Para mi hija, que cuida las efemérides.
(4 de abril de 1966) Volver a los 25, sentir la fuerza en las ideas y en los músculos, sentirse capaz de cambiar el mundo… pero sin dejar de pensar que puede haber un espejismo y que hay que vigilar el horizonte y el camino por si estuvieran equivocados. Volver a los 25, decidido a enfrentarse a todas las injusticias, a combatir a los que quieren vivir en el lujo a costa de que muchos vivan en la miseria… pero cuidando de no sustituir una injusticia por otra, quizá mayor, de no promover nuevas minorías explotadoras. Volver a los 25, luchando contra la ignorancia… pero también contra las verdades reveladas, contra toda forma de dogmatismo. Volver a los 25, sintiendo repulsión por cualquier forma de explotación… pero jamás odio por nuestros semejantes, por muy equivocados que nos parezcan. Volver a los 25, sensibles al dolor de nuestro prójimo, sintiendo compasión por cuantos sufren… pero sin perder la alegría de saber que la vida avanza aunque sea con zigzags. Volver a los 25, con el optimismo juvenil de saber que todo es posible… pero sin la arrogancia de creer que la Historia comienza con nosotros. Volver a los 25, plenos de confianza en alcanzar nuestra metas de libertad… pero comprendiendo que se pueden perder muchas batallas menos la de la dignidad. Volver a los 25, decidido a afianzar mi personalidad, a defender mi individualidad… pero reconociendo que sin los demás uno no es nadie ni nada.
Muy bonito e interesante lo que dices, gracias. Pero… ¿estos párrafos no son contradictorios? ¿Tal vez habría qué sustituir alguna palabra por otras…?
“pero cuidando de no sustituir una injusticia por otra, quizá mayor, de
no promover nuevas minorías explotadoras.
Volver a los 25, sintiendo repulsión por cualquier forma de explotación…”
Gracias, Cons. No veo contradicción en estas frases… pero, si tú me las señalas con detalle, podemos comentarlo.
No veo tal contradicción. ¡Muy buena reflexión, Josemari! Que los 25 estén siempre presentes, a lo largo de nuestra vida…
¡Gracias, Elizabeth! Por cierto, coincido contigo en que es mejor versión la de Mercedes Sosa (íntima y envolvente como un abrazo) que la de Serrat. Pusimos la de Joan Manuel porque lo citó Ana y porque él también tenía la remembranza de los 17 en Chile.
Volver… tienen sabor a tango tus palabras, pero con ritmo de Paco Ibáñez. Gracias. Un buen modo de comenzar el día.
Ana
Gracias, Ana. Me parece muy buena idea ilustrar mi texto con la famosa canción de Violeta Parra «Volver a los 17». A ver si lo consigo.
Mi querido amigo, me siento contenta por tu contento ! Parece que la llegada de la primavera te ha hecho sacar la cabeza de la sombra y ser consciente de todo lo que se puede hacer ( si se quiere…) y para ello no es necesario volver a los 25, porque a los años que tu desearías, no se vuelve….y porque la fuerza de sentir lo que quieres, te lleva a realizarlo, a renovarte…a vivir con metas e ilusiones.
De corazón, deseo que así sea.
¡Gracias, amiga! Lo de los 25 era para enfatizar que estaba conmemorando un acontecimiento de hace 50 años… y por tanto, cuando yo tenía 25 (y una cabellera envidiable, y unas ganas de salir con chicas…)
Palabras tan inmensas como: fuerza, ideas, cambio, pensamiento, injusticia, verdad, semejantes, prójimo, alegría, vida, optimismo, Historia, libertad, dignidad.
Un hermoso recorrido por la esencia humana, tan compleja y -por suerte- contradictoria.
Un abrazo.
Cierto, María. Las palabras han permitido al hombre comprender (y dominar) el mundo y con ellas, más que con todos los medios de transporte, desarrollar todos los itinerarios.
Abrazos.
Si es un escrito muy bonito, Y un canto precioso para tu hija, que guardara en su corazón. Pero yo siempre he pensado que mi mejor momento es el presente. Primero si vuelvo a los 25 con la experiencia de ahora, sería un bicho raro y no encajaría con nadie, si vuelvo sin la madurez y la experiencia de ahora. Que horror, luchas, preocupaciones, responsabilidades. Creo que Dios lo hizo bien. Cuando miro a los jóvenes, a mis hijos, guapos, fuertes, más preparados que yo, con ilusiones y como bien dices “decididos a enfrentarse a todo” los miro como si estuviese en una Atalaya, y casi puedo ir calculando las etapas de sus vidas . Y reflexiono mi estado actual, y sí, mayor, con achaques, pero con una gran paz, como cuando te dan un título por haber terminado una carrera.
Gracias, Dolores. Tienes mucha razón sobre las satisfacciones que nos dan los hijos cuando los vemos crecer y seguir avanzando en la vida…