros se tire por el balcón.

Siguiendo con la analogía, sabemos que los adolescentes tienen un problema de entidad, una gran duda existencial sobre el camino que deben tomar en la vida, una rebeldía difusa que se reconduce a veces en un rechazo de sus mayores y de sus propios hermanos… Y sabemos que una gran medicina que necesitan es el amor, la atención preferente, todo eso… Pero eso entraña que pueden presentarse ocasiones en que tengamos que ejercer la disciplina, el castigo: no hay que tener miedo a esto, no hay que ser pusilánime. Y hay que estudiar muy bien sus reacciones para saber qué medida oponer a su rebeldía: porque aunque lo normal es que la niña (la de Colomer o la de mi amigo, cualquier adolescente) no se atreva a «vivir su vida», en un mundo hostil y y manipulado, para el que no está convenientemente preparada, también puede ocurrir que, ofuscada y envalentonada, se arroje balcón abajo. En todo caso (sigamos utilizando las anécdotas) para «dar una bofetada en el balcón» no se necesita alterar la legalidad vigente y para abrir la puerta e invitar a la rebelde a marcharse, sí. Se me podrá argüir que la bofetada puede ser denunciada ante un juez… pero estoy seguro de que cualquier justo aceptará como legítimo que ante una adolescente que amenaza con tirarse por el balcón, el padre debe reprenderla incluso mediante un oportuno bofetón o que, digámoslo directa y claramente, ante la situación de que una parte de una nación consolidada durante siglos pretenda una secesión manipulada, ilegal, suicida… y de gravísimas consecuencias para todos, cualquier juez justo, insisto, considerará plenamente legítimo que esa parte secesionista se encuentre con una total prohibición de hacerlo, incluyendo para ello si fuera necesario, la fuerza.

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Las Ramblas de Barcelona, verano de 2014

El fotógrafo (Carles Ribas, El País, 24 de julio de 2014) nos presenta siete personas en primer plano y detrás de ellas la multitud que día y noche llena el cosmopolita paseo de la hermosa Barcelona. Una multitud que en la inteligente foto está significativamente de espaldas. Cuatro mujeres y tres hombres (con la clásica colocación «chica/chico») que nos miran de frente con gesto amable al tiempo que decidido. Son personas que viven en Cataluña, que se integran en organizaciones cívicas, que proclaman con orgullo su identidad catalana y española y que se atreven (en un ambiente que desde hace 30 años persigue generar una tribu exclusiva y excluyente y que desde hace tres reclama machaconamente el derecho a la secesión) a sostener su postura de forma democrática aunque, obviamente, no cómoda. No sabemos cómo se desarrollarán los acontecimientos de aquí en adelante pero es tiempo de rendir homenaje a Sonia, José, Marita, Juan, María, Josep y Susana… y a otros muchos miles de ciudadanos honrados que, vencido el miedo o la inercia iniciales, se enfrentan al separatismo y que, si perseveran, conseguirán que la gran multitud que ahora se vuelve de espaldas ante el problema más grave que tiene Cataluña o que, lo que es mucho peor, camina ofuscada hacia un choque brutal, se vuelva hacia ellos y los acompañe. En todo caso, por sus miradas y por lo que significan, el grupo parece invitarnos a que desde cualquier punto de España los acompañemos, colaboremos con su necesario esfuerzo, nos comprometamos… No tanto por solidaridad cuanto por nuestro propio interés de mantenernos en un país de ciudadanos legalmente (y legítimamente) libres e iguales.

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«La indomable palabra»

Instituto Cervantes, sede central en Madrid. 8 de julio de 2014. Presentación del libro José García Nieto, Poesía. Antología conmemorativa del centenario del nacimiento, en excelente edición de Joaquín Benito de Lucas, editado por Fundación Banco Santander en su colección Poesía Fundamental, bajo la responsabilidad literaria de Francisco Javier Expósito. El magnífico salón repleto de un público atento y una mesa de lujo (Joaquín Benito de Lucas, poeta y responsable de la edición; el director del Cervantes, Víctor García de la Concha; el presidente de la Fundación Banco Santander, Borja Baselga, y Paloma García Nieto, presidenta de la Fundación José García Nieto) con  cuatro magníficas intervenciones.
«Ahora que te veo tan iluminada e indefensa, que parece que me invitas a que te cobije, y que no entiendo del todo el puente que hay de mis brazos a los tuyos, la distancia infinita que los separa; ahora que por tu orilla pasa un viento indomable, un relámpago de luz prometedora; ahora que ensayas palabras que solo tú comprendes, pienso en el día grave de un mañana en el que yo no podré consultar el metal indescifrable de tus ojos donde me miro y te estoy mirando.» (p. 453.)
Como tantas veces ocurre, lo más pequeño puede explicarnos la grandeza de todo el universo; así, esta frase del poeta que acabo de transcribir, en una carta a su nieta Sara, que ha permanecido hasta hoy inédita, puede reflejarnos toda su poesía, toda su poética (que él sabe que no se puede explicar), todo su tremendo intento de ubicarse humanamente (con más o menos acierto, con más o menos coraje) en una sociedad que intentaba superar una terrible guerra civil y que necesitaba, para no pudrirse, sacar a la Poesía de las trincheras y llevarla al corazón de los hombres… De los hombres de su tiempo y de los tiempos que habrían de venir; para hablarles «de la indomable palabra, la esperanza, vencedora de todos los desencantos» (p. 454.) Porque el poeta sabe que es en el futuro, sólo en el futuro, donde pueden resolverse algunas graves cuestiones que el hombre se ha planteado desde que se puso de pie… y que ese futuro ya no es de los que nos vamos sino de los que están viniendo, de esos niños que, como su nieta, con «cada gesto y cada movimiento y cada sonrisa tuyos están creando el mundo [porque] Sólo en ti, en ti, tan niña, en todos los niños como tú está la pura, la incontaminada señal de la existencia.» (p. 454.)
Por supuesto, hay que leer toda la poesía de José García Nieto y su biografía, sus esfuerzos (Garcilaso, Canto, Escorial…) «con más o menos acierto, con más o menos coraje» por generar un diálogo entre poetas, por reunirlos en un territorio donde no hubiera exilios ni rencores, por liberar a la Poesía de fosos y fronteras. Pero hoy atendamos solo a esta bellísima carta, a ese hermoso mensaje para su nieta (¡qué privilegio escucharla directamente de los labios de la propia Sara, qué emoción reunir en un momento mágico el pasado, el presente… y el futuro!), para todos los niños del mundo que vendrán después de nosotros, para sus «diez, [sus] veinte, [sus] treinta años. O más, o más.» (p. 456.) Sabiendo que «el mundo que te rodee entonces no sé cómo será.» (p. 454.) Nadie lo sabe: desde luego, los que nos vamos, por mucho que nos esforcemos, no sabemos cómo será el mundo: quizá en muchos sentidos, mejor que el nuestro o quizá a nuestros nietos les esperen guerras y calamidades peores de las que vivimos en nuestra infancia, en nuestra juventud; quizá… Sin embargo, podemos asegurar que en esos mundos por venir siempre será el hombre, el ser humano, el centro de todas las cuestiones y siempre será la poesía en forma de esperanza (la esperanza en forma de poesía) «la indomable palabra […] vencedora de todos los desencantos.»

 

 

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De cómo la peor paella puede convertirse en el mejor banquete…

(Para AM)

Nos reunimos un grupo de amigos en una casa de Parla y tomamos a risa que la paella ha sido «la peor que hemos comido nunca»… Pero estamos contentos porque hay buen ambiente, «buenas vibraciones». Gentes de distintos orígenes, ideologías, condición y circunstancias, alrededor de una comida, en una casa modesta pero acogedora, donde sólo faltan los niños (si bien están presentes en los comentarios de las enamoradas abuelas), aunque tres perrillos falderos (¡y dos palominos ocupas!) nos traen la ternura de los seres primigenios, puros, espontáneos y vitales. Bromas, abrazos, juegos, charlas sobre lo divino y lo humano.

e influir en el imperio USA. Sí, porque, por una casualidad (o quizá porque algún ser invisible maneja los hilos para que así suceda), a la vuelta de tan extraordinario banquete, veo la película Juegos secretos (Little Children, Todd Field, 2006, basada en la novela, del mismo nombre, de Tom Perrota), que refleja un mundo bien distinto. Un suburbio de clase media de Boston, de casas de bastante nivel, de personas acomodadas, con muchos niños que serán educados para convertirse en renovadores de la clase media USA, verdadera columna vertebral del país, con sus mediocridades pero con sus pasiones, sus angustias, sus adulterios, sus linchamientos, tan comunes en aquella sociedad… Pequeñas tragedias que forman la gran tragedia humana de todo tiempo y todo lugar. No tan distintos al grupito que se reunía en torno a una paella fallida… pero con una gran diferencia: en la casa de Parla la gente nos tocábamos, nos gastábamos bromas, reducíamos al máximo las distancias, nos hacíamos fotos abrazados; alguna pareja bromeaba, dándonos envidia de su gran momento de hacía pocas horas; de pronto, una de las comensales abrazaba a otro; en una de las fotos de grupo apretado, alguno se atrevía a escribir con la «mano deliberada» (Alberti), en la comisura de alguna una petición de cita… Como todavía no hemos alcanzado, en nuestras clases medias, la «mediocre opulencia», como algunos podemos recordar cuando comíamos en Auxilio Social (o en los basureros) o cuando faltábamos al colegio para ayudar en las labores agrícolas, o cuando nuestras madres nos enseñaban (con el mejor método: la práctica) «austeridad, reciclaje y mantenimiento»… por estos pagos tenemos la ventaja de ser más naturales, más humanos. Así que debemos aconsejar a nuestros amigos estadounidenses que se reúnan, con la mínima tensión y la máxima predisposición, para comer paella y que se relajen aunque no les quede el arroz en su punto, para evitar las terribles tensiones contenidas (sexo reprimido, indiferencia ante el vecino, hostilidad contra el diferente, violencia…) que, cuando estallan, pueden arrastrarlos a la tragedia. Por eso necesitan solidaridad, respeto, ternura… y eso lo puede conseguir una paella… aunque sea «la peor paella del mundo», si es compartida en un ambiente de alegría y amistad.

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