De revoluciones y otros problemas (II)

(Para JPM y otros compañeros honrados de las prisiones de
Carabanchel, Soria y Segovia)

23-05-2010-acto-antigua-carcel-de-carabanchel-foto-la-memoria-viva-fuen13«No, Sire, es una revolución.» No sé si la famosa frase de La Rochefoucauld en respuesta a la exclamación de Luis XVI ante la toma de la Bastilla (detonante de la Revolución francesa) tiene hoy la popularidad que tenía cuando yo estudiaba y enseñaba Historia pero creo que sigue siendo muy útil plantearnos la diferencia entre un motin o rebelión y una revolución. Claro que las revoluciones de nuestro tiempo no tienen la virulencia de la francesa, ni siquiera cuando se dan en las plazas de Tahrir, en El Cairo, o de la Independencia, en Kiev, pero sigue siendo verdad que una revolución no es una bronca o un litigio que pueden resolverse con «diálogo», conversaciónes o mediante los tribunales ordinarios de Justicia; una revolución es algo mucho más profundo y aunque comience siendo una cuestión de legitimidad o legalidad jurídica o de orden público, pronto se convierte en un movimiento de masas que rebasa cualquier marco jurídico para situarse en el ámbito, mucho más complejo, de la política: de la política no cómo la entienden la mayoría de nuestros profesionales de la res publica (que transforman esa noble actividad en uso y abuso del Poder… y del erario público) sino de la política en su sentido más genuino, como forma que tiene toda sociedad de organizarse, de manera tranquila y ordenada o, en tantas ocasiones, en medio de turbulencias y convulsiones de todo tipo; de la política con sus múltiples y complejos elementos y cuestiones entre los que sería inútil ignorar la muy importante cuestión de la fuerza; la fuerza que es al final la que puede mantener o generar legitimidades, reales o espurias, sobre las que se establecerán después las legalidades consecuentes… o viceversa, en un proceso nunca perfecto y nunca definitivo; de la política, en suma, que nos afecta a todos, que nos involucra a todos y que nos exige a todos y cada uno un claro compromiso.
Sería suicida participar en una revolución u oponerse a ella sin tener en cuenta la fuerza que tenemos y la que tiene el adversario. Por supuesto, no estoy limitando la cuestión a efectivos militares y cañones… pero tampoco ignoro que estos pueden intervenir en última instancia lo mismo que tiene que intervenir la fuerza de las normas, de las ideas, de la propaganda, de los sentimientos, de  etc., etc. Por muy políticamente incorrecto que parezca, no se puede plantear ninguna acción política seria sin tener en cuenta todos estos factores. Incluso, aunque la revolución se presente como «resistencia pacífica» en cualquiera de sus variantes o como festivos «procesos participativos», si el objetivo final es dar una vuelta completa a la situación existente nos encontramos ante una revolución, la denominemos «blanca», «de terciopelo», o con cualquier otro nombre atractivo, incluyendo el que, con extraordinario cinismo, emplean el de «derecho a decidir». Naturalmente que, independientemente de la legitimidad que se invoque, la revolución sólo es viable, según todos los tratadistas de prestigio sobre esta cuestión (y según nos enseña la historia), cuando mucha gente no acepta el orden establecido y el Poder no puede mantener la Autoridad; y, desde luego, en el proceso revolucionario se dan todo tipo de vaivenes y desórdenes, todo tipo de simulacros, todo tipo de oportunidades no solo para las personas honradas que se entregan a esa causa (equivocada o acertada) con abnegación sino también para  todo tipo de caudillos, de logreros, de aventureros.
Por eso, hay que calificar la situación que se vive en Cataluña de revolucionaria o, si se quiere ser extremadamente prudente, de pre-revolucionaria. La mayoría de la gente de «arriba», y hay que incluir aquí tanto a los de Cataluña como a los del resto de España1, no sabe bien cómo controlar la situación y una gran parte de la gente de «abajo» tiene sentimientos confusos e imprecisos, cuando no miedo o impulsos extremistas y, en general, una gran desafección a nuestro régimen político y un deseo confuso de cambio, una propensión a la quimera que les hace vulnerables a todas las demagogias. Ciertamente, cuando nos encontramos con cientos de miles de personas en la calle dispuestas a negar el orden establecido y a seguir a unos líderes decididos a imponer otro orden nuevo, unas autoridades que han traicionado su juramento de lealtad a la Constitución y que plantean acciones claramente de golpe de Estado, y, frente a eso, un Gobierno central que se limita a decir que esa situación no es legal y que la va a prohibir el Tribunal Constituional; cuando todo esto se da no como un accidente o anécdota sino como un proceso, creo que se puede afirmar que nos enfrentamos a una revolución, por muy camuflada que se presente, por mucho que se invoquen las urnas (mientras se incumplen todas las leyes que fueron establecidas, precisamente, de acuerdo con las urnas); una revolución enmascarada, disfrazada de «movimiento o proceso soberanista», con muchos simulacros ridículos… pero una revolución; una revolución zigzagueante y con descalabros… pero una revolución. Una revolución que crece y se fortalece día a día combinando los movimientos de masas con actos de golpe de Estado.
