Bibliotecas públicas

concha_y_marinaPalacio de Congresos de Toledo, miércoles 16 de noviembre de 2016. Invitado por Concha Vilariño, Subdirectora General de Coordinación Bibliotecaria, en mi calidad de Presidente de la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil, y gratamente acompañado por Mercedes Alonso, asistí al VIII Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas, que se celebró en el gran Auditorio del Palacio de Congresos de Toledo (¡más de 500 asistentes!), edificio que sobrecoge, por muchas cosas (y no es la menos importante saber que está edificado sobre el lugar donde nació uno de nuestros grandes reyes, Alfonso X El Sabio). Lamentablemente no he podido asistir a todas las sesiones pero

quiero glosar la que seguí con más atención, la ponencia inaugural del profesor José Antonio Marina, presentado por Concha Vilariño que resumió su impresionante currículo, y ampliamente conocido por su intensa obra sobre cómo funciona la inteligencia humana, comenzó advirtiéndonos de que las cosas cambian más rápidamente que las instituciones pero que museos y bibliotecas públicas se han adaptado muy bien a la nueva situación, especialmente estas últimas que añaden a su sagrada labor de atesorar la palabra, a su gestión esforzada para ponerla al servicio de los usuarios, una tercera virtud cual es la de haber convertido estos centros en lugares de permanente y enriquecedora actividad socio cultural (también se da este fenómeno en los museos). De manera que podemos hablar de ciudades con talento cuando se da esta condición (aumentar el capital social, su cultura). Cita por ejemplo el profesor Marina el caso de Medellín, Colombia, donde hace años una gran campaña de las bibliotecas públicas, bajo el lema «Depósito de memoria», transformó la ciudad.
La Biblioteca, los bibliotecarios y bibliotecarias tienen una relación permanente, estrecha, intensa y mutuamente enriquecedora con todo el mundo educativo y justamente por ello ahora debemos estar preocupados por cómo está la lectura en nuestra sociedad («no es que se lea menos, es que se lee peor»), por las campañas que se hacen de animación a la lectura, algunas de las cuales, por diversas causas, resultan muy poco eficientes (por ejemplo, cuenta el profesor Marina, en Andalucía había tres planes de Animación a la lectura no solo no coordinados sino enfrentados entre sí).
Las bibliotecas públicas, «Espacio físico, espacio virtual», como reza el lema de este congreso. nos ayudan a leer mejor, a hacerlo con concentración y persistencia (en vez de con intranquilidad y con prisa, lo que provoca la trivialización y el olvido de los argumentos), evitando el lenguaje tosco y desordenado. Y hay que evitar también el error de poner el énfasis en que la lectura es sobre todo una gran satisfacción, una actividad meramente lúdica… Aquí tengo que citar el lema de Ediciones de la Torre desde su fundación: «La necesidad y el placer de la lectura» (que quizá el profesor Marina no conozca, aunque nos consta que tiene varios libros nuestros y prologó uno de ellos, El troquel de las conciencias, escrito por uno de sus alumnos, Félix García Moriyón).
No hay que olvidar, por supuesto, que la palabra es instrumento esencial del pensamiento, de la inteligencia, de la comunicación y de los valores. La palabra como necesaria información de emociones e información que nos puede proporcionar la imagen (Marina cita la mundialmente famosa foto de los tanques paralizados en Tian An Meng por la acción de un hombre, que sin palabras no puede comprenderse). Porque la palabra organiza, detalla, articula el argumento. Y no es por casualidad que nosotros dialoguemos con nosotros mismos para buscar en nuestra memoria las razones de los porqués, de los cómos, etc. (Añado, por mi parte, que además de la memoria necesitamos encontrar en nuestro interior la fantasía.) Por ello necesitamos un léxico correcto: José Antonio Marina tiene un diccionario con unas 600 palabras dedicadas a los sentimientos… y enfatiza que debemos desarrollar una lingüística de la vida corriente para que todo el mundo y no solo los especialistas en lingüística puedan mejorar su pensamiento. Y pensar cada vez mejor, en un debate de ideas enriquecedor. El conferenciante cita a Popper: «Es necesario que nuestras ideas combatan para que no combatan las personas», y recuerda el cartel de la República que utilizaba él en sus clases: «La mejor arma contra el fascismo es la lectura».
Para mi regocijo personal, Marina elogia contundentemente el libro de Nicholas Carr (Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?, Madrid, Taurus, 20132, traducción de Pedro Cifuentes, que yo considero fundamental) y, al hilo de cómo ha resultado la campaña de Trump en EE UU, reclama que debemos reflexionar sobre todo lo que nos está pasando. Eso me lleva a la pequeña vanidad de pensar que la revista que hacemos en Ediciones de la Torre, Aprender a Pensar (dirigida por Marina Casado y con Rebeca Garrido como redactora jefe), puede hacer una importante labor.
Para terminar, don José Antonio cuenta la historia de las diferentes respuestas que tres de los canteros que construían la catedral de Toledo (el cabreado, el obediente y el que se sentía parte de una gran empresa), preguntados por separado, dieren a la pregunta ¿qué está usted haciendo?: el primero dijo que estaba puliendo una piedra en condiciones detestables; el segundo, que estaba puliendo una piedra como le habían mandado hacer y el tercero respondió con orgullo que estaba construyendo una catedral. Así deben sentirse los bibliotecarios cuando animan a los lectores a leer los maravillosos libros que viven en las bibliotecas públicas. Podrá parecer que se hace poco pero todos podemos sentir lo que sentía el cantero de la historia. Y en todo caso, si todos y cada uno de nosotros cumplimos lo mejor que sabemos con nuestro deber, al final podremos decir orgullosamente, como dijo Max Aub en su epitafio: «Hice lo que pude».

Concluyo: una breve pero muy estimulante estancia en Toledo, a donde vuelvo siempre que puedo y que animo a visitar a cuantos me conocen. Podrán comprobar que, como dijo, en las palabras de presentación del evento, Ángel Felpeto Enríquez (Consejero de Educación Cultura y Deporte de Castilla La Mancha), esta región tiene un buen nivel bibliotecario y una estimulante participación de los lectores. O, como, en el mismo acto, resumió Juan María González Cabezas (Vicealcalde de Toledo): «Frecuentar la belleza es expresión de madurez democrática y sobre todo un gran placer». O, por último, como destacó Miguel Angel Recio Crespo (Director General de Bellas Artes y Patrimonio), Toledo, «la ciudad de las tres culturas», es una hermosa metáfora de las Bibliotecas Públicas (una de ellas en un espacio militar legendario recuperado para la cultura, cual es el Alcázar), porque el paseo por unas y por otras es entrar en espacios prodigiosos.

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2 respuestas a Bibliotecas públicas

  1. Somos todos “ratones de biblioteca”
    Gracias por la nota

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