Un buen profesional se prepara lo mejor posible para realizar su trabajo, con la intención de llegar lo más alto que su capacidad le permita pero sin que la ambición personal domine su vida; gana o pierde, asciende, permanece o se va, manteniendo siempre el sosiego y el buen humor, sin olvidar, sobre todo, que el progreso, el verdadero éxito no se pueden alcanzar sin los valores humanos; ejerce su función combinando esforzadamente inteligencia y voluntad, participa en un equipo donde lo individual se integra dialécticamente en lo colectivo y si lo tiene que dirigir lo hace con modestia, con más autoridad que poder, con un objetivo y un lenguaje comunes, buscando el apoyo de quienes comparten los mismos intereses e ideales y respetando lo bueno que hicieron sus antecesores, mejorándolo en lo posible pero sin inventar aventureros y peligrosos saltos que, a la postre, destruyen y nos hacen retroceder… ¡Reconocimiento y gratitud a Vicente del Bosque, seleccionador nacional de fútbol de España, que nos recuerda que este país, además de líderes mediocres y logreros, puede dar, da en abundancia, personas sencillas y buenas, excelentes profesionales!
(Sábado, 10 de julio de 2010)
Muy de acuerdo.
¡Qué lástima que la sociedad no valore -y los medios no destaquen- a esas figuran que destacan en otro campos (medicina, investigación, educación, empresarios,…) de mucho mayor interés social que el fútbol!.