Lo dije (en la «mesa redonda» del Ateneo de Madrid el pasado viernes) y lo repito: deben ser el que escribe y el que lee, los dos protagonistas del Libro, los que nos indiquen a los demás (a los que con nuestro trabajo hacemos posible ese enlace mágico, por encima del tiempo y del espacio, entre el creador de la obra y el que la recrea cada vez que la lee), lo que debemos hacer y cómo lo debemos hacer. Y creo que serán los escritores más preocupados por lo que deben y pueden decir que por los beneficios económicos o sociales que van a obtener por ello y los lectores capaces de esforzarse en una lectura profunda los que nos irán marcando el camino. El debate sobre el futuro del libro no ha hecho más que empezar pero, por el interés que demostraron el centenar de personas que nos acompañaron y participaron (a los que manifiesto desde aquí mi sincero agradecimiento), parece que se presenta realmente apasionante.
Querido José María:
Si hubiese estado en Madrid, habría participado con toda seguridad, el tema me parece muy interesante.
Nos vemos muy muy pronto en la Feria!
Un abrazo,
Ana
En efecto, el libro y sus futuro interesa a mucha gente tal y como pudimos ver en el acto pasado. Y la gente tiene más claras las cosas de lo que parece.