My Name is Joe, nuestro nombre es Victoria

(ApaJoereció un texto que escribí hace casi 20 años sobre una película que tuvo entonces mucha resonancia: Mi nombre es Joe (My Name is Joe), Kem Loach, Reino Unido, 1998, guion de Paul Laverty, con diversos premios, entre ellos el «Espiga de Oro: Mejor película» en el Festival de
Valladolid de ese año.
Una historia de alcoholismo y otras drogas… y de regeneración. Lo reproduzco tal cual, suprimiendo la dedicatoria, que hoy estaría fuera de contexto.)

Mi nombre es Joe. Soy buena persona, pero todo me sale mal. Me empujan, me exprimen, me marginan. Cuando trabajo, soy poco eficiente; cuando estudio, me equivoco; cuando pienso, me pierdo; cuando amo, hiero. Voy dando tumbos, siempre a punto de hundirme en el mar de los negocios o los trapicheos egoístas.
Cuando me adentro en los territorios de los poderosos, me toca hacer de criado, de prostituta…
Cuando me canso de mirar por las ventanas de sus palacios, codiciando sus migajas, y asumo mi derrota, me hundo en la basura de las drogas, me estímulo con mierda, me mato para conseguir sueños placenteros.
Tengo pocos amigos
y cada uno de ellos es, como yo, débil, solitario. Somos tiernos, pero nuestra ternura es torpe, errática. Nos creemos libres, pero estamos llenos de cadenas por todas partes.
Sí, mi nombre es Joe.
O Sarah, o Liam, o Sabine. O José, o María, o Iván, o Katerina, o Mbe, o Li o MaBuena gente, perdidos en los vericuetos del sistema, mal alimentados, mal educados, mal orientados. Uno a uno nos cazan, nos maltratan, nos humillan, nos explotan. Los poderosos nos envían a sus McGowan para amedrentarnos, prostituirnos, someternos.
Pero nos unimos y ya no somos unos individuos dispersos, asustado
s. Además de Joe, Sarah, Liam, Sabine, Iván, Katerina, Mba, Li, Ma… somos una multitud organizada, un conjunto articulado, una fuerza vigorosa, invencible. Y entonces todos los poderosos miserables, los parásitos que comercian con la ignorancia, el miedo y la miseria, tiemblan, retroceden. Ya no pueden empujarme, maltratarme, maltratarnos. Somos nosotros los que organizamos nuestras tareas, los que dirigimos nuestros afanes, los que controlamos nuestros sueños; los que, luchando por romper nuestras cadenas, acabamos con todos los dolores y mezquindades del egoísmo. Se hace la luz en nuestros cerebros y nuestros músculos se tensan para acometer eficazmente todas las labores.
Sí:
mi nombre es Joe. : nuestro nombre es Victoria.

Madrid 4 de marzo de 1999

Entradas relacionadas:

Esta entrada ha sido publicada en Crítica y etiquetada como , , . Guarda el enlace permanente.

2 respuestas a My Name is Joe, nuestro nombre es Victoria

  1. J. Gustavo Catalán dijo:

    Estimulante. En los tiempos que corren, no estaría de más que todos nos hiciésemos parecida reflexión…
    Saludos cordiales

  2. librosyabrazos dijo:

    Gracias por participar. Estoy de acuerdo: es preciso reflexionar sobre la necesidad (que viene de lejos y perdurará por muchos cambios que que se produzcan en la sociedad) de practicar el apoyo mutuo, la solidaridad, la fraternidad.

Responder a J. Gustavo Catalán Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.