Viernes 17 (Facebook). Ayer murió mi hermana Mary Luz (ella siempre lo escribió así), tres años mayor que yo, en el Hospital Infanta Sofía de San Sebastián de los Reyes, tras trece días de luchar con un ictus que ha resultado letal. Por la situación familiar y social que sufríamos en los años cuarenta del siglo pasado, desde muy pequeña tuvo que ocuparse de mí, cuidarme, protegerme y ayudarme a crecer. De ella recibí, cuando teníamos apenas cinco y dos años respectivamente, una de las grandes lecciones de vida que me han ayudado a sobrevivir. En una situación desesperada (nuestra madre llevada en ambulancia con una hemorragia que podía ser mortal y nosotros dos solos en casa) ella me enseñó que lo único que podíamos hacer, mientras esperábamos, era rezar y no perder la esperanza. Ochenta años después, en un mundo inmenso y hermoso, donde la Vida bulle incesantemente, pero no pocas veces cruel, donde la Muerte acecha sin descanso, es bueno que quienes creen en un Creador que nos ha dado todo esto o los que queremos comprender el Devenir, busquemos refugio y consuelo a nuestro alrededor y, sobre todo, dentro de nosotros mismos y nos esforcemos por conseguir la trascendencia y la generosidad.
Lunes 20 (Facebook). Muchas gracias a cuantos, a través de este medio (o por correo electrónico o whatsapp), me habéis ayudado a sobrellevar el terrible golpe de la muerte de mi hermana. Sólo quien ha pasado por este trance, u otros de igual gravedad, puede valorar cuánto vale esa compasión del prójimo. ¡Muchas gracias!
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Ahora, el Padre Eterno cuidará de ella. Está en el mejor sitio y en las mejores manos. Ten fe, José María.
Un abrazo afectuoso, más que nunca.
Fernando
Muchas gracias, Fernando.
Lo siento mucho, José María. Un abrazo.
Muchas gracias, amigo.