Tampoco es totalmente nueva esta situación. España es país de revoluciones, de pronunciamientos y asonadas, de grandes movimientos de masas, de guerras civiles, de golpes de Estado, de muchas quimeras… Pero no por eso debemos acomplejarnos y pensar que somos especiales: ninguna de las naciones con las que podemos parangonarnos consiguió su orden actual sin terribles batallas internas y externas, sin grandes movimientos de masas, sin guerras civiles; lo que sí nos diferencia de muchas de esas naciones es que nuestro Estado actual es grande, complejo y costoso… pero débil, muy poco eficiente a la hora de evitar el ataque de los truhanes y logreros y pusilánime a la hora de garantizar la libertad e igualdad de todos los españoles.  Pero así es la vida: mientras no aprendamos del todo a organizar las cosas mediante la razón; mientras haya tantos intereses contrarios a la libertad y tantos ideales confusos, avanzaremos en medio de turbulencias y convulsiones… e, incluso, podemos retroceder si nos comportamos de forma estúpida. Por eso debemos esforzarnos en comprender las causas reales de lo que está pasando y en buscar las soluciones adecuadas, sin utopías ni maniqueísmos, pero sin falsas equidistancias, relativismos engañosos o, lo que sería mucho más grave, indolencia. Por supuesto, hay que tener en cuenta la tipología de las revoluciones y, fijándose bien y analizando con la mayor inteligencia posible la revolución que se está dando, desde hace decenas de años, en Cataluña, de manera larvada o manifiesta, acertar en la calificación, en el diagnóstico, para acertar también en su tratamiento.
Veamos algunos rasgos peculiares: desde hace décadas, la mayoría de las instituciones autonómicas y municipales de Cataluña, muchos empresarios y organizaciones, la mayoría de los medios de comunicación, una creciente nómina de «intelectuales» (muy especialmente, la mayoría de los docentes), se dedican sistemáticamente a desarrollar victimismos, falsear gravemente la historia, adoctrinar a los niños y jóvenes en el odio a lo español, a inventar agravios («Espanya ens roba»), a despreciar la bandera y los demás símbolos nacionales, a destruir el bilingüismo natural y enriquecedor, menospreciando el idioma común de todos los españoles… y, consecuentemente con todo ello, mantener un desacato permanente a las leyes y las sentencias de los tribunales, legítima y legalmente establecidos, un desafío permanente al Estado, una chulería insultante, disfrazada de «derechos democráticos» y «clamores populares»2. Con ello todo lo que se consigue, mientras se mantiene el pulso a la Autoridad legítima, es derrochar recursos, fracturar y enfrentar a la población (ya es vox populi que numerosas familias y grupos de amigos no pueden conversar pacíficamente de este asunto); y, por supuesto, si se llegara a esa quimérica independencia, el perjuicio para el conjunto de la nación española sería inmenso pero mucho mayor aún para la creada, ex novo, nación catalana, que podría verse fuera de instituciones y mercados fundamentales y necesitada de la protección de la «odiada España» para volver a ellos.  Pero quizá el rasgo más peculiar, más excepcional, de todos es el hecho de que toda esta batalla se está promoviendo desde la cómoda posicición de los despachos y coches oficiales, utilizando todos los recursos del Estado y, consecuentemente, gastando en ella ingentes cantidades del erario español, es decir de los impuestos que pagamos todos. El corolario de todo esto es que el Estado, los sucesivos gobiernos nacionales y hasta la más alta institución de la Nación, han venido aplicando unos discursos y unas políticas erráticos, que han permitido, y hasta estimulado, el envalentonamiento, las bravatas de los promotores de esta revolución. Cuando se dieron las primeras manifestaciones de evidente desacato y deslealtad (desprecio de la bandera nacional, persecución del idioma castellano, mofa de las sentencia de los tribunales y profusión de actos de abierta rebelión frente al Estado) los respectivos gobiernos, tanto de «centro-izquierda» como de «centro-derecha» evitaron afrontar el problema o se limitaron a decir «Hablando se entiende la gente» y chalanearon con los separatistas buscando acuerdos a corto plazo (y siempre en beneficio de  su bando y en perjuicio de una auténtica política nacional).
