«La indomable palabra»

Instituto Cervantes, sede central en Madrid. 8 de julio de 2014. Presentación del libro José García Nieto, Poesía. Antología conmemorativa del centenario del nacimiento, en excelente edición de Joaquín Benito de Lucas, editado por Fundación Banco Santander en su colección Poesía Fundamental, bajo la responsabilidad literaria de Francisco Javier Expósito. El magnífico salón repleto de un público atento y una mesa de lujo (Joaquín Benito de Lucas, poeta y responsable de la edición; el director del Cervantes, Víctor García de la Concha; el presidente de la Fundación Banco Santander, Borja Baselga, y Paloma García Nieto, presidenta de la Fundación José García Nieto) con  cuatro magníficas intervenciones.
«Ahora que te veo tan iluminada e indefensa, que parece que me invitas a que te cobije, y que no entiendo del todo el puente que hay de mis brazos a los tuyos, la distancia infinita que los separa; ahora que por tu orilla pasa un viento indomable, un relámpago de luz prometedora; ahora que ensayas palabras que solo tú comprendes, pienso en el día grave de un mañana en el que yo no podré consultar el metal indescifrable de tus ojos donde me miro y te estoy mirando.» (p. 453.)
Como tantas veces ocurre, lo más pequeño puede explicarnos la grandeza de todo el universo; así, esta frase del poeta que acabo de transcribir, en una carta a su nieta Sara, que ha permanecido hasta hoy inédita, puede reflejarnos toda su poesía, toda su poética (que él sabe que no se puede explicar), todo su tremendo intento de ubicarse humanamente (con más o menos acierto, con más o menos coraje) en una sociedad que intentaba superar una terrible guerra civil y que necesitaba, para no pudrirse, sacar a la Poesía de las trincheras y llevarla al corazón de los hombres… De los hombres de su tiempo y de los tiempos que habrían de venir; para hablarles «de la indomable palabra, la esperanza, vencedora de todos los desencantos» (p. 454.) Porque el poeta sabe que es en el futuro, sólo en el futuro, donde pueden resolverse algunas graves cuestiones que el hombre se ha planteado desde que se puso de pie… y que ese futuro ya no es de los que nos vamos sino de los que están viniendo, de esos niños que, como su nieta, con «cada gesto y cada movimiento y cada sonrisa tuyos están creando el mundo [porque] Sólo en ti, en ti, tan niña, en todos los niños como tú está la pura, la incontaminada señal de la existencia.» (p. 454.)
Por supuesto, hay que leer toda la poesía de José García Nieto y su biografía, sus esfuerzos (Garcilaso, Canto, Escorial…) «con más o menos acierto, con más o menos coraje» por generar un diálogo entre poetas, por reunirlos en un territorio donde no hubiera exilios ni rencores, por liberar a la Poesía de fosos y fronteras. Pero hoy atendamos solo a esta bellísima carta, a ese hermoso mensaje para su nieta (¡qué privilegio escucharla directamente de los labios de la propia Sara, qué emoción reunir en un momento mágico el pasado, el presente… y el futuro!), para todos los niños del mundo que vendrán después de nosotros, para sus «diez, [sus] veinte, [sus] treinta años. O más, o más.» (p. 456.) Sabiendo que «el mundo que te rodee entonces no sé cómo será.» (p. 454.) Nadie lo sabe: desde luego, los que nos vamos, por mucho que nos esforcemos, no sabemos cómo será el mundo: quizá en muchos sentidos, mejor que el nuestro o quizá a nuestros nietos les esperen guerras y calamidades peores de las que vivimos en nuestra infancia, en nuestra juventud; quizá… Sin embargo, podemos asegurar que en esos mundos por venir siempre será el hombre, el ser humano, el centro de todas las cuestiones y siempre será la poesía en forma de esperanza (la esperanza en forma de poesía) «la indomable palabra […] vencedora de todos los desencantos.»

 

 

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5 respuestas a «La indomable palabra»

  1. Carmen dijo:

    ¡Que suerte tenéis los que
    sois abuelos!

  2. Mamen dijo:

    Creo que a menudo albergo los mismos temores y desgraciadamente no tantas esperanzas.

  3. El tema es importante. Yo mismo llevo tiempo intentando una carta a mis nietas sobre temas parecidos… Claro que es evidente que a mí no me van a dar el Cervantes… pero intentaré decir algo que merezca la pena.

    • José Antonio Camacho dijo:

      Hola, José María:
      No te darán el Cervantes, pero ¡qué gusto da leerte!
      Yo aún no tengo nietos. Y no voy a decir que los esté esperando como agua de mayo, pero en el colegio disfruto cada día más conviviendo con los más pequeños. Así pues, supongo, que si alguna vez llegan los nietos ese disfrute se convertirá en aunténtico regocijo.
      Espero que esa carta que estás intentando a las tuyas te brote cuanto antes y la compartas con los amigos.
      Un abrazo.

      • Gracias, José Antonio. Ya sabes cuánto necesito a mis lectores/amigos y cuánto os debo… A ver si este verano puedo escribir un poco más… y un poco mejor. La verdad es que los docentes tenéis el privilegio de ver cada día cómo la vida crece a vuestro alrededor… pero nada como combinar eso con la «llamada de la sangre».
        Un abrazote,
        JM

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