Sede (restaurada) de la Insitución Libre de Enseñanza. Quinta de Paseo del General Martínez Campos, 14. Martes, 14 de octubre de 2014. Primer acto público, tras las obras de recuperación y remodelación de la antigua sede, la que fuera casa de Giner de los Ríos y de su ahijado y sucesor Manuel Bartolomé Cossío. Presentación del taller «Lectura y creación de signos en el mundo contemporáneo» a cargo de José Antonio Millán (lingüista, editor, traductor, articulista y escritor). que, en esta presentación conversará con Roger Chartier (profesor, historiador y escritor).
La Institución Libre de Enseñanza fue fundada en 1876 por algunos seguidores del «maestro de maestros» don Julián Sanz del Río (1814-1869), introductor de krausismo en España, y que enseñó a sus alumnos (de los cuales el más destacado fue don Francisco Giner de los Rios) a ser honestos para ser libres, a oponerse a cualquier dogma político o religioso que fuera contrario a la razón y a la libertad, aunque al hacerlo se arriesgaran, como así fue, a ser represaliados por el Poder. La Institución contribuyó decisivamente a los intentos de regeneración de la política española de finales del siglo XIX y principios del XX; por sus aulas de la Residencia de Estudiantes pasaron los mejores profesores (Giner de los Ríos, Azcárate, Salmerón, Figuerola, Cossío, Jiménez Fraud…) y los alumnos con más inquietudes y deseos de comprometerse en esa regeneración (desde distintas ideologías y experiencias personales) como la mayoría de los que luego serían conocidos como la Generación del 27 y sus epígonos como Miguel Hernández o Gabriel Celaya.
La ILE fue declarada ilegal al final de la guerra civil y todos sus bienes incautados… aunque por alguna extraña razón, la fundación Francisco Giner de los Ríos siguió viva (aunque muy poco visible) y pudo conservar libros y otros valores de la ILE y, cuando se consolida la democracia en el nuevo régimen, reclamar la devolución de sus propiedades.
Es impresionante cómo ha quedado la nueva sede, después de años de obras (no exentas de polémicas): se ha respetado la antigua casa; se ha recuperado el jardín, suprimiendo algunas construcciones espurias que se hicieren después de la Guerra, y se ha construido un salón de actos soterrado, para unas 300 personas, de arquitectura moderna pero, según nos explicó en su amable saludo inicial y presentación del acto el actual Secretario de la Fundación (y director de la Residencia de Estudiantes), don José García-Velasco, respondiendo a los mismos criterios de austeridad, funcionalidad y belleza que siempre caracterizaron a la ILE.
Acto muy importante, como puede apreciarse. Asistimos a una conversación amena pero profunda (o viceversa) entre dos gigantes de la Literatura (como escritores pero sobre todo como lectores, como estudiosos de esa cualidad suprema que tiene el ser humano de leer, leer según el código del alfabeto y, a partir de ahí, intentar leer, descifrar, todos los códigos complejos que nos ofrece el Cosmos). Y lo hacemos, en un lugar emblemático de la Cultura contemporánea de nuestro país, recuperado para el público, con resonancias de sus antiguos moradores, con la presencia de algunos de sus descendientes… y, sobre todo, con evidencias de que puede constituirse en un lugar que acoja importantes actividades culturales (tan necesarias siempre y especialmente en esta etapa de nuestro país). De forma que el espectador sensibilizado puede mirar con similar perspectiva el pasado (para ver aquellos grandes personajes de la lucha por una sociedad mejor) y el futuro (para saber que nosotros, siguiendo a aquellos maestros, podemos «hacer algo», Dubsek dixit).
Domingo, 19 de octubre de 2014. Sala AZarte, en la calle San Marcos, 19 de Madrid. representación de la obra Bansia, una historia de crisis-ficción, de Carlos Pontini, interpretada por el propio Pontini, Antonio de la Fuente y Rakel González. Con Música original de «Vengo, toco y me voy»; diseño de iluminación de Javier Gutiérrez; dirección de Juanma Cifuentes, con la ayuda de Rodrígo P. Ferro; fotografía y cartel Raúl Martínez, y producción de Coolturetas. Un local modesto pero muy agradable y que puede representar con toda dignidad el arte milenario (y permanente y modernísimo) del teatro, repleto de público. Excelente interpretación. Pontini nos cuenta una historia a partir de un hecho real que nos parecería absurdo de no ser porque tenemos suficientes pruebas de lo que es evidente y verosímil y fundadas sospechas de que puede haber ocurrido y puede ocurrir lo que la fantasía del autor añade al drama de las hipotecas, a través de de tres personajes bien representativos de nuestra sociedad. Un trabajador (con trabajo y familia inestables) a punto de ser desahuciado por no poder hacer frente a la hipoteca; un director de banco especialmente (pero no excepcionalmente) corrompido y degradado, y una ejecutiva ambiciosa, predispuesta, a pesar de su juventud, a prostituirse, cuyas vidas se cruzan en una historia de miedos, de asechanzas, de crímenes… Como se ve, nada que nos sea lejano o extraño: la quiebra de la parte de nuestro sistema financiero que había logrado esquilmar las en otro tiempo sólidas Cajas de Ahorros; los ingentes recursos que ha habido que destinar a recuperar esos bancos y la corrupción, el fango, la miseria humana, que se ha puesto de manifiesto con todo ello. Pero aquí también, igual que nos ocurría en la casa casi sagrada de la sede de la ILE, el espectador sensible tiene que mirar con mucha atención al pasado (para comprobar que el nuestro es un país donde la corrupción política, económica, humana, viene de siglos), pero también al futuro porque mientras la mayoría de los ciudadanos seamos capaces de abordar esta cuestión con inteligencia, con honradez (y con un poco de humor como el de Bansia), podremos, el país y sus habitantes, seguir sobreviviendo.