A mí me parece claro que esta revolución, planteada a partir de premisas gravemente falsas y cada día menos camuflada, es solo beneficiosa para la minoría corrupta o ignorante que la ha promovido, mientras que es gravemente perjudicial para la inmensa mayoría de los ciudadanos de Cataluña. Como, además, está tolerada y costeada por el Estado y, desgraciadamente, se apoya, en gran medida, en la indolencia cómplice de gran parte parte de la sociedad española (que, con la falsa idea de que hay que evitar cualquier conflicto, ha permitido que éste creciera de forma descomunal), como las fuerzas que deberían haberla abortado han dejado que creciera hasta límites intolerables, y muy peligrosos, creo que también podríamos calificarla de revolución estúpida. Pero, ¡cuidado!, la revolución es estúpida pero algunos de sus promotores son muy listos y se han beneficiado y se beneficiarán enormemente de ella… pase lo que pase. La familia que es símbolo de la «patria catalana moderna» se ha enriquecido hasta límites escandalosos, de forma legal pero (todo parece indicar) también de forma ilegal, mafiosa; los polítiquillos que en un régimen normal no hubieran pasado de desempeñar puestos secundarios, se ven encumbrados y con emolumentos y privilegios elevados, desarrollando relaciones nacionales e internacionales que les serán muy útiles si todo esto, como es posible, acaba en un gran fiasco; muchos empresarios y mucha gente que ha puesto su profesión de docente o periodista al servicio de la secesión (de la «revolución») no han dejado de percibir subvenciones, premios y privilegios.
Por supuesto, nada más lejos de mi intención que negar que hay un problema de identidad en Cataluña, muchos sentimientos que vienen de siglos, aunque hayan sido avivados artificialmente ahora, cuestiones graves de convivencia que hay que abordar (como lo hay en otras partes de España y en muchos países de nuestro entorno). No se trata de negar la historia o la realidad presente, como hacen los secesionistas; pero lo que sostengo es que mientras esos sentimientos los manipulen oportunistas y corruptos, mientras cientos de miles de personas se sientan acosados por los separatistas y abandonados por el Gobierno central y, por ello, impelidos a cubrirse con la señera estelada y perder su propia identidad, sus lazos familiares, su cultura; mientras haya miles y miles de niños educados en la mentira histórica y el odio a la Nación española… mientras ocurra todo esto, los sentimientos e intereses de una parte respetable, pero minoritaria al fin, de catalanes son menos importantes que la libertad, la convivencia, los derechos de todos los españoles que hoy están en serio peligro e imperiosamente necesitados de ser resueltos mediante una política nacional firme que haga frente sin más rodeos al separatismo, al golpismo, que haga inviable la secesión. Y firme significa principios sólidos, lenguaje claro y autoridad fuerte, con todas las consecuencias. En suma, limitarse a decir que los secesionistas no tienen razón, que están equivocados y esperar que el tiempo y los errores de los rebeldes solucionen el problema es la peor política que se puede seguir y, afirmo, la más dañina y peligrosa para propios y extraños; y si lo que se pretende es descargar en el Poder judicial la tarea de impedir la revolución, el golpe de Estado, hay que tener en cuenta la verdad de Perogrullo de que la ejecución de las sentencias tienen que estar garantizadas por el Poder ejecutivo: si obtenemos de un tribunal una sentencia que el inculpado se niega a acatar y no hacemos otra cosa que parlotear el inculpado, el rebelde, se envalentona y consigue nuevos adeptos. Ciertamente, una política de principios exigirá grandes esfuerzos pero la deserción, tanto si se hace de golpe como si se hace poco a poco, sería mucho más peligrosa. Y, por otra parte, no quiero olvidar que, al lado de políticas de oposición a los atropellos separatistas, de aplicación de la Ley con todas sus consecuencias, también hay que desarrollar políticas de reafirmación de todo cuanto hemos hecho juntos, de regeneración de la vida pública, de valorar las grandes ventajas que se han obtenido de permanecer unidos respetando la diversidad, de nuestra cultura de siglos… como he intentado explicar en otras ocasiones en este blog o en otras publicaciones, de lo que me permito dar dos referencias: http://librosyabrazos.es/2012/03/19/viva-la-pepa/ y http://edicionesdelatorre.com/boletines/ET-BI35.pdf
En conclusión, no hay que ser pesimistas: estamos a tiempo, como ya tuve ocasión de escribir en septiembre de 2013 (Somos más, tenemos más fuerza y mejores razones) y antes y después de esa fecha. Pero, eso sí, este asunto exige que le prestemos toda nuestra atención, que sepamos distinguir lo fundamental de lo accesorio, identificar la contradicción principal y las secundarias, conocer bien las fuerzas de todo tipo de que disponemos y buscar las alianzas necesarias. Que nos afiancemos en la Verdad, en la Libertad, que comprendamos que no salimos de un régimen autoritario, hace un par de generaciones, para retroceder a la edad media, donde banderías de todo tipo, envueltas en símbolos arcaicos o inventados, ocultan en la mayoría de los casos objetivos de mero expolio y ambición personal; que si fuimos capaces de acabar con la Dictadura, con grandes sacrificios, no fue para llegar a esta debacle sino para hacer un país y un «Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político» y cuya «soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado».

