En mi modesta opinión, el discurso más importante de los que se escucharon ayer en el Congreso de los Diputados fue el pronunciado por el portavoz del Grupo Esquerra Republicana Joan Tardà i Coma. Merece la pena releerlo y analizarlo. A pesar de que, según nuestro sistema democrático y por su juramento o promesa a la Constitución vigente, Tardá es, como todos y cada uno de los miembros de las Cortes, un representante de todo el pueblo español y depositario y garante de la soberanía nacional, el portavoz de Esquerra asume con descaro y entusiasmo el papel de ser el máximo representante en el Congreso del desafío secesionista al Estado que se desarrolla e incrementa en estos años en Cataluña. Buen orador y con arrogancia calculada, mezclando hábilmente argumentos demagógicos con groseras mentiras, combinando amenazas con cumplidos y haciendo implícito desprecio del asunto que se debate en esta sesión, anuncia que el golpe de estado (que él naturalmente, enmascara con las frases de «mandato del pueblo», «proceso democrático», etc.) se producirá en los próximos meses independientemente de lo que haga o diga el Congreso o las distintas instituciones del Estado, incluyendo el Tribunal Constitucional. No es novedad en Tardá ni en los secesionistas esta posición pero quizá ayer, por la ocasión y el tono más desafiante, subió un peldaño, teniendo en cuenta además que, por la gran audiencia que el debate había despertado dentro y fuera de España, el Congreso se convertía en una tribuna y un altavoz de gran valor para los secesionistas. Y aunque la respuesta de Rajoy fue correcta, desde el punto de vista legal, y hasta brillante, en el aire quedó el desafío y, a la postre, muchos ciudadanos de Cataluña y del resto de España pueden tener la sensación de que la posición de los golpistas queda fortalecida porque, por encima de las palabras, queda la sensación de, que hagan lo que hagan, el Estado seguirá con su política de «apaciguamiento y financiación» y ellos quedarán impunes y dedicando ingentes recursos a su proceso de secesión.
Discurso de Tardà – Respuesta de Rajoy
Sin suscribir una sola palabra de cuanto dijo ayer en el Congreso el señor Tardà, salvo aquello de que los ciudadanos catalanes son pacíficos y cívicos, he de reconocer que asistimos al discurso vibrante de un parlamentario que, sin tapujos y sin papeles, expuso con vehemencia sus posiciones políticas. Sin payasadas. Y dentro de su más pura coherencia nacionalista. Qué pena que se pierda tanta energía defendiendo una Cataluña que solo existe en su imaginación, alejada de lo que pensamos el resto de los españoles que conocemos otra Cataluña cuya prosperidad es el resultado del esfuerzo colectivo de todos los españoles. Pero, al menos, y a diferencia de otros, tiene muy claro lo que quiere y a lo que aspira. Aunque no parece que sea el Parlamento -la casa de todos los españoles- el lugar más idóneo para poner en entredicho la realidad de la unidad e igualdad de personas y pueblos que constituyen la nacion española.
Fernando Carratalá
Gracias por participar, de forma tan positiva, Fernando. Pones bien el dedo en la llaga: si estos separatistas volvieran a la realidad y emplearan sus capacidades para mejorar la vida de todos y no solamente de su tribu, mejor nos iría…