Apenas habrá cumplido dos años y ya sabe manejar una rudimentaria, y peligrosa, cizalla para cortar los sobrantes de una cabeza de ajos, de muchas cabezas de ajo. Apenas habrá cumplido dos años y ya produce una buena plusvalía, la que estudió Karl Marx hace más de siglo y medio para llamar a los proletarios (que no tenían nada que perder) a la revolución contra el capitalismo salvaje.
Sin duda es hijo de una pareja de jornaleros que también producen plusvalía. En la China milenaria se desarrolló, hace ahora casi un siglo, una colosal revolución marxista-leninista, dirigida según el «pensamiento Mao Tse Tung» (Mao Zedong según la denominación actual) para liberar a los proletarios (campesinos y obreros) de la tiranía y la explotación.
Actualmente el país más poblado del mundo y con crecimiento del PIB cercano al 7% anual, tiene (según un informe de Wealth-X) el diez por ciento de todos los multimillonarios del mundo, con un patrimonio medio de dos mil cuatrocientos millones de euros cada uno. El bebé chino con cizalla ya produce más de lo que consume para que alguien pueda consumir más, mucho más, muchísimo más de lo que produce.