A pesar de la gran oferta que ofrece la TV y hasta Youtube, es necesario ver cine en la pantalla adecuada (igual que es necesario leer libros en una buena edición).
Por ejemplo, El buen patrón, Fernando León de Aranoa, España, 2021. Excelente el guion (también de Aranoa), la interpretación (Javier Bardem, Manolo Solo y Almudena Amor, secundados por otros buenos actores y, lo que más me ha sorprendido, la música de Zeltia Montes. Película seleccionada para competir por el Oscar en Estados Unidos.
Una historia de capitalismo salvaje (por mucho que se haga para «guardar las formas»), en una pequeña empresa de las miles que hay en España. Situaciones límite (que me ha hecho recordar a Salvad al tigre, John G. Avildsen, EE UU, 1973), a veces trágicas.
Y que me ha hecho reflexionar sobre la situación social en la que nos desenvolvemos: si el patrón de una pequeña empresa de 50 o 100 empleados es capaz de hacer lo que hace Julio Blanco (el personaje de Aranoa) o Harry Stoner (el de Avildsen) qué no serán capaces de hacer (algunos de) los directivos de empresa que son más grandes que la mayoría de los estados que integran la ONU y que están obligados a ganar cuotas de mercado y beneficios descomunales. Mentir, manipular, abusar, jugar con los intereses y los sentimientos de los trabajadores y traspasar cualquier límite, incluido el de la muerte…
… Y, por otra parte, si los trabajadores y cuadros de esas empresas son (tan individualistas y despolitizados) como los empleados de Blanco o Stoner, ¿quién podrá combatir esos males del capitalismo? «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?»