¡Vuelve, Pedro Crespo, reaparece, empuña de nuevo tu vara justiciera, líbranos una vez más del matón, del violador de leyes, personas y haciendas! Vuelve y enfréntate al pendenciero que tiene amedrentada a la gente. Tú puedes hacerlo, tú puedes hacer que su desafío de rufián quede en ridículo; tú sabes que la fuerza del chulo es más aparente que real, que su bravuconería y su prepotencia se acaban cuando quien puede y debe hacerlo toma la vara justa de la autoridad y ejerce el poder sin miedo. Tú puedes hacerlo, Pedro Crespo, alcalde honrado.
Afortunadamente ya hemos superado los tiempos en que los grandes crímenes se pagaban con la muerte pero nuestra época, que ha sido capaz de erradicar ese horror de la pena capital, no ha conseguido dejar atrás a los matones, a los fanfarrones, a los que abusan de los inocentes, y necesita defenderse de ellos
Ya sabes que el delincuente pedante y engreído, después de sus fechorías, lejos de arrepentirse y pedir perdón, se mofará de ti e incluso afirmará cínicamente que sólo él puede ser considerado víctima. Y, por último, cuando vea que estás decidido a someterlo a tu autoridad, reclamará jactanciosamente que debe ser tratado con el máximo respeto. Pero tú, Pedro Crespo, que has tenido la generosidad de dejar tu vara para intentar el diálogo con él de igual a igual, habrás comprobado que no se le puede tratar como a caballero, porque interpreta ese trato como debilidad, así que deberás asirla de nuevo y, con todo el respeto del mundo, pero con todo el ejercicio de tu autoridad que te permite, que te obliga, en determinadas circunstancias, a usar la fuerza, le despojarás de sus galones mal ganados y peor empleados, pondrás en evidencia sus mentiras demagógicas, sus groseros chantajes. Y lo condenarás al ostracismo, lo confinarás en el lugar que les corresponde a los petulantes, el lugar en el que deben permanecer los que se burlan de las leyes, los que abusan gravemente de ellas, los que mienten y amenazan para conseguir sus ilícitos objetivos. Restituirás así el orden alterado por el facineroso, los derechos de las gentes normales conculcados, el imperio de la Ley, la Justicia.
Sabes Pedro Crespo que para esa difícil tarea cuentas con el respaldo de tu pueblo y que cuando hayas cumplido, una vez más, con tu deber la máxima autoridad, hasta el rey si se presenta, tendrá que avalar tu actitud y mantener al matón, al chulo, al violador, en el lugar que tú lo has dejado, desarmado y derrotado.
Querido José María:
Excelente artículo, henchido de romanticismo y de amor a la literatura. Yo no sé si a Pedro le dejarían administrar justicia en el caso Nóos…
Un abrazo.
Gracias, David Felipe. Ya sabes que me esfuerzo en decir algo interesante y, siguiendo a los maestros, decirlo con las mejores palabras de nuestra lengua… aunque es evidente que no lo consigo del todo. En cuanto a tu aguda observación de que a nuestro Pedro Crespo de hoy no se lo pondrían fácil, no tengo más remedio que darte la razón… pero seguir confiando en que algún «alcalde honrado», en un contexto penal tan diferente al de Calderón pero en un contexto moral tan parecido a aquél, se atreva a empuñar la vara y hacer justicia.
Un abrazo. José María.
Querido José María:
Pienso, como David Felipe, que has escrito un excelente texto y sería maravilloso que un alcalde como Pedro Crespo viniese a administrar justicia. Pero la verdad es que no soy muy optimista…
Un fuerte abrazo desde Nueva York lluvioso.
Ana
Gracias, Ana. Ya sé que, estés donde estés, siempre me lees con cariño. Espero que disfrutes mucho en Nueva York y no tengas que dar la razón al poeta («el cielo pilla tan lejos, / que nadie mira a lo alto.»).
Abrazos para toda la familia. José María
Querido José María:
Como siempre, tan acertado.
Tiempos vendrán, sin lugar a dudas, que algún Pedro Crespo renacerá de las cenizas que está dejando este tiempo nuestro. Si algo tiene la condición humana es esa capacidad de regenerarse y de volver a encontrar los verdaderos valores después de los tiempos de dispendio, lujo y desenfreeno. Eso sí, no lo tendrá fácil. Nunca fue fácil remar contracorriente. Pero su valor y el nuestro estará en reconocerlo y apoyarlo para que sienta que su coraje ha servido para algo.
Un abrazo.
Gracias, José Antonio. Tenemos mucha tarea por delante, cada uno en su campo… Y a pesar de todo lo que está pasando, creo que podemos dejar una puerta abierta a la esperanza.
Un abrazo. JM
He vuelto a leer “Carta a Pedro Crespo”,y quiero felicitarte por la riqueza de tu prosa,y por la idea.
Corren malos tiempos,y hay muchas formas de empuñar la vara de la Justicia.Felicidades.
Gracias, Julia. Veo que me lees con atención y generosidad. Lamentablemente, mi «Carta abierta a Pedro Crespo» tiene cada día mayor actualidad. Si no paramos las bravuconadas a tiempo, la pelea será más dura y más incierta.
Un abrazo. JM
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