Y unas nota finales. Para los temerosos y asustados: En esta revolución no hay revolucionarios como los que, equivocados o no, acabaron con su gesta con tiranías terribles porque estaban dispuestos a morir o a triunfar, no hay patriotas dispuestos a sacrificar todo para liberar a su país de la «opresión extranjera»: nuestros «revolucionarios» catalanes, salvo alguna excepción honrosa, tienen demasiado apego a su beneficio personal, a su cómodo puesto de funcionarios y si se encuentran con una acción decidida del Gobierno español, armarán mucho ruido e inventarán todo tipo de nuevos victimismos… pero no presentarán una resistencia sólida. Para los equidistantes: La posición neutral entre verdugos y víctimas, entre delincuentes y honrados, entre golpistas y constitucionalistas… es, objetivamente, apoyar a los primeros y traicionar a los segundos (recuérdese la famosa frase «Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor»). Para los periodistas: Vuestra importantísima profesión os exige, hoy más que nunca, eludir los eufemismos y las vaguedades y aplicar la frase española «Al pan, pan y al vino, vino.» Para cuantos (desde la Corona al ciudadano más modesto) nos opusimos al golpe de Estado del 23-F: Esto es más grave: un despedazamiento de la Nación (que comenzaría en Cataluña pero no pararía, ni mucho menos, ahí) tendría consecuencias trágicas para la mayoría de la ciudadanía y para varias generaciones. Para utópicos y enfurecidos: Recuérdese que los mejor puede resultar enemigo de lo bueno; tenemos lo que tenemos: se trata no de alimentar la quimera de que se puede resolver todo y pronto sino de prepararse para una batalla larga y compleja, donde habrá que asumir responsabilidades… y riesgos. Para funcionarios de cualquier rango y condición: Como ha señalado muy inteligentemente Antonio Muñoz Molina, una de las grandes fuentes de la corrupción imperante en España ha sido «el descrédito y el deterioro de la función pública»; en esta grave cuestión tienen, todos los funcionarios, la oportunidad de dignificar su trabajo, cumpliendo cabalmente su cometido. Para los que quieren «hacer algo» (Dubsek dixit): Cuando se produce una revolución, tanto los que ganan como los que pierden, tantos los que han aplaudido como los que han reprobado, si no sacan consecuencias del resultado y de los costes económicos y, sobre todo humanos, que ha conllevado, su participación habrá sido inútil. Así, por ejemplo, la «Revolución del 68», la «Primavera de Praga» y, más cercanas, la «Revolución naranja» de Ukrania en 2004-2005 o la «Primavera árabe» de 2010. Así que ante una situación compleja, un problemacárcel antigua de fernando gonzalez 1.jpg tan serio, a los que nos enfrentamos, es obligado preguntar/se ¿Qué hacer? La pregunta (que tuvo gran resonancia a partir del libro de Lenin en 1902) es breve pero exige de cada uno una respuesta amplia y meditada. Invito a leer la mía en el apartado III de este artículo.

