Begoña Urroz Ibarrola, un bebé de apenas 22 meses, murió abrasada por el incendio que provocó una bomba colocada por ETA en la estación de Amara, en San Sebastián, el 27 de junio de 1960. Según se pudo confirmar después, era el primer asesinato de la organización terrorista. Muchos años, y muchos crímenes, después en 2010 se instauró esta fecha oficialmente por el Congreso de los Diputados como Día de las Víctimas del Terrorismo. Más de 850 asesinatos de ETA (un tercio de ellos sin esclarecer todavía), más la terrible matanza del 11-M de 2004, más las muertes del GRAPO, del FRAP o de Terra Lliure, dan unas cifras terribles, a las que hay que añadir, claro, miles de heridos y familiares, los obligados, por miedo, a desplazarse, etc. Un balance que sobrecoge y nos obliga (nos debería obligar) a reflexionar.
En nuestros días, la versión oficial y muy extendida es que, aunque ETA no se ha disuelto ni ha entregado las armas (ni mucho menos ha pedido perdón) está derrotada y podemos sentirnos tranquilos. La presidenta del Congreso en el acto de hoy (que venía trasladado desde ayer por cuestiones de agenda) ha dicho solemnemente: «Los españoles estamos decididos a levantar nuestra voz cada vez que el miedo quiera hacer callar a la sociedad libre. Instituciones y ciudadanos estamos comprometidos con la defensa de la convivencia y de la libertad.» Bellas palabras, como las empleadas por Mari Mar Blanco, presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, en la respuesta reclamando la unidad «para ganar la batalla de la verdad histórica». Bellas palabras… pero débiles hechos nacidos de principios confusos cuando no de la ausencia total de principios (salvo el «principio» de llegar al Poder y detentarlo sin escrúpulos). La «verdad histórica» nos dice que en el propio Congreso de los Diputados hay no pocos representantes de la ciudadanía que comprenden, justifican y hasta enaltecen sutilmente, a los asesinos. Y, sobre todo y esto es lo más grave, que coinciden, en una u otra medida con el odio a España, a lo español, a nuestra historia, a nuestra diversidad, a nuestra cultura, a nuestra sociedad, hecha con la mezcla fecunda de «todas las sangres». Y a ese odio no ha sabido poner dique ni la la derecha acomplejada ni la izquierda boba (cada vez más dominantes en la clase política) escasas ambas de principios y conocimientos pero sobradas de intereses particulares, de oportunismo político.
Por eso, las víctimas del terrorismo han tenido que soportar en condiciones infernales no solo el zarpazo de la violencia criminal, la intimidación y la chulería, sino el menosprecio del Poder. Hace años muchos tuvieron que enterrar a sus familiares asesinados en la clandestinidad (a veces mientras los asesinos recibían homenajes) y aún hoy, es más fácil para un etarra «legalizado» pasearse arrogantemente por muchos lugares del País Vasco o Navarra que para un familiar de alguna víctima moverse con naturalidad en su barrio o su pueblo.
Las bombas del 26, 27 y 29 de junio de 1960 en estaciones de tren en diversos puntos de España (Madrid, Barcelona, San Sebastián y Bilbao) y en el vagón de equipajes del tren correo Madrid-Barcelona fueron del DRIL (Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación), que las reivindicó como mínimo en dos ocasiones mediante declaraciones de su líder Henrique Galvao ( a finales de junio de 1960 y a finales de enero de 1961). En España se acabó sabiendo (google: “hemeroteca ABC 1961/01/28 galvao DRIL maletas explosivas”, “hemeroteca ABC 1961/02/10 galvao terrorismo san sebastian” y “hemeroteca ABC 1962/12/04 petardistas DRIL niña guipuzcoana”). Los activistas del DRIL implicados en esos atentados fueron brevemente detenidos en Lieja (Bélgica) mes y poco más tarde junto con Eloy Gutiérrez Menoyo: Abderramán Muley Moré “Manuel Rojas”, Reyes Marín Novoa y Arturo González-Mata Lledó…”casualmente” hermano de Luis M. González-Mata Lledó “Cisne”, el del libro “Cisne: yo fui espía de Franco” (1977). Por si algún alma cándida aún no ha caído en la cuenta: los del “Begoña Urroz, víctima de ETA” nunca dan los nombres de los etarras supuestamente implicados en el atentado. Ni podrán darlos jamás, porque esos etarras nunca han existido.
