La parte de creatividad que tiene el oficio de editor se concreta en los textos de presentación (solapas, cuartas de cubierta, etc.) o en las notas del editor que necesitan algunos de los libros (cuantas menos, mejor) y, sobre todo, en las colecciones. No puede haber una buena editorial, en mi modesta opinión, sin desarrollar alguna buena colección de libros, o sea, el editor agrupa dentro de un mismo conjunto libros variados de diferentes autores o temas, etc., pero que responden a unos parámetros comunes, tanto en el contenido como, sobre todo, en la forma. Aunque la evolución del mercado (cada vez más confuso, inestable, inseguro, etc.) ha reducido mucho el valor tanto intelectual como comercial de las colecciones editoriales no creo que haya que dar por acabado esta labor que, como decía antes, es fundamental en la profesión de editor.
Sirva todo esto como introducción a la categoría que pretendo iniciar hoy con esta entrada a la que llamaré «Mis colecciones».
Desde el principio de mi actividad editorial me propuse poner en pie alguna colección importante, es decir, una serie de libros que ofrecer a los amigos lectores, con temas, contenidos y formatos que respondieran al ideario de la editorial y que pudieran permanecer en el mercado como consecuencia de permanecer en las librerías y en las bibliotecas. Tarea difícil porque, como decía antes, la tendencia del mercado ha sido en todos estos años a destacar cada vez más el libro de temporada, el libro promocionado, etc. más que al libro que se comprende sobre todo, dentro de una colección.
Tenía buenos ejemplos, de los que puedo citar algunos de los que se me vienen ahora mismo a la memoria. Seguro que en la memoria de los lectores veteranos permanecen colecciones tan importantes como la popular Austral, de Espasa-Calpe (cuando era una empresa independiente antes de integrarse en el grupo Planeta), la especializada Biblioteca Románica Hispánica (que dirigió en Gredos tantos años don Dámaso Alonso), la acreditada Biblioteca Breve de Seix Barral, la renovadora Libro de Bolsillo de Alianza Editorial (de mi amigo Diego Hidalgo) que sería también absorbida por el Grupo Anaya o, más modernamente, colecciones que irrumpieron con mucha esperanza en el panorama editorial español del postfranquismo, como la Paloma Atlántica de Taller de Ediciones JB, la colección Aloclaro de Editorial Popular, o la colección Lee y Discute de Zyx (que tanto utilicé yo en mi labor proselitista por los años 70 del siglo pasado).
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Hagamos por tanto un recorrido por las principales colecciones que Ediciones de la Torre ha ofrecido a sus lectores, empezando, en esta primera entrada, por la última, por la que acabamos de presentar en la Feria del Libro de Madrid de este año: Aljófares.
Comencemos por decir que es casi imposible ofrecer una colección absolutamente original, por contenidos, por formatos, por tipos de impresión, por precio, etc, etc… cada vez que uno cree haber descubierto una cosa absolutamente original, si busca, encuentra muchos antecedentes, alguna colección muy parecida y, en ocasiones, prácticamente igual. Por ello Aljófares también tendrá sin duda muchos elementos comunes con otras colecciones similares, aunque puedo afirmar que desde el momento en el que la ideé rechacé la idea de copiar (aunque a mí me han copiado algunas de mis colecciones) cualquier colección de las existentes actualmente o de las que he manejado a lo largo de mi vida lectora. Pero hay que decir, que cuando ya tenía la colección diseñada y ya había comprobado que en determinados aspectos seguía las huellas de otras colecciones anteriores, pero sin mimetizarlas, como los Crisolines de Aguilar (éstos en tapa dura y Aljófares en rústica y con muchas menos páginas), me encontré por casualidad con una edición realizada por el gran Manuel Altolaguirre en México que podía haber inspirado perfectamente mi Aljófares.
La idea de Aljófares surgió primero como unos libritos de 32 páginas de 75 x 105 mm. es decir, dos hojas DIN A4 plegados hasta formar un tomito, para hacer en la propia impresora de la editorial. Realmente yo vengo haciendo esto desde hace años: unas libretitas en ese tamaño y con ese número de páginas, para poder tomar notas en cualquier momento. Si una vez plegados esos dos folios partimos un folio a la larga por la mitad podemos hacer una cubierta con solapas y graparlo a caballete, obteniendo un librito que se podría definir así: tomito de 32 pp. más cubierta con solapas, en formato 74 x 105 mm. rústica, cosido a caballete e intonso (es decir, sin cortar los pliegos). Como había leído recientemente un precioso cuento de doña Emilia Pardo Bazán, «El aljófar», se me ocurrió que se podía hacer una colección de libros manuales que respondiera a la idea de «perlitas» y materializar la idea de que cualquiera puede imprimir dos folios en su impresora, plegarlos, cubrirlos de la forma que he definido antes, y graparlos, de manera que le queda un librito totalmente «rústico» pero muy atractivo. De hecho, invito a cualquiera a hacerlo así, y se divertirá mucho transformando en «libro» su propio cuento, una carta, una lista, etc… con un simple programa de tratamiento de textos (Word, open office…) y una impresora. La mayor dificultad estriba en colocar las páginas para que al plegarse quede bien colocado, pero con un poco de destreza se consigue (en todo caso, si alguien quiere intentarlo me ofrezco a explicarle cómo se hace fácilmente). Así que ya creía tener definida la nueva colección y qué mejor que empezarla con este magnífico cuento de una de nuestras más grandes escritoras (y ejemplo de persona liberada y liberal). Realicé un «prototipo» con este primer número de esta nueva colección e hice un sondeo entre 10 ó 12 personas amigas de la editorial a las que pedí opinión y consejo, después de explicarles la idea fundamental de la colección (cuentos, pequeños poemarios o escenas teatrales, documentos, o pequeños ensayos, presentados de forma modesta pero atractiva y a precio muy bajo) obteniendo los siguientes resultados:
- ¡Qué bonito, qué original, va a gustar mucho!