_____________
1 El Gobierno español, con mayoría absoluta y todos los medios legales a su alcance, no se atreve a restaurar la autoridad del Estado y a proteger, con todas las consecuencias, a todos los ciudadanos de esa comunidad y el principal partido de la oposición presenta constantes vaivenes, equidistancias ridículas y una tendencia enfermiza a menospreciar la actual Constitución… y ambos flanqueados por una «progresía boba» que no distingue entre democracia y demagogia y un no pequeño grupo de empresarios que saben pescar en ríos revueltos.
2 Algunos ejemplos: «derecho democrático» a que una minoría, una parte, decida en contra de la mayoría, del todo; «clamor popular» reclamando un nuevo estatuto que es aprobado en referéndum por menos de la cuarta parte de la población y con un absentismo de la mitad; «Proceso participativo» como sucedáneo de un referéndum, sin ninguna garantía legal y en el que participa solo un tercio de la población.

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11 respuestas a De revoluciones y otros problemas (II)

  1. Ana Rodriguez Mendez dijo:

    Mi querido Jose Maria, mi admiración total por tu gran preocupación ante este “tema”…aunque nos gusta deleitarnos leyéndote me pregunto, que podemos hacer? Incluso si los que tienen en sus manos el poder y el deber de hacer justicia, leyeran tu magnífico articulo, harían oídos sordos….siempre estarán por encima sus intereses ocultos, su ineptitud que el bien de la España que dirigen.

    Un abrazo

    • librosyabrazos dijo:

      Gracias, querida Ana, por tu apoyo. Yo intenté llegar al máximo de personas e, incluso, excepcionalmente, emplacé a algunas públicamente a través de Twitter… pero solo he recibido algunos amables acuses de recibo. En todo caso, creo que todos debemos esforzarnos en participar lo mejor posible, en posibilitar que se oigan todas las voces honestas: la situación que vivimos, de extrema gravedad, así lo exige.
      Abrazos,
      JM

  2. Jesús Aroca García dijo:

    Querido José María:
    Hemos leído tus dos entradas “De revoluciones y otros problemas” y deseamos la pronta publicación de la tercera entrega.
    Inusuales tu objetividad, tu valentía, tu rigor, tu claridad, tu acertada valoración de la situación política en la que se encuentra nuestro país.
    Los separatistas, como bien dices, nos hacen retroceder a la Edad Media porque son los señores feudales del siglo XXI. Espero que no logren su propósito por el bien de Cataluña, de España y de la Unión Europea.
    Un fuerte abrazo de María Teresa y Jesús.

    • librosyabrazos dijo:

      Muchas gracias, queridos Jesús y María Teresa, por vuestras palabras. Creo que la situación actual nos exige a todos tomar conciencia y poner todo de nuestra parte, por muy poco que podamos hacer los ciudadanos corrientes, para evitar una verdadera tragedia… Intentaré terminar el artículo lo antes y mejor posible.
      Un gran abrazo,
      José María

  3. olivier Herrera Marín dijo:

    Querido José María:

    Estamos de acuerdo en la estrategia, el objetivo a alcanzar, evitar pacífica y democraticamente la independencia de Catalunya y la ruptura de España.

    Pero difiero absolutamente de tu táctica que la estimo tan pueril como nefasta al pretender tapar con un dedo el sol y negar que la Tierra gira a su alrededor

    Está es mi respuesta a tu artículo, y te ruego que la leas con atención y me des si lo estimas la adecuada y respetuosa respuesta, pues sencillamente creo que con medias verdades -que no te discuto- terminas por hecharle gasolina al fuego y pides ayuda a quienes representran los señores feudales de horca y cuchillo con derecho a pernada, la incultura e intolerancia de los barbaros hijos de Isabel y Fernando y de la Santa Inquisición , Felipe V y Fernando VII, Franco, Queipo de Llano y Millán-Astray, todos los apologístas del vivan las cadenas y muerte a la inteligencia, que se auto-justifican diciendo: Señor Juez, La mate por que era MÍA, por derecho de conquista

    Todos seremos responsables si se llega a consumar la ruptura de España por la falta de clase y de cintura, por el negacionismo de quienes ni entienden nada ni quieren escuchar y entender nada

    Con un fuerte abrazo

    Olivier

    I
    A LOS EMPRESARIOS QUE AGITA PODEMOS

    Leo en el País del 23/11/2014

    “El problema de Podemos”, explica un afamado empresario del Ibex, “es que no conocemos su proyecto; ni nosotros ni nadie. Hasta ahora se han limitado a poner un espejo que refleja la crisis política, económica e institucional, y a sacar partido del desencanto”. Lo dice con cierto desánimo, aunque en seguida añade con energía: “La única solución es actuar sobre lo que refleja ese espejo. Es urgente emprender la regeneración política e institucional de España desde dentro, porque o nos regeneramos o nos regeneran.

    Y es inconcebible el manifiesto desconocimiento de lo que representa PODEMOS por parte de los empresarios, y sobre todo, la miopía política que impera en el selecto grupo del Ibex. Escribo en mi propio nombre que políticamente no represento ni a PODEMOS ni a nadie. Pero si creo saber lo que quiere hacer y va a conseguir hacer toda esa juventud que hoy ocupa su lugar y toma la palabra para convertir en realidad nuestros viejos sueños de amor y de vida, de solidaria fraternidad, de igualdad y libertad. Me atrevo a decir cuánto digo en la plena convicción de que acierto de lleno pues en ellos me veo 50 años más joven y si fuese mujer diría: les reconozco como propios, les quiero y defiendo como si les hubiese parido.