Hacer pasar a Begoña Urroz por víctima de ETA ha sido y es muy poco inteligente. A lo que se ha hecho en los últimos años con esa niña que no lo llamen periodismo, porque no lo es.
Gracias por la información, corrigiendo la que yo tomé también de la prensa, sobre la primera víctima de ETA. En todo caso, creo que el dato no es relevante para mi tesis sobre la personalidad de Ortega Lara y la de Bolinaga.
Existe alguna prueba de que Abderraman Muley Moré estuviera directamente implicado en los atentados de junio de 1960? Algún documento en el que apoyarse?
Abderraman Muley Moré era en efecto el jefe militar del DRIL, eso es cierto, pero ya para antes de junio de 1960 ese cargo solamente era sobre el papel. En la práctica; A.M.M. tenía serias dificultades de movimiento y de control sobre la organización, gracias a las difamaciones y calumnias propagadas por Santiago Carrillo de que Manuel Rojas era un agente de Franco, y divulgando su verdadero nombre: Abderraman Muley Moré.
Obviamente, A.M.M. no solamente tuvo que ocuparse de no ser capturado por la policía franquista, sino que además empezó a perder rápidamente la confianza de los españoles republicanos en el exilio, gracias a la labor de Carrillo, meses antes de junio de 1960. En esas condiciones, y lejos de la península, no me imagino como A.M.M. pudiera organizar unos atentados en junio de 1960, pese a seguir siendo aún el jefe operativo del DRIL.
Iñaki Egaña y Xavier Montanyá son unos mentirosos que le hacen el juego al fascismo. Algún día me las veré con estos tipejos.
La facción del DRIL en Venezuela eran todos una punta de cobardes y ambiciosos y envidiosos. Abderraman Muley (alias Manuel Rojas) nunca fue agente de Franco, todo lo contrario siempre fue perseguido por los agentes franquistas. Abderraman Muley era un anarquista, él me enseñó el anarquismo de la A a la Z. No veo como un anarquista que enseña el anarquismo y las letras de los himnos anarquistas a sus hijos podría haber sido un agente de Franco. Durante toda su vida y hasta sus últimos días, con frecuencia sufría el trauma de la persecución de los agentes de Franco en sus pesadillas nocturnas en las que confundía la realidad presente con el pasado. Porque lo cierto es que los agentes de Franco lo persiguieron incluso en Brasil. Tuvo que abandonar el DRIL y sus proyectos republicanos de forma fulminante después de las acusaciones falsas de Santiago Carrillo en Mundo Obrero. Nada podía hacer alguien que utilizaba un pseudónimo contra semejante acusación en Mundo Obrero, en la que además se revelaba su verdadera identidad. Santiago Carrillo era una rata, como todo el aparato del Partido Comunista. Gracias en gran parte al Partido Comunista es que Franco se mantuvo tanto tiempo en el poder. Ellos si que parecían ser agentes de Franco, por la forma en la que obraban haciéndole el juego al régimen.
Gutierrez Menoyo nunca participó directamente en el DRIL, pero sí es cierto que hubo financiación para los movimientos del DRIL en Europa por parte del régimen cubano a través de Gutierrez Menoyo. Me parece totalmente ridículo el cuento de Gutierrez Menoyo transportando armas o explosivos por territorio español. Gutierrez Menoyo era un Comandante de la Revolución Cubana, y como tal su lugar estuvo siempre en Cuba, y aunque era muy amigo de Muley, nunca se metió directamente en ninguna acción ni operación del DRIL, ni siquiera formó parte del mismo.
La idea que tenía Abderraman Muley de realizar atentados, era la de crear el caos, el desorden y de llamar la atención, no era ese terrorismo que buscase víctimas, mucho menos civiles o neutrales. La única víctima que buscaba Muley al final de sus planes era el propio Franco, pero no tuvo tiempo para llegar a ese nivel. El caso del atentado de San Sebastián y de Begoña Urroz es algo que nunca me supo explicar bien, porque en realidad escapó totalmente a su control, ese y todos los atentados de junio de 1960.