- Es un magnífico regalo, mucha gente que vaya a la librería le gustará comprar uno o varios ejemplares, para ir haciendo buenos obsequios a sus amigos y familiares.
- Claro que… este tipo de libros tienen que ser muy baratos, y ofertarse de manera que se puedan exhibir varios a la vez y estimular la compra de varios tomitos juntos. ¡Hay que fijar el PVP en 2 euros!
- ¡Ni hablar de libro intonso! El lector de hoy no puede entretenerse en cortar los pliegos. Y, por otra parte, nada de cubierta en negro sobre cartulina roja (como estaba el prototipo): una cubierta a todo color, y, además, unos distintivos para cada sección (cuentos, poesía y teatro, ensayo, documentos) de la colección.
- Ojo, tanto si son autores consagrados como si son nuevos hay que cuidar mucho los contenidos para conseguir que quien compre un título busque otros.
Definida ya la colección y renunciado a imprimir y encuadernar «artesanalmente» había pues que conseguir una imprenta que pudiera hacer un «producto» barato (teniendo en cuenta, además, que las tiradas no pueden ser elevadas). Paco Arellano y su Biblioteca del Laberinto lo resolvió, y muy bien, por cierto: la colección ha quedado espléndida, de contenido y también de forma; como decimos en la nota de presentación, se trata de «Perlitas de buena literatura, en ediciones asequibles, de agradable lectura y fácil conservación»… Y si no, véanse los primeros ocho títulos:
1. Emilia Pardo Bazán: El aljófar
2. Jorge Manrique: Coplas a la muerte de su padre
3. Benito Pérez Galdós: La sociedad presente como materia novelable
4. Declaración de los Derechos del Niño – Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana
5. Charles Dickens: Historia de nadie
6. Ch. Abada: El soldado y el emperador
7. Miguel de Cervantes: El retablo de maese Pedro
8. Rogelio Blanco Martínez: La lectura
Y además, una vez lanzada la colección, se nos ocurrió convocar un concurso internacional de cuentos e incluir a los ganadores en la correspondiente sección de la colección, y alimentar de esta forma uno de los sueños de todo editor, cual es el de descubrir nuevos autores importantes. Así que, a reserva de lo que decidan nuestros amigos lectores (que, parafraseando a don Benito en su inteligente discurso de entrada en la RAE, son nuestra inspiración y nuestro juez al mismo tiempo), no sólo deseamos sino que auguramos una feliz trayectoria a Aljófares. Por lo que hemos visto en la Feria, la colección es atractiva. A ver qué nos dicen los libreros a los que están llegando estos días los primeros ejemplares.
Querido José María:
¡Incansable! Los de espíritu volador no podéis parar ni un momento.
Gracias por ofrecernos otra perla más de la que disfrutar en el panorama editorial y “larga vida” a estos Aljófares. Que vayan sembrando nuestras mentes de nuevos destellos.
José Antonio Camacho.
¡Gracias, José Antonio! Estoy muy ilusionado con esta nueva colección y agradezco sinceramente cualquier apoyo que reciba. A ver si tenemos suerte y conseguimos muchos lectores.
Un abrazote.
José María
Estimado José María, permíteme que haga mío el comentario de tu amigo J.A. Camacho. Poco te conozco, aunque intuyo que… cada palabra de tu amigo, no solo te define con atino (frase que podría ser lapidaria), sino te anima a seguir en el empeño de sembrar nuestras mentes de nuevos destellos.
Insisto… en mi comentario privado… Eres un hombre singular, no me cabe duda!!.
Gracias de nuevo.
Un abrazo enorme.
Paloma de Roda
¡Gracias, Paloma! Da gusto tener amigos generosos que nos valoran no por nuestros pequeños logros sino por nuestros grandes esfuerzos… Ello me estimula a seguir escribiendo y, sobre todo, a seguir editando. A ver si pasa la puñetera crisis y podemos hacer un mundo lleno de buenos libros en manos de inteligentes lectores.
Una abrazote,
José María
¡Mucha suerte con la colección, José María, y que el premio que habéis inaugurado este año dé lugar a descubrir muchos nuevos talentos! Un beso, S.