    Si por ventura me llega a leer y escuchar alguno/a empresario/a del Ibex, me permitiré decirles con absoluta cordialidad y franqueza no se precipiten no se asusten y calma, mucha calma y tranquilidad, se lo dice el claro entendimiento de un antifranquista ya mayor, alumno político de Manuel Azcarate, en el París del 1971, que no dudo en presentar en las elecciones municipales del 1979 en Alcalà de Xivert a CAD (Candidats per un Ayuntament Democratic) una lista transversal e independiente frente a la trinidad del PCE: Zaragoza, Palomares y Carrillo, para terminar rompiendo toda dependencia orgánica y política con el Partido en octubre del 1980. Aquella flor a destiempo no hizo mayo ni anuncio la primavera, y sin dejar huella, fue cubierta por el polvo en el desván de la historia de la Transición.

    Treinta y cinco años más tarde, la metástasis del cáncer de la corrupción, la miopía oportunista y suicida de la casta política enfeudada en las cúpulas del PSOE y del PP y la falta de visión de conjunto y de cintura política de IU han convertido en una Necesidad Histórica el espectacular nacimiento de PODEMOS, y para asombro de los negados del PSOE que no pueden ni saben, y del nacionalismo españolista del Tea Party que niega la teoría de la evolución, aparece de la noche a la mañana PODEMOS dejando sin coartada y sin aliento a los partidos que avalaron el 1978 y siguen sosteniendo –HOY- la Restauración Borbónica.

    PODEMOS ha demostrado tener el valor, la información y la cultura que tienen los hijos más críticos de la in-modélica Transición y con el dominio y el alcance de Internet y de los medios de comunicación apuesta a lo más alto, a la toma democrática del Poder político el año 2015 para poder acometer los cambios políticos y económicos sustanciales e inaplazables que necesita España, empezando por reactivar el crédito para no tengan que cerrar y echar más gente al paro todas las empresas que siendo viables las ahoga y ejecuta la administración y la banca y al mismo tiempo potenciar las inversiones en las infraestructuras y los servicios públicos para que la sociedad civil recupere su lugar y bien estar dejando de ser la víctima propiciatoria y pagana de una crisis que no ha provocado.

    Rajoy y la cúpula del PP, los apóstoles del más ranció y cerril nacional imperialismo españolista están amortizados y desahuciados políticamente al carecer de razones y argumentos sólidos, de credibilidad y autoridad, de poder real y legítimo para reconducir la situación general de España y particular de Catalunya, donde abanderados por la incontinente cacatúa se han convertido en un cero a la izquierda y el hazmerreír de propios y extraños. Podemos quiere evitar que España se divida y rompa por Cataluña y Euskadi porque siendo españoles no son anti vascos ni anti catalanes y tienen la mano izquierda y el sentido común que han perdido Rajoy y su gobierno y cuantos sordos y ciegos le hacen el juego a la caverna del PP, al negarse a escuchar y ver, qué un estado es una gran familia y la violencia de género institucionalizada por los súper cabrones no le puede privar a nadie (sea mujer o pueblo) de su propia identidad y del derecho humano de SER y realizarse libre y plenamente. Podemos, tiene claro que España no podrá caminar si pierde sus principales locomotoras económicas, sociales y culturales al devenir un estado amputado, sin crédito político ni moral y sin peso para hacerse valer y respetar en EU, por ello, hará todo lo necesario y más para evitar la ruptura y el suicidio de España que están alentando los bomberos pirómanos que no saben ni contestan y envían a sus polichinelas a la cabeza de sus huestes y sus tercios mientras se camuflan y se esconden agazapados debajo de las camas recias y regias de los palacios de la Moncloa y la Zarzuela

    Los de Podemos, saben que los empresarios, empezando por los 35 del Ibex, no pueden seguir apostando por un caballo perdedor, flojo de remos, agotado, tísico y sin dientes que no sabe, no vale y no les sirve para garantizar el crecimiento sostenible de la macro y micro economía. Saben que la cúpula endogámica del PP sigue sin comprender que los intocables de la España cainita y La Escopeta Nacional van a rendir cuentas de sus latrocinios y felonías que se les ha terminado el chollo, y terminaran todos y todas al basurero de la historia si no al trullo. Con la dimisión de Ana Mato ha caído la última muralla y empieza la cuenta atrás para Aznar y Rajoy, a los que les habrá de faltar tiempo para echar balones fuera, sin poderse ocupar mucho ni poco de la estabilidad, la unidad y el futuro de una España que navega sin brújula ni timonel abandonada a su suerte en medio de la terrible galerna que la azota y hace crujir de dolor y espanto su quilla y palo mayor.

