394. Abril (84 años después)

Wikipedia en español, en su entrada Abril, señala como única efemérides destacable del día 1: «El 1 de abril de 1939 finaliza la guerra civil española.» O sea, hace ahora 84 años.
¿Había terminado de verdad, del todo, absolutamente? El parte, manuscrito y firmado por Franco, es sencillo y terminante: («En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado.– El Generalísimo Franco.– Burgos, 1° [sic] Abril 1939.») Pero si había terminado la guerra por «lo militar» quedaba aún mucho tiempo, mucha tarea pendiente para concluirla «por la civil»… sin embargo, soy de los (muchos) españoles convencidos de que también se terminó esa terrible guerra en lo civil. ¿En una temporada, un año, una fecha exacta, un hecho concreto? No, en un proceso largo y complejo, pero inexorable, y que permite que la sucesión en la Jefatura del Estado y el cambio de régimen político, se haga, fundamentalmente, de forma pacífica, legal y, hay que decirlo rotundamente, legítima: ¡la Transición!
Pero hay una parte de nuestra clase política (de partes muy diversas y hasta antagónicas, pero unidas por la eficaz argamasa del Poder) que está decidida a «derogar» ese parte del final de la guerra, el proceso subsiguiente y el feliz resultado ( la Transición) y volver al guerracivilismo, el rencor, la revancha, el negocio del odio.
Por ello, ahora vuelve a ser necesario, quizá más necesario que entonces, el espíritu de la reconciliación nacional, que se dio, circunstancialmente, durante la guerra civil (hubo contactos entre falangistas y comunistas con la idea patriótica de sacudirse la influencia de nazifascistas y soviétivos), luego, en 1956 (con la iniciativa –más o menos oportunista, más o menos falaz– del Partido Comunista –en su histórico V Congreso– y también en sectores juveniles del Régimen) y, mas tarde, sobre todo a partir de 1964, en la propia sociedad española. Y por supuesto, en los intensos años de 1975 a 1978, que culminan en la Constitución. Constitución que representa el mejor muro de contención frente a los siniestros objetivos de demagogos y separatistas.

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