Es cierto que escribió algunos libros sobre genealogía, una guía de la nobleza y un tratado de tauromaquia, cosas que hizo para ganarse la vida, pues ciertamente no lo discuto, era pícaro e inteligente. Su familia estaba condenada por el franquismo, y el utilizó pseudónimos y nombres falsos en sus empresas fantasiosas que tenía en Madrid, para librarse de la persecución del régimen, y para poder hacer negocios a pesar de ser aún un adolescente. De hecho creo que él se hacía pasar por el SECRETARIO de un empresario imaginario, siendo muy joven, no llegaba ni a la mayoría de edad. En realidad llegó a Madrid en la pubertad sin más compañía que la de un jumento, después de dejar la finca de su Madre en Archena.
Años después se fue a Cuba a buscar una vida mejor, y luego cuando ya tuvo trabajo hizo venir a su mujer e hijos, como hace cualquier inmigrante o emigrante. Nunca fue empresario textil en Cuba. En Cuba se desempeñó primero como ayudante en un buffete de abogados, y luego como encargado de ventas y producción en una empresa de manufactura, probablemente textil, eso ya no lo recuerdo, pero él no fue empresario en Cuba. Ciertamente se dedicó a fabricar juguetes en Brasil y también en Argentina (donde vivió con su mujer y su tercer hijo) desde el 71 hasta el 77 aproximadamente.
En Bolivia estuvo un pequeño intervalo de tiempo entre el 69 y el 71, y fue jefe militar del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionario) y frustró el primer intento de golpe de estado del dictador Hugo Banzer Suárez. Se había infiltrado en la Falange Socialista Boliviana, y conocía todos los movimientos de los golpistas. Preparó un plan para hacer frente al segundo intento de golpe, pero los miembros del MIR que no pasaban de ser jóvenes universitarios le dieron la espalda, pues se asustaron ante los planes que él les planteó Entonces Muley al ver que el 2º intento de golpe era inminente y que sería una masacre inevitable, huyó a la Argentina, y después de haberse establecido, hizo venir a su mujer y tercer hijo (que era aún pequeño y qué es quien escribe esto).
En Argentina se dedicó una vez más a fabricar juguetes, y por las noches se dedicaba a rescatar a los perseguidos políticos de las redadas y los peinados que hacían los agentes de los regímenes golpistas; según él me contaba, se dedicaba a mover personas perseguidas, en su coche durante toda la noche, y a veces los alojaba en su propia casa. Me contó una vez con emoción, de una ocasión en que el peinado se quedó a dos casas de nuestra casa. Yo mismo incluso lo recuerdo, pues recuerdo una noche en la que no dormimos, y en la que mi madre me puso en manos de una vecina que era una señora mayor a la que yo llamaba abuela, por si los agentes del régimen llegasen hasta mi casa, que yo estuviera a salvo.
Extraño pasatiempo de un supuesto agente franquista el de dedicar las noches a salvar comunistas, poniendo en riesgo su propia vida y la de su familia..
Sus últimos años los pasó en Torrevieja, y ya bastante enfermo se trasladó a Bolivia en el año 2010, donde murió a los pocos meses de su llegada de un paro cardíaco probablemente mientras dormía.
Fue un luchador por la república, que se reunió con Tito en Yugoslavia, y consiguió su apoyo para sus planes de tomar Fernando Poo y proclamar allí territorio republicano, y que escribió una Constitución totalmente revolucionaria para esa república utópica. Nada de aquello pudo ser gracias a las malas artes de Santiago Carrillo. Y ahora que el hombre se ha ido y no puede defenderse, lo calumnian mal nacidos como Iñaki Egaña que ha llenado la red de basura difamando a mi padre. Malditos bastardos, ellos si que son agentes del fascismo. Descanse en paz, Manuel Rojas, un héroe que nunca tuvo ambiciones personales.
Abderraman Muley Moré (alias Manuel Rojas) no coordinó ni dirigió los atentados de junio de 1960. Su capacidad de movimiento y de control sobre el resto de la organización del DRIL había sido muy mermada por las difamaciones difundidas por el PCE y por Santiago Carrillo antes del mes de junio. De tal forma Muley, además de tener que cuidarse de ser localizado por la policía franquista, también se vió desprovisto de la confianza de los propios republicanos. Si bien seguía siendo el jefe militar del DRIL sobre el papel, en la práctica ya no tenía control sobre las acciones del DRIL en la península en junio de 1960.