    Y nada puede esperar PODEMOS ni los EMPRESARIOS ni NADIE del Presidente del Gobierno ni del Jefe del Estado ni de sus cortes de los milagros, de todos los descerebrados vestidos de pingüinos. La pelota ya está en el terreno de juego y ninguna espada, torre ni muralla podrá mañana con la fuerza de la palabra y la voluntad soberana del pueblo.

    Pablo Iglesias no es el gurú de un aquelarre de profes iluminados, ni es ningún espejo-espejismo, en el que se reflejan y canalizan el desencanto político y las frustraciones de la ciudadanía (que también) PODEMOS, responde a una necesidad histórica, que se mueve con soltura en los medios de comunicación. Se nutre de la memoria histórica del pueblo y de las fuentes que alumbraron las enseñanzas de los auténticos humanistas y los maestros de la praxis en la mejor tradición Gramsciana. Podemos volará más alto e irá más lejos al ver la realidad y comprender que debían prescindir de las sopas de letras, romper amarras y soltar el lastre de los viejos clichés y esquemas maniqueos, de los estériles dogmas comunistas que destruyeron todo el crédito que se habían ganado a pulso el PSUC y el PCE durante la tétrica noche (de 40 años) de plomo y de silencio.

    PODEMOS, recogerá las brevas maduras que caerán en las urnas de La Pell de Brau la próxima primavera dándole un vuelco político al desolado panorama de corrupción e impotencia que nos ofrecen, hoy, los partidos tradicionales de la pobre España pobre, desestructurada y hundida, desarmada y cautiva, vendida por Felipe González y ZP, Aznar y Rajoy, por el PSOE y el PP, a los intereses espurios de Bush padre e hijo, de La Merkel y de Obama, de La Troika y La OTAN.

    El Consejo Ciudadano de Podemos, el máximo órgano de dirección política del partido, celebra mañana 29 de noviembre su reunión, en la que los asuntos prioritarios serán el programa económico contra la crisis, la cuestión territorial y el proceso constituyente.

    Toda La Pell de Brau o España entera, empezando Catalunya y Euskadi, las dos nacionalidades históricas por antonomasia, estará pendiente de sus resoluciones, pues nada podemos esperar ya del PP y bien poca confianza nos inspira un PSOE que a buenas horas nos habla de la Reforma Constitucional y de la España Federal sin precisar lo que entiende de la España Plurinacional y sin pedirle antes perdón a Catalunya por la infame felonía un iluso ilusionista tan incoherente como cobarde, un presidente incapaz de dimitir al no poder honrar y cumplir la palabra pública y libremente empeñada con Catalunya y ante España.

    Olivier Herrera Marin

    Presidente de POETAP

    Poetas de la Tierra y Amigos de la Poesía

    • librosyabrazos dijo:

      He leído con atención tu largo comentario y te agradezco que, puesto que consideras que estoy en un error, intentes sacarme de él pero los argumentos que empleas no me convencen en absoluto. Por otra parte, te aseguro que antes de pedir ayuda a los personajes que amalgamas y vituperas tengo una larga lista de personas que me parecen mucho más cercanas a mí. En cuanto a Podemos, al que tanto admiras, yo prefiero esperar a que concreten más sus programas y a conocer más detalles de la coherencia que pueda haber (o no haber) entre lo que dicen y lo que hacen para poder emitir un juicio objetivo.
      Saludos.
      José María

  4. El problema en las revoluciones surge cuando tras estas no hay ideas, propuestas, afán de construcción y no solo de destrucción. En nuestra época vivimos una crisis en todos los ámbitos, también en el ideológico. Pablo Iglesias, espuma de aquella marea vital pero inútil en la práctica que fueron “los indignados”, se ha aprovechado de la desilusión general de los ciudadanos hacia la política, pero su propuesta está vacía (mucho ruido y pocas nueces, que dice el refrán; habrá que verlo gobernando). En un momento histórico como el actual, solo nos salvará leer, reflexionar y pensar, para tratar de superar la crisis de valores que nos asola y, entonces sí, conseguir una sociedad más justa y democrática.

    • librosyabrazos dijo:

      Gracias por participar, Marina. Me gusta tu definición sobre «Pablo Iglesias, espuma de aquella marea vital pero inútil en la práctica que fueron “los indignados”, se ha aprovechado de la desilusión general de los ciudadanos hacia la política, pero su propuesta está vacía[…]». Yo dije en 2011 algo que podría ser una premonición de lo que opinas
      (en http://librosyabrazos.es/2011/05/22/15-m/
      «Una multitud compleja y abigarrada de perjudicados o excluidos del Sistema, que ahora se rebela contra él, sometida a diversas presiones y al juicio de las distintas fuerzas sociales. Sometida quizá también a las ambiciones de los «mediadores» y las «vanguardias» que tratarán de aprovechar la situación en su beneficio.» 

  5. Olivier Herrera Marín dijo:

    Pues si amigo José María

    Admiro a PODEMOS por razones objetivas y subjetivas, admiro a la juventud más lucida y comprometida, y por NECESIDAD HISTORICA, que a mi, ya no me valen el PP ni el PSOE, e IU va muy sobrada de dogmatismo para enfrentar y resolver la CRISIS económica y política, de valores y de modelo de estado

    Y como a ti, me ocupa y preocupa las consecuencias dramáticas que puede alcanzar la ruptura indeseada e indeseable de Españá, si se llega a consumar.

    Por obra y gracia de una clase política sin clase ni cintura y por los silentes de la Zarzuela que se columpian a la sombra de la higuera, por cuantos no entienden nada ni quieren escuchar y entender nada

    El órdago de Junqueras y de Más lo paramos entre todos los que PODEMOS pacífica y democráticamente (con ideas y razones, palabras de solidaridad, de amor sincero y respeto mutuo, con música de cámara y popular, con cantos y ofrendas a la Virgen de Montserrat, con flores y cajas de bombones a las Pubilles de Catalunya -si es preciso-) o no lo para ni dios

    Que hay que barrer con la escoba de las urnas el 2015 a todos los bomberos pirómanos

    Y si mañana, no PODEMOS impedir el divorcio, evitemos al menos toda violencia gratuita e irreparable y procuremos que este sea civilizado, pactándolo todo de mutuo acuerdo, sin golpes bajos y zancadillas, sin traumas insuperables, haciendo de la necesidad virtud, y que ese día aciago, se pueda convertir en el principio de algo nuevo para luego poder volver a casarnos recomponiendo la más libre y leal, necesaria y sólida unidad partiendo de otras bases y presupuestos a la larga quizás más solidarios y fructíferos para todos.

    Más explicito y claro no puedo ser, opino que a la gente que nos quiere abandonar no se la insulta ni se la amenaza ni se la encarcela ni se la fusila, que se la escucha y se la invita a cenar al mejor restaurante de la ciudad, se le proponen relaciones estrechas profundas y sinceras de respeto y amor y se le regalan flores y poemas, bombones de chocolate.

    Al menos eso es lo que yo pienso y no me ha ido nada mal en la vida para resolver las diferencias objetivas y los desencuentros fruto de la falta de cintura y comunicación entre los que se complementa y necesitan mutuamente

    Un abrazo

    Con todo mi respeto y afecto

  6. librosyabrazos dijo:

    Te recomiendo la lectura de este artículo del poeta, novelista y columnista Félix de Azúa:
    http://elpais.com/elpais/2014/11/28/opinion/1417202506_176244.html, que me ha parecido especialmente esclarecedor.

  7. Olivier Herrera Marín dijo:

    Sea dicho, con todos mis respetos, al icono mayor, Félix de Azúa,

    Que leo más de lo mismo y leña al mono que lleva coleta
    Arriba y abajo

    Con medias verdades sentarón y sientan catedrá, Pemán y todos los poetas geniales
    Los obispos, cardenales y generales de la España ¡UNA!! …

    Y con Félix de Azúa y su discurso neo… me río para no llorar

    Y no sigo, primero, por no zaherir a nadie y por el respeto y estima que te tengo, José María

    Luego, y sobre todo, porque al fin y al cabo, todos, YO TAMBIÉN, nos podemos equivocar con PODEMOS

    El TIEMPO dará y quitará razones, que lo demás, ahora y aquí, puede ser el anuncio de un tiempo nuevo, la nueva era política que yo predicaba en el desierto, hace ya 35 años, o puede ser todo, pura especulación, filias y fobias, proyecciones de nuestras propias carencias y frustaciones, espectativas, fantasias, sueños de una noche de verano, quimeras, elucubraciones sin sentido ni trascendencia.

    En la inmensa soledad del desierto
    Cuelga la luna esta noche su espejo
    Flota el eco de mi voz en el silencio

    Con un fuerte y solidario abrazo para ti y para cuantos/as han expresado su sincera y legitima preocupación sobre el tema que nos ocupa, Cataluña y PODEMOS

    Olivier Herrera Marín

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