Por casualidad he asistido en dos días seguidos a la representación de la comedia de Lope de Vega El perro del hortelanoi y al concierto de la Quinta Sinfonía de Gustav Mahler.ii
Lope nos presenta, en forma de comedia, los eternos enredos del amor, los ideales y los intereses que genera y viceversa. Diana y los que se mueven a su alrededor son personas parecidas a nuestros vecinos (y quizá a nosotros mismos) se desean, se quieren, se ilusionan con las posibilidades de fundir cuerpos y patrimonios, se pelean, sienten celos, desesperanza,… pero todo dentro de un ambiente amable que el Fénix de los ingenios se encarga de representar genialmente y las distintas versiones de los directores realizan según los gustos de la época (o del propio director). Es el caso de Helena Pimenta que introduce en la obra algún personaje quizá no muy aceptable en el tono de Lope pero que consigue, con un ritmo frenético y una calculada desmesura en alguna de las intervenciones de los personajes, hacernos reír y disfrutar con las pequeñas mezquindades de la condesa Belflor y su ambicioso secretario.iii
Mahler es otra personalidad muy diferente, y su quinta sinfonía es una reflexión sobre la vida y la muerte en forma de tragedia, no solo porque la música permite esa elevación de los problemas humanos sino porque se desarrolla (no en la época galante y relativamente desenfadada que crítica con ironía y sin resentimiento Lope de Vega) sino en la época que le toca vivir a Mahler, en el cambio de siglo en una Europa que venía de guerras terribles pero que presentía otra guerra todavía más terrible.
Mientras que el amor en el dramaturgo madrileño es alegre y hasta superficial (tanto si se sitúa la obra en la época en que fue escrita o, como hace Pimenta, en la Napoles del siglo XVIII) y se presenta como superación de los problemas de la vida y la muerte, atemperados por el amor, en el compositor bohemio-austriaco el sentimiento amoroso se presenta con una profundidad y trascendencia rigurosas. En efecto, la sinfonía de Mahler se inicia con una marcha fúnebre para (después de pasar por las estridencias de la vida corriente) llegar al maravilloso adagietto (Sehr langsam, muy lento) que el compositor envió como requerimiento de amor a la joven Alma, que sin duda podía comprender (por su formación y por su juventud) esa hermosa forma de comunicar los sentimientos. Como sabemos, esta parte de la obra de Mahler (¡toda la cuerda y solo la cuerda (d)escribiendo la más bella declaración de amor!) se hizo mundialmente famosa gracias a que Luccino Visconti la tomó como banda sonora de su excelente película Muerte en Venecia (sobre la homónima novela de Thomas Mann), consiguiendo con ello llevar una pieza maestra (que podía haber permanecido en los ámbitos más restringidos de los aficionados a la música clásica) al más amplio público de los aficionados al cine…

Bueno, concluyamos diciendo que no es malo que en el siglo de Lope, en el de Mahler o en el nuestro, sigamos enfrentando, sin demasiada tensión, la parte de comedia con la parte de tragedia que en toda vida humana se mezclan, se interrelacionan y se complementan. ¡Disfrutemos de ello!
i El Perro del Hortelano, de Lope de Vega. Marta Poveda, Rafa Castejón, Joaquín Notario, Fernando Conde, Natalia Huarte, Paula Iwasaki, Alba Enríquez, Pedro Rojas, Pedro Almagro, Alfredo Noval, Alberto Ferrero, Álvaro de Juan, Óscar Zafra y Egoitz Sánchez. Piano: Olessya Tutova. Dirección: Helena Pimenta. Compañía Nacional de Teatro Clásico. Teatro de la Comedia, 15 de noviembre de 2016.
ii Sinfonía n.º 5, de Gustav Malhler. SRW Orquesta Sinfónica de Stuttgart, dirigida por Cristoph Eschenbach. Auditorio Nacional, 16 de noviembre de 2016.
iii Una crítica teatral muy interesante en: https://butacaenanfiteatro.wordpress.com/2016/11/04/el-perro-del-hortelano-o-todo-en-exceso/
Palacio de Congresos de Toledo, miércoles 16 de noviembre de 2016. Invitado por Concha Vilariño, Subdirectora General de Coordinación Bibliotecaria, en mi calidad de Presidente de la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil, y gratamente acompañado por Mercedes Alonso, asistí al VIII Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas, que se celebró en el gran Auditorio del Palacio de Congresos de Toledo (¡más de 500 asistentes!), edificio que sobrecoge, por muchas cosas (y no es la menos importante saber que está edificado sobre el lugar donde nació uno de nuestros grandes reyes, Alfonso X El Sabio). Lamentablemente no he podido asistir a todas las sesiones pero 

1. Ahora se dice «repetir como un mantra» cuando se pronuncia una y otra vez una palabra o una frase breve para definir, simplificándola, una realidad compleja… pero para la política es mejor referirse a la máxima atribuida a Joseph Goebbels: «Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad.» De forma que si decimos mil veces «El Partido Popular es el partido más corrupto de Europa» ya parece que hemos alcanzado una verdad. Por eso, cuantos han intentado, en los últimos meses (concretamente tras las elecciones generales de 26J), enmascarar la operación de conformar un gobierno de «cambio y progreso» integrado por PSOE, Unidos Podemos y los separatistas catalanes (donde cambio era reponer el zapaterismo y progreso reconocer el derecho a la secesión de los separatistas catalanes, vascos, valencianos e tutti), negando los resultados muy claros de aquellas elecciones repetían una y otra vez y para oponerse a cualquier argumento en contra de esa operación «¿Cómo vamos a entregarle el Gobierno al partido más corrupto de Europa?»
Cuando Pablo Iglesias se puso de moda y aparecía a todas horas en todas las televisiones lo vi una vez afirmar arrogantemente: Pedro Sánchez tendrá que optar por hacer presidente del gobierno a Rajoy o a mí (cito de memoria pero creo que con la precisión necesaria).
La palabra gente me parece especialmente compleja y polisémica… y de mucho uso en los últimos años. A pesar de ello, no parece haber atraído suficientemente al mundo académico. El DRAE la define escuetamente como «Conjunto de personas», como segunda acepción, «Nombre colectivo que se da a cada una de las clases que pueden distinguirse en la sociedad.» y, como acepción coloquial